ZONA CERO

Marco Leyva y su colaboradores 

Roberto Santos
Mal haría el alcalde de Chilpancingo intentar cubrir el cochinero que le han dejado quienes abusaron de la confianza otorgada para que se hicieran cargo del patronato de la Feria de San Mateo, Navidad y Año Nuevo que encabezó Daniel Morales, Héctor Avilés y el Fabiruchis, quienes han desprestigiado tanto la institucionalidad municipal que deberían renunciar a los puestos de privilegio que hasta el momento tienen en las nóminas del ayuntamiento. 

Marco debería deshacerse de esos funcionarios que se creen todopoderosos, aún más que él mismo. Seguir conservándolos en su administración es hacerse el hara kiri. 
Exhibidos están en la desorganización financiera que perfectamente diseñaron gracias a su incapacidad para cumplir un encargo de cierta importancia en el municipio, cuando las ambiciones se impusieron a la racionalidad de quien debe cumplir con el mandato institucional. Es decir, demostraron ser ambiciosos en el primero encargo y se ensartaron ante la mirada crítica de la población, y no existen argumentos en poder de nadie para intentar limpiarles la imagen que cada vez se ensucia más.
Los millones de pesos que no pueden explicar cómo se gastaron y en un arrebato emocional de Daniel Morales dice que nada lo obliga a comprobar, y como ni Avilés ni Fabiruchis le ayudan cuando han sido señalados de estar en contubernio en el mal manejo de los millones de pesos iniciales, que siendo públicos deben ser comprobados, sería interesante que aclararan cual ha sido su papel en este enjuague millonario.  
En fin, lealtad al amigo y al funcionario o displicencia frente a las irregularidades, es un error que deben pagar de inicio. El alcalde Marco Leyva debe sacudirse de los elementos que pronto han mostrado de qué están hechos, a pesar de que ha intentado protegerlos ante la mirada escrutadora de la población capitalina. 
Si Marco Leyva ha anunciado las acciones que su gobierno pretende impulsar en el municipio y los sectores sociales y empresariales los han recibido con buen talante, no debería permitir que su gobierno, que apenas inicia, lo descarrilen quienes han abusado del poder que les han otorgado. Finalmente, son los ciudadanos quienes le entregaron la confianza para guiar el destino del municipio, y mal haría en dejarse avasallar por quienes no entienden de compromisos sociales y privilegian el interés de su bolsillo. 
La verdad es que no la han librado estos funcionarios que apostaron más a la impunidad y al olvido que a la entrega de cuentas claras. No entienden que la población exige que se le rindan cuentas, porque de esa manera califican a quienes manejan recursos públicos, aunque los últimos en saberlo parecen ser los mismos funcionarios involucrados en el manejo de recursos públicos. 
La legitimidad y aprobación pasa por las cuenta claras. Eso lo sabe Marco Leyva, y a no ser que pretenda sacrificarse por un trío de desleales colaboradores, debe de manera inmediata sacudirse a quienes ya le echaron a perder los primeros meses de gobierno. 

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