OPINIÓN

La alerta de género

Por Manuel Tello Zapata
No le falta razón al Gobernador del Estado Héctor Astudillo Flores, cuando afirma que declarar una alerta de Género en el Estado debe ser un asunto que se defina con toda responsabilidad, sin dejarse llevar por presiones políticas, estados de ánimo o por presiones de algún medio informativo. Lo anterior surge de la exigencia que organizaciones de mujeres y algunos partidos como el PRD, le hacen al mandatario para que declare una alerta de Género por homicidios de mujeres, esencialmente por los 169 ocurridos en el 2015.

Declarar una alerta de género sin que se den las condiciones necesarias puede crear un gran perjuicio al Estado de Guerrero, especialmente en el rubro del turismo, que es la principal fuente de empleos y divisas para los guerrerenses. Quienes exigen que se declare la alerta aseguran que Guerrero está peor que Ciudad Juárez, que es donde fueron asesinadas centenares de mujeres. Sin embargo, Guerrero tiene una población de cinco millones de habitantes y Ciudad Juárez seiscientos cincuenta mil. 
En el 2015 ocurrieron aquí 169 feminicidios; en aquella ciudad en solo un año se perpetraron 365 muertes de mujeres la diferencia  en términos estadísticos es abismal. La alerta de Género es un acto que a nivel mundial creará la imagen de que en Guerrero las mujeres son ejecutadas con la mano en la cintura y provocaría un alejamiento serio del turismo. Duele decirlo pero es necesario: por cada mujer asesinada aquí, siete hombres pierden la vida, en todo caso la alerta de género debería ser por los “homoicidios”.
La realidad de nuestro estado es que el 85% de feminicidios han sido ejecutados por la delincuencia organizada. Es necesario por lo tanto, que las organizaciones de féminas recomienden a todas las jóvenes mujeres de Guerrero, que eviten cualquier vínculo con la delincuencia organizada y santo remedio. Con una Alerta de Género o sin ella, los grupos delictivos seguirán asesinando a hombres y mujeres, por lo que resulta más importante hacer un llamado a nuestras autoridades para que se apliquen en la persecución  del delito. 
La Alerta de Género es más bien un argumento publicitario que puede causar más daño que beneficio, porque muchas mujeres podrían perder sus empleos en nuestros destinos turísticos. De manera acertada, el Gobernador Astudillo Flores instruyó a su Secretario General de Gobierno Florencio Salazar Adame, para que con un grupo de expertos valore la pertinencia de instalar una comisión que analice declarar o nó, una Alerta de Género.
Cabe apuntar lo declarado en este sentido por el Arzobispo de Acapulco, Carlos Garfias Merlos, quien aseguró que más que emitirse una alerta de Género en Guerrero, se debe exaltar el tema de La dignidad, del valor de las mujeres, ofrecerles un reconocimiento a la grandeza de la mujer; se debe ir haciendo una cultura de eso, expuso.
INOCENTE O CULPABLE.
Uno de los temas de género que están en la palestra hoy por hoy, es la liberación o consignación penal de la dirigente de los policías comunitarios de Olinalá, Néstora Salgado García; carecen de razón algunas opiniones como la del Presidente de la Comisión de Derechos Humanos, Ramón Navarrete Magdaleno, quien asegura que es ya un gran clamor en todo el Estado, la exigencia para que esta dama sea liberada de los cargos que la mantienen en prisión desde hace más de dos años.
En Guerrero no existe una mayoría de nuestra sociedad que atienda esta petición. No vemos por ninguna parte grandes movilizaciones ni marchas o bloqueos a favor de Néstora, quien sin duda alguna es una mujer que ha logrado reconocimientos de los grupos feministas y algunos partidos de izquierda; pero el asunto debe analizarse con la mente fría.
Cuando Néstora Salgado encabezó a la Policía Comunitaria, logró la hazaña de hacer huir a los grupos delincuenciales que asolaban el municipio de Olinalá, especialmente su cabecera municipal. De esta forma regresó la calma, la seguridad, y la comandante comunitaria se ganó la simpatía de todos nosotros por su decisión y valentía, pero especialmente por el liderazgo que logró imponer entre los comunitarios olinaltecos.
Lamentablemente el gran poder que logró esta señora en poco tiempo, parece que se le subió a la cabeza y perdió la dimensión real de las cosas, por lo que incurrió en diversos delitos como el secuestro de personas como el Síndico de Olinalá, quien pese a tener fuero y ser inocente de lo que se le achacaba, por órdenes de Néstora lo encerraron en una prisión de los comunitarios. Otras personas recibieron el mismo trato y cuando lograron su libertad denunciaron los hechos, por lo que la comandanta fue detenida y hasta la fecha sigue su proceso penal.
Jurídicamente, el asunto tiene muchos bemoles y más que manejarlo por la vía política, legalmente se deben ir desglosando todas las acusaciones que existen contra Néstora, hasta que se defina si es culpable o inocente. La vía más saludable para permitir que una mujer como Néstora, que no es una delincuente en el sentido estricto de la palabra, recupere su libertad, es que quienes la acusan retiren sus demandas para que los jueces puedan dictar  su orden de libertad y santo remedio.

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