MEMORÁNDUM

*** Llegar en paz a la mesa.

Gerardo ruano cástulo.
Era ya tarde. El sol estaba a punto de ocultarse. Padre e hijo venían de las labores del campo. Caminaban tranquilamente por la vereda, cuando de pronto escucharon un fuerte tronido. A la distancia, alcanzaron a ver como se volteaba un carruaje. ¿Qué hacer en esos momentos? ¿Seguir el camino a casa, para llegar a satisfacer el hambre o ir al lugar a prestar ayuda?.

Después de un instante, reaccionaron y corrieron hacia el carruaje. Estaba totalmente volteado. Adentro había quedado atrapada una familia. Dejarlos ahí, habría sido condenarlos a una muerte segura. Lo helado del frío haría su trabajo. También los depredadores nocturnos. Sin faltar los animales venenosos del campo.
Pusieron manos a la obra. Desataron a los caballos que también sufrían. Hicieron un gran boquete en el carruaje y pusieron a salvo a la familia. Con el material disponible armaron camillas y los llevaron al pueblo, aprovechando la energía de los caballos.
Durante el camino, el hijo le preguntó al padre: “¿Por qué fuimos a rescatarlos, si a mamá no le gusta que lleguemos tarde a comer?”. La respuesta que encontró fue la siguiente: “Es que quiero llegar a comer en paz”. (Del taller de la imaginación de Juan Francisco R.)
La historia es bastante clara con el tema de la indiferencia y la omisión. Gran parte de los problemas que hoy nos agobian, en gran medida, son el resultado de lo que se ha dejado de hacer. Desde las casas, la autoridad paterna se ha dejado de ejercer con responsabilidad. Y en todos los ámbitos pasa lo mismo. En la función pública fluyen historias grandes de negligencia. Peor aún, de “rapiña política”, en donde viendo a las instituciones enfermas, todavía les exprimieron más.
Los tiempos reclaman de romper con la indiferencia. De hacer lo que toca, para llegar en paz hasta la mesa. Creo, que eso lo sabe muy bien la diputada, Presidenta de la Comisión de Gobierno del Congreso Local, Flor Añorve Ocampo, quien más allá de estar bajo la orden del Gobernador, se ubica bajo las ordenes de lo que requiere la entidad.
La legisladora Flor Añorve, lo ha referido en diferentes entrevistas. Entiende perfectamente que la situación reclama de la unidad de todos. De qué los poderes trabajen en una misma dirección. De qué el dialogo y los acuerdos deben llevar a la unidad de los actores políticos, para generar mejores resultados.
No se trata de una línea de trabajo de un partido político. Ni tampoco, de sumarse ciegamente en el proyecto del Mandatario Estatal. Sino de aportar lo que corresponde, y en función de un carruaje que urge poner en pie y en marcha otra vez.
No se trata de la mal entendida autonomía de los poderes. Sino de hacer, lo que sucede en las buenas familias, ya que cuando las cosas se complican, todos se juntan y se abrazan. Hoy, es tiempo, de que los poderes se abracen y jalen en una misma dirección. Porque romper con la indiferencia, no es simplemente denunciar y hablar fuerte, sino ponerse realmente en acción. Ese es el punto.
SITUACIÓN QUE TAMBIÉN sabe el Secretario de Finanzas del Estado, Héctor Apreza Patrón, quien ha anunciado medidas de austeridad, a efecto de ir cerrando el enorme boquete financiero que recibió la administración Astudillista.
Se habla de varios años para subsanar gran parte del déficit. Se requiere de una gran disciplina. Al final de cuentas, lo importante es romper con la indiferencia y hacer algo para rescatar el carruaje.
EN LA MISMA LÍNEA trabaja el subsecretario de Administración, Tulio Pérez Calvo, a quien se identifica, no solamente por su gran cercanía al gobernador, sino porque siempre se ha distinguido por ser un celoso guardián y administrador de los recursos. Creo, que está en ese cargo especial, en virtud del sello RESPONSABLE que le identifica.
Es claro, que existe conciencia plena de la situación, y el trabajo gira en torno a salvar el carruaje. No dejar que se hunda más el barco. Tratar de llevarlo a flote. De ahí, a un destino mejor. En eso trabajan, funcionarios sensibles como Tulio Pérez Calvo.
Con la consigna, de llegar en paz a la mesa. Esa es la cuestión.

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