OPINION

Una tras otra

Por  Manuel Tello Zapata
Tremendo ridículo hizo ayer la Fiscalía General del Estado en lo relativo a la aparición -sano y salvo- de un niño de dos años de edad que fuera plagiado el lunes de su casa ubicada en la colonia Los Sauces de Chilpancingo. El niño fue reportado a la policía preventiva capitalina y fueron elementos de esa corporación, quienes se dirigieron a donde dijo una llamada anónima que estaba el niño: jugando solitario en la calle, con una pelota. Los policías rescataron al menor llevándolo a su corporación donde fue entregado a sus señores padres, cuya alegría por el reencuentro llenó de lágrimas a no pocos de los que vimos las fotografías.

Lo cierto es que quienes se llevaron al menor, encontraron difícil que pudieran cobrar la millonada que pedían como rescate y no tuvieron el valor de privarlo de la vida siendo un pequeño de solo dos años de edad, por lo que optaron por dejarlo abandonado en la calle y no se descarta que ellos mismos hicieran la llamada anónima para que fuera rescatado. Nadie es totalmente malo ni totalmente bueno.
Lo vaciado del asunto es que la Fiscalía General del Estado también se adjudicó el rescate del niño, mediante un boletín donde afirma la dependencia que: “Mediante un trabajo de inteligencia coordinado por la Fiscalía de Investigación que dirige José Antonio Bonilla Uribe, a través de la Fiscalía Especializada en Combate al Secuestro, se logró la liberación de un menor de edad sin pagar rescate alguno”.
En Chilpancingo  ya todos conocemos que fueron policías municipales al mando del Oficial Esteban Espinoza quienes encontraron al menor. Nada tuvo que ver la Fiscalía General y no se sabe de cual fumaron quienes instruyeron y quienes elaboraron el boletín de marras. Seguramente la falta de resultados por parte de la FGE los hace inventar triunfos quitando a otros el mérito correspondiente. Es necesario que también los agentes ministeriales sean objeto de un examen de control y confianza, para ver si ya cumplen con su función.
MIÉRCOLES APOTEÓSICO. 
Como se comentó ayer en esta columna (y nos quedamos cortos), la ciudad de Iguala vivió un Día de la Bandera apoteósico como no se había logrado en muchos, muchos años. “Haiga sido por lo que haiga sido”, lo cierto es que por fin el Gobierno federal reconoció la importancia histórica de Iguala de la Independencia, cuna de la primer bandera que lució el Ejército Trigarante hace 195 años, que fuera forjada por el sastre José Magdaleno Ocampo.
Con la presencia de los tres poderes federales, representados por el Presidente de la República Enrique Peña Nieto (Ejecutivo); el Ministro Luis María Aguilar Morales (judicial); el senador Roberto Gil Zuarth (cámara alta del poder legislativo) y de Jesús Zambrano Grijalva (cámara de diputados federales), la ciudad de Iguala se convirtió ayer en la capital del país, donde la bandera nacional fue el centro de toda la atención y donde el Ejército Mexicano, Marina nacional y la Fuerza Aérea, rindieron un emotivo homenaje  a la ciudad donde nació nuestro lábaro patrio.
Con un excelente discurso, el Gobernador del Estado Héctor Astudillo Flores reconoció la presencia de todas las autoridades tanto federales como del Estado, exaltando a Iguala como la cuna de nuestra independencia que no había sido debidamente reconocida. Agradeció al Presidente Peña Nieto su presencia y el gran apoyo que ha brindado a los guerrerenses; porque sin este, no se hubiera logrado la reconstrucción luego del paso de los huracanes Ingrid y Manuel en el 2013, y ahora con el apoyo federal, se lucha por recuperar la seguridad y el orden que ha sido severamente dañado.
Astudillo Flores no eludió de ninguna forma el asunto de los 43 estudiantes de Ayotzinapa que fueron desaparecidos por los “cocineros” y sicarios del grupo Guerreros Unidos. “No podemos ignorar la profunda herida que significa para los mexicanos y especialmente para los guerrerenses, la tragedia de Iguala, por la gente inocente que perdió la vida o que resultó herida, y por la desaparición de 43 estudiantes de la escuela normal rural de Ayotzinapa. En tanto no se esclarezcan los hechos a profundidad y se someta a la ley a todos los responsables, ésta herida no habrá de sanar”, dijo.
Finalmente, Astudillo Flores destacó que la presencia de los tres poderes de la Unión y sus principales funcionarios no es un asunto menor. Es ante todo, una muestra del ánimo de un gobierno que encabeza  el Presidente Peña Nieto, con un pueblo que tiene esperanzas de prosperidad y de justicia. Es también un acto reivindicatorio con el pueblo de Iguala, con el pueblo de Guerrero.
Por su parte, el Presidente Peña Nieto al encabezar la entrega de 300 banderas que fueron dadas en custodia a representantes de organismos militares y civiles, también mencionó el caso de los estudiantes de Ayotzinapa. “Los lamentables hechos  ocurridos aquí en Iguala en septiembre de  2014, evidenciaron la necesidad de seguir avanzando por el camino de la ley y las instituciones”, indicó.
El evento fue tan trascendental que la gente llenó calles y avenidas. Por la tarde asistieron a las instalaciones de la Feria de la Bandera para disfrutar en un ambiente familiar, de ese miércoles donde por fin se reivindicó a Iguala, ciudad que ha sido duramente golpeada por los hechos ocurridos en la administración municipal de José Luis Velázquez Abarca. El evento fue también un logro importante para la nueva administración que encabeza el Alcalde Esteban Albarrán Mendoza.

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