Atender el problema del embarazo en adolescentes involucra a toda la sociedad

Atender el problema de los embarazos en las adolescentes involucra no sólo a los gobiernos y al sector salud,  sino a la sociedad en su conjunto, considerando en ello a las familias. De ahí que todos tenemos una responsabilidad, y entender que es algo que simple y sencillamente no debería de existir.

En Guerrero, en el año 2015 se registraron 750 mil 251 mujeres en las edades comprendidas entre los 10 y los 19 años de edad. De éstas el 25% se consideran con la posibilidad de tener un embarazo, ya sea por tener una relación formal o una relación ocasional e irresponsable sin protección. Se toma como un indicador el que aproximadamente entre el 20 y el 25% tienen esa posibilidad de embarazo, es decir, 143 mil 628 mujeres en cifras absolutas.
La Secretaría de Salud en el estado registró 20 mil 491 embarazos de primera vez, dentro de esa población, de los cuales atendió a aproximadamente poco más del 50%, que corresponden a 11 mil 262 eventos obstétricos. De éstos 929 presentaron abortos registrados, cuya cifra es variable dentro de todos los embarazos incluidos adolescentes y adultos, lo que oscila entre el 8 y el 20% en términos generales. 
El año pasado la cifra de quienes aceptaron tener una anticoncepción pos evento obstétrico (Apeo), fue del 65%. Uno de los objetivos del programa preventivo del embarazo en adolescentes es el de retrasar un nuevo embarazo entre tres y cinco años con el uso del dispositivo intrauterino y/o implante subcutáneo.
En lo que se refiere a la muerte materna en general, en el 2015 fue de 41 casos. De éstas tenemos que este problema en las adolescentes fue de 13 casos, lo que corresponde al 31.71%. Lo anterior desafortunadamente ha ido en aumento a través de los años, ya que en el año 2010 fue de sólo el 9.43%.
Lo anterior se presenta ya que simple y sencillamente su organismo no está preparado para un embarazo, por lo que la inmadurez desde el punto de vista fisiológico es una de las situaciones que coadyuva, así como el aspecto nutricional. Las mujeres que tienen en un momento dado un riesgo mayor son quienes viven en zonas marginadas, de difícil acceso y en áreas indígenas. 
Esta situación debe entender como grave y en lo que se debe trabajar, como se está haciendo, a través de diferentes líneas de acciones, como el establecimiento de centros de atención médica en centros de salud, hospitales comunitarios y hospitales generales, con módulos amigables del adolescente, para favorecer la educación y ampliar su conocimiento de las medidas preventivas
La capacitación incluye a los trabajadores para una adecuada consejería, sin embargo es necesario involucrar a las familias, y a través de las escuelas, a la sociedad en su conjunto para evitar los embarazos en las adolescentes por los riesgos que estos representan.
Además de mejorar todos estos aspectos, se debe reforzar la accesibilidad y las capacidades físicas que pueda haber en los centros para la atención oportuna de partos eutócicos, así como la detección oportuna de embarazos de alto riesgo que deban de canalizarse a los centros hospitalarios.
Los retos son mejorar la infraestructura de los servicios amigables, en coordinación con los ayuntamientos, contar con el equipo multidisciplinario exclusivo, evitar el cambio de personal capacitado en diferentes turnos para que el adolescente acuda a recibir atención médica y psicológica, completar plantillas de servicios amigables para la salud sexual y reproductiva para adolescentes.
Del mismo modo, dar apertura a servicios amigables en zonas de difícil acceso y alta vulnerabilidad, población rural dispersa e indígena; establecer el grupo estatal para la prevención del embarazo en adolescentes con la participación de presidentes municipales y las instituciones gubernamentales, así como de la sociedad civil para realizar acciones coordinadas y generar mayor impacto en ese problema de salud pública.
Otras medidas son fortalecer la promoción y difusión de la prevención del embarazo en adolescentes, con educación entre pares, es decir, con promotores voluntarios que sean adolescentes; garantizar el abasto de métodos anticonceptivos en servicios amigables, sensibilizar al personal de salud acerca de los derechos sexuales y reproductivos para esta población.
De igual manera, evitar el rechazo y negación de información sobre métodos anticonceptivos, incrementar el uso de éstos, por lo menos al 50%, y la colocación de condoneras en sitios estratégicos y, sobre todo involucrar a toda la sociedad, incluyendo de manera especial a los medios de comunicación.

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