MEMORÁNDUM

Gerardo ruano cástulo

*** ¿Aires de cambio? 

Las personas pasaban por el acceso a la vecindad, sin prestar atención a la humedad que presentaba el piso. A lo mucho, algunos de ellos, reparaban en la pequeña gota que salía de la tubería. Después de tres días, se escucharon las quejas. No había agua en los depósitos. Ahora sí, se levantaba la voz, en contra del dueño, para reclamar de la fuga del vital líquido.

El dueño, ante los reclamos llegó al lugar. Escuchó lo acontecido. Y sin más, les dijo, “Tuvieron que esperar a que se tirara toda el agua, para reclamarme de la fuga. ¿Por qué no lo hicieron antes? ¿No acaso, son sus familias las que necesitan del agua? El mayor mal, no es la falta de agua ahora, sino la indiferencia con la que se ha actuado. Ante esto, me pregunto: ¿Servirá de algo la experiencia de hoy? Porque el plomero reparará la fuga. ¿Ustedes dejarán de hacerse de la vista gorda? (Del taller de la imaginación de Juan Francisco R.)
Lo hemos dicho con toda puntualidad, “para que el fracaso llegue, simplemente hay que sentarse y no hacer nada”. La indiferencia es una de las tintas preferidas de la calamidad. Por ese vicio, existen después muchas historias de lamentaciones.
En ese sentido, la historia que antecede éste comentario, nos sirve de marco para hablar de lo que hoy acontece en la Sección XXVIII del SUSPEG, que aglutina a los trabajadores de base de los municipios de Chilpancingo, Mochitlán y Quechultenango, en donde se desarrolla el proceso electoral para renovar a la dirigencia.
Se sabe, que soplan fuertes aires de cambio por ese rumbo. Por esa razón, se puede apreciar la existencia de 5 planillas que buscan la Secretaría General. En el Ayuntamiento capitalino, por lo menos, se percibe un ánimo de inconformidad, que se puede ver, en el surgimiento del llamado Sindicato Independiente, que significa un duro golpe para la sección XXVIII.
El que se hayan desprendido diferentes grupos de quienes han ostentado el poder en la dirigencia, podría entenderse como una lucha de intereses. Algunos podrían llamarle ambición política. Otros, llanamente, la necesidad de un cambio.
En ese marco, por eso no me resulta extraño el crecimiento registrado por la planilla VERDE, quien lleva como candidato a Secretario General a J. Natividad Adame Martínez, quien hace cuatro años quedó a 19 votos del éxito electoral.
No me resulta extraño el posicionamiento de Natividad Adame, por cuestiones elementales; la primera de ellas, es el personaje que la historia registra, como el fundador de la Sección XXVIII del SUSPEG. O sea, que en justicia, bien podría haber quienes estén dispuestos a darle ahora la oportunidad de ser el dirigente.
Además de esto, el ponerse al frente del fuego, con el intento de gravar el aguinaldo, le debe haber dado muy buenos bonos ante los trabajadores, luego de refrendar, con ese hecho, que es ajeno a los tratos en lo oscurito y que sus luchas, son las de la base. 
Mejor aún, en aquella ocasión, se sabe que llegaron a ofrecerle el pago adelantado, para que se retirara del movimiento, lo cual no aceptó, demostrando que su trabajo y lucha es social, y no con fines personales y mezquinos.
En los hechos, Natividad Adame ha dado señales de ser un líder responsable. De apostar por fortalecer a la sección. De proponer la defensa de todos los espacios ganados por el sindicato. Y de promover una gestión responsable, en donde la autoridad haga la parte que le toca. Nada de exigir a los trabajadores, sin que cuenten con lo necesario para el cumplimiento de sus deberes.
Por las experiencias que ha tenido en la vida, Natividad Adame, sabe de injusticias en contra de su misma persona, que le llevaron inclusive a ser reprendido con la privación de su libertad. Por eso, ya demostró que tiene el valor para encabezar una gestión alejada del maridaje con las autoridades, que tanto daño hace al sindicalismo.
Si, en la sección XXVIII del SUSPEG, apuestan por el cambio, no me sorprende, que esa opción la represente Natividad Adame, con la planilla VERDE. Esa es la cuestión.

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