MEMORÁNDUM

*** Grandes equipos; por las personas, no por los objetivos

Gerardo Ruano Cástulo.
Era la final estatal de futbol infantil. Los pequeños se jugaban su pase al torneo nacional, a donde acudirían los buscadores de talentos de la liga profesional del país y otras latitudes. Estaba en juego, el sueño de ser futbolistas profesionales. En las graderías se vivía un ambiente de gran emoción.

El juego estaba muy parejo. De pronto vino un suceso que cambiaría el rumbo del partido. El delantero se perfilaba para enviar el balón al área de gol, cuando el piso irregular provocó una fuerte torcedura de tobillo. La lesión era grave. El servicio médico lo confirmó. Había lágrimas entre la mayoría de sus compañeros, cuando veían que lo subían a la camilla y de ahí a la ambulancia, que lo trasladaría a la clínica que se ubicaba a menos de un kilómetro del complejo deportivo.
El juego no se reanudaba, porque los niños estaban tristes por lo ocurrido a su compañero de equipo y no ocupaban su zona de juego. El silbato del árbitro trató de regresarlos a la cancha. Pero no era posible. Los llamó hasta en tres ocasiones, sin respuesta favorable. Entonces, y para sorpresa de propios y extraños, los del equipo salieron corriendo. Se fueron hacia el hospital a saber de su amigo.
Ante la situación, al árbitro no le quedo alternativa, que dar el balón al otro equipo para que anotaran y así darles el triunfo. Todo en un ambiente de silencio. Al finalizar el juego. El hombre de negro, plasmó en la cedula el resultado, con la siguiente anotación en observaciones. “Debí anotar que perdieron por abandono de la cancha; más la verdad, perdieron por no abandonar a su amigo”. (Del taller de la imaginación de Juan Francisco R.)
Los grandes equipos se conforman de grandes personas. No interesa el ganar por ganar. Se ponderan los valores de cada uno de los miembros. Se trabaja en la empatía. Y antes de todo, se sabe que el capital más importante es el humano.
Sabemos muy bien, que en nuestros días el compañerismo se ha ido perdiendo. Las críticas y envidias son el pan diario. Interesa más poner el pie al otro, en lugar de sumarnos en una misma dirección.
Tal vez, será porque aún seguimos pensado que los grandes objetivos sirven para conjuntar a los mejores equipos. Cuando los mejores equipos surgen a partir de mejores personas. 
La base es el crecimiento personal.
Creo, que en el área de finanzas del gobierno del Estado, se aprecia un buen trabajo de equipo. Es así, por la calidad de quienes  lo forman. Ahí está el titular, Héctor Apreza Patrón, quien es dueño de una carrera política importante y en la que se ha distinguido por trabajar con sencillez y humildad. Por otra parte, vemos al Subsecretario de Administración, Tulio Pérez Calvo, cuyo crecimiento es palpable, al ser considerado el hombre confiable de la administración estatal. No es para menos, durante su carrera política y administrativa, se le conoce por su eficacia y honestidad. Además de saber dar un trato digno a la gente.
En ese equipo, vemos también a Jaime Ramírez Solís, jefe de personal, a quien se ubica por su enorme calidad humana. Quienes le conocen, saben de un personaje que siempre ha trabajado a nivel de piso. Siempre un gran amigo.    
EN OTRO ÁMBITO, también se ve un gran equipo en Desarrollo Social municipal, hoy en manos de Guillermo Reyes Villela. Un ejemplo de esto, se vio el reciente fin de semana, cuando con su gente, llegaron a cambiar el techado de una humilde familia, que requería de éste apoyo. Se pusieron el overol todos, comenzando por Memo, Villela, como le conocen. Esa es la cuestión.

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