MEMORÁNDUM

*** ¿Qué clama Chilpancingo?

Gerardo Ruano Cástulo
El hombre estaba preocupado. La relación con su hijo estaba un poco lastimada. Por eso fue en busca del maestro. Necesitaba de un buen consejo. Llegó y encontró la puerta abierta. Ingresó saludando: “buen día”.

No encontró respuesta. Siguió adelante y vio al sabio sentado a la mesa con su mirada tranquila. Le volvió a saludar, sin encontrar respuesta de nuevo. Entonces se acercó un poco más y dijo: “hola maestro”.
Ni un gesto, ni una palabra del sabio. Ante eso, el visitante expresó: “apiádate maestro, quiero que me des un consejo”. Pero tampoco fue suficiente para hacer reaccionar al singular personaje.
Un tanto molesto, el hombre levantó la voz para decir: “estoy pasando problemas con mi hijo y tú no me haces caso. ¿Qué clase de maestro eres?”. Y golpeando la mesa se dirigió a la puerta.
A punto estaba de salir, cuando escuchó la voz del maestro: “Lo mismo siente tu hijo, cuando no le escuchas”. El hombre regresó y agradeció al sabio. (Del taller de la imaginación de Juan Francisco R.) 
Muchos de los problemas que se generan en nuestro mundo, son a causa de una mala comunicación. Nos hace falta escuchar. Estar atentos a las señales. Pero de la misma manera, saber enviar los mensajes de la manera correcta.
Uno de los puntos más importantes, que en lo particular, me agrada comentar, es el de la retroalimentación. Es cierto, que el proceso requiere del emisor, mensaje y receptor, pero el ciclo se completa con la retroalimentación.
El tema me sirve, para comentar en medio de la reflexiva semana santa, las respuestas que ha venido encontrando el alcalde de Chilpancingo, Marco Antonio Leyva Mena, en razón de sus casi seis meses de gobierno. Y lo que se vislumbra, según mi modesta percepción, es un importante sector de la sociedad, que ha aceptado el mensaje de unir esfuerzos. De abrazar el lema de: “Todos somos Chilpancingo”. 
Se vio hace algunos días, cuando junto al Obispo Salvador Rangel y un numeroso grupo ciudadano, el alcalde encabezó el trabajo comunitario de limpieza del zócalo capitalino. Creo, en ese sentido, que el mensaje indica que sacar a Chilpancingo adelante es tarea y responsabilidad de todos.
Los proyectos desglosados por Marco Leyva, que también parecen ser el sentir y deseo del Gobernador Héctor Astudillo Flores, muestran a un Chilpancingo con un futuro prometedor. Con obras de otro nivel. Con una imagen más digna. Pero, en ese proceso, sin duda, se requiere de la respuesta de la gente. Y es ahí, donde aún existe resistencia a los cambios. Es decir, queremos una ciudad más ordenada, pero ¿Dónde está la parte que nos toca?
Más allá de pensar en la responsabilidad que tiene la autoridad, la situación de la ciudad, nos envía un mensaje de que nos está necesitando a todos. ¿Qué ganó con hacer una lista de todos los pendientes que hay en Chilpancingo? Prefiero enfocar mi energía en cuidar el agua. En mantener limpias las áreas que me tocan y dar un buen destino a la basura. Mantener una buena relación de respeto con los demás, sin invadir accesos, garajes, otorgando el paso a los peatones, participando en el uno y uno. En lo particular, escribiendo cosas constructivas.
Creo, que no debemos hacer oídos sordos. La ciudad clama por el trabajo de todos. Antes que la autoridad, la decisión pasa por nuestras manos.
La apuesta del alcalde Marco Leyva, parece estar depositada en la participación de la gente. Y no porque huya a la responsabilidad, ya que hoy el personalismo para estar en las luminarias, en nada ayuda a la capital. Y al final de cuentas, la garantía de mejores obras, va de la mano con la participación activa de la gente.
Un gran grupo lo ha entendido. Otros, los menos, se han sentido incomodos con la propuesta. Esa es la cuestión.

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