MISCELÁNEA

La mujer mexicana en la ciencia (I/IV, Los antecedentes)

Jesús Cayetano Norberto
Si revisamos la historia no solo de México, si no del mundo entero nos toparemos que la mujer siempre fue vista inferior a la figura del hombre, limitada solo a cumplir ciertas ocupaciones domésticas como madre y esposa; sin acceso a recibir educación, subestimando su capacidad de creación, investigación y de producción.

El primer despertar de la mujer la escribió la inglesa Mary Wollstonecraft en 1792 en su libro, “Vindicación de los derechos de la mujer”. En ella se hace una defensa de los derechos de las mujeres contra su anulación social y jurídica.
Esta obra es tenida como el comienzo del movimiento feminista contemporáneo, pues en ella se defiende el derecho al trabajo igualitario, a la educación de las mujeres y a su participación en la vida pública.
En el México colonizado, la formación de las mujeres fue tomar el rol de monjas, maestras normalistas y enfermeras, estas dos últimas remuneradas, mientras que las mujeres con mayor recurso fueron las escritoras, músicas y artistas visuales.
Sin embargo, la educación de la mujer fue permitida hasta el año de 1840 de manera formal en la Academia, su enseñanza quedo restringida solo ha algunas áreas. Lo referente a la capacitación artesanal o de oficio, estaba dirigida a mujeres de clases medias y bajas. Sin embargo, la gran población de indígenas y mestizas eran de áreas rurales, esto es, la mayor parte de la población femenina del país no tuvo acceso a ningún tipo de educación escolarizada.
Para 1896 se funda la escuela Teórico practica de Obstetricia para mujeres en un hospital de la ciudad de México, en la que podían asistir señoritas mayores de veinte años que hubieran terminado la primaria y que tuvieran certificado de buena conducta.
Para finales del siglo XIX, el presidente Porfirio Díaz, siguió en la línea de la desigualdad entre hombres y mujeres principalmente en el plano educativo, ya que los hombres asistieron a las escuelas de educación superior y las mujeres a la de educación secundaria.
La Secretaria de Educación Pública, creada en 1921, reconoció la necesidad de la mujer haciéndoles un llamado especial para educar al país. Los cambios tan rápidos y radicales registrados en nuestro país durante este tiempo indujeron a que la mujer fuera tomada en cuenta en el plano de la educación superior.
La mujer abrió brecha y comenzó incursionar  en carrera consideradas exclusivamente para hombres, fue así que el 11 de Febrero de 1930, Concepción Mendizábal, estudiante de la Escuela Nacional de Ingeniería (ENI); obtuvo el título de ingeniera civil, al sustentar el examen profesional con la tesis: “Proyecto de una torre elevada de concreto armado para 300 m3 de agua, de 20 metros de alto con un mirador en la parte superior; desarrollando los principales detalles de la construcción.
En el transcurso de los próximos años, se fueron sumando otras mujeres, en el ramo de la ingeniería civil, Topografía y Geología, pero seguían siendo contadas con los dedos de la mano.
A finales de 1990, por primera vez en la historia de la educación media superior en México, la matrícula por sexo se igualó en términos porcentuales. A nivel licenciatura, existen carreras donde la población femenina rebasa el 50 por ciento y otras en las que escasamente llega a una décima porcentual, esto en el ciclo escolar 2012-2013.
La mujer comenzó a ocupar roles más relevantes en distintas funciones, tanto en el campo laboral, político y científico. Lamentablemente la mujer se ha seguido encontrando con barreras que le han hecho difícil el acceso a la educación y al trabajo, debido al poco alcance de la igualdad de género.

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