MEMORÁNDUM

Gerardo Ruano Cástulo

*** El poder del agradecimiento

Era considerada la mejor empleada de la empresa. Siempre la primera en llegar al trabajo. Su eficacia, se veía en la forma puntual de atender los asuntos, que se ponían en sus manos. Todos admiraban el saldo de su trabajo. Por su escritorio se respiraba orden y exigencia.
Ninguno de los jefes que había pasado por ese lugar, había tenido alguna queja de ella. Lo único que sus compañeros cuestionaban, era su expresión fría. Mucha seriedad reflejaba su rostro. Nulas sonrisas. Todo era ser formal y exigente. Cumplir, cumplir y cumplir con el trabajo. En realidad, no parecía divertirse.
Todos los mandos anteriores, siempre tenían las mismas palabras: “Le felicito por su eficacia y responsabilidad. Hace usted muy bien su trabajo.” Siempre fluían los reconocimientos. Pero, ni eso le despertaba alguna emoción que le arrancara sonrisa alguna.
Ahora, con la llegada del nuevo jefe, las cosas se veían diferentes en la oficina. Había pasado un mes de la nueva gestión y se respiraba un gran ambiente de armonía. Sin embargo, ella seguía igual de seria en su expresión.
Esa mañana, fue llamada con urgencia al despacho del jefe. La entrevista duró como unos 15 minutos. Para sorpresa de todos, salió con una gran sonrisa. Asombrados, se apresuraron a verle y preguntar: “¿A qué se debe el milagro de la sonrisa?”. Ella respondió: “Durante años me he esforzado en dar siempre lo mejor. Me han dado y hecho reconocimientos por ese motivo. Sin embargo, es la primera vez, que un jefe ve el lado humano, y me acaba de decir una palabra, que me ha tocado por dentro: “GRACIAS”. (Del taller de la imaginación de Juan Francisco R.)
Hemos hablado en los últimos días del poder de la palabra. Una de las más poderosas que existe, es gracias. De hecho, existen textos completos que hablan de la bondad del agradecimiento. De la gran infinidad de beneficios que conlleva. Mejor aún, hablan de la conexión con el poder que armoniza el universo.
La filosofía del crecimiento humano refiere que el primer paso para aspirar a una vida plena, feliz y exitosa, es vivir en un estado permanente de agradecimiento. Bien se dice, que la humildad es el tesoro que gusta a Dios. Solo una persona que vive en esa virtud, puede tener palabras y acciones de agradecimiento. Del mismo modo, reconocer que la vida es de constante aprendizaje para seguir aprendiendo. La soberbia no cabe.
De éste tema, debe saber y muy bien, la hoy diputada local, Beatriz Alarcón Adame, quien habrá de celebrar su cumpleaños, iniciando con una misa de agradecimiento, el próximo sábado. Creo, en ese sentido, que más allá del convivio posterior, la legisladora tiene una muy buena escala de valores en su vida.
Siempre hay tanto que agradecer. La diputada Beatriz Alarcón sabe que es una mujer muy afortunada. Ha trabajado mucho para llegar hasta donde hoy está. Y en todo ese camino, las bendiciones desde el cielo, han sido realmente extraordinarias.
Hay que anotarlo con toda puntualidad. Hace tiempo, pocos imaginábamos verle en una curul del Congreso de Guerrero. Hoy sabemos, que por alguna muy buena razón está en esa posición política, desde donde sirve con mucho amor y pasión a la gente, lo que significa, una muy buena forma de agradecimiento por los dones recibidos.
El punto es, que el ser una persona agradecida, habla de que la diputada Beatriz Alarcón, posee una enorme calidad humana. Una política de gran corazón. Muy valiosa en el ámbito político. Esa es la cuestión.

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