ENTRE ROSAS Y ESPINAS

Saludos a todo el conglomerado (sepa que es esto, creo es madera), hoy anduve por las calles (como todos los días) y pues sin querer escuche algunas cuestiones y perdón, pero yo no soy mitotero, pero pare oreja, ya ven que dice el dicho “no vivo de esto, pero como me divierto”. Resulta que unas personas trabajadoras de algún restaurante, cuyo nombre no escuche o percibí (si lo sé, pero me callo) estaban reunidas para hablar de la situación que se vive y pues también aprovechando ponerse de acuerdo en apoyarse (o sea habla uno, los demás secundan) porque de lo contrario, alguien podría salir con las patas por delante o séase, echado al conglomerado del desempleo. Decían que el patrón, entre muchas cosas, pues era más exigente que sus esposas y maridos (si aunque usted no lo crea), pero para que no se queden a medias les cuento que amenazan con descontarles o quitarles las propinas a quienes incurran en alguna falta y estos (los trabajadores) dicen que nada tiene que ver una cosa con la otra, pues eso es de ellos y debe ser intocable. Comentaban además de que tienen horario de entrada, pero no de salida o sea que ni horas extras les pagan, también les quitan el día de descanso o se lo cambian y tienen que aguantarse, so pena de perder la chamba.
Y que a algunos los cargan a gritos, lo que denota una falta de educación y se ve mal ante los clientes que tienen que ser espectadores de semejantes groserías. Ah pero no es todo, no tienen seguro social, en ocasiones tienen que cambiar algunas prestaciones de ley para poder atenderse, es un caos y las autoridades nada, ahí se rige por la ley del patrón. Hay más, por ejemplo firman una especie de contrato que obviamente no lo es, donde todo a favor del patrón y de los empleados, pues Dios los cuide solamente que es mucho de nuestro señor, pero falta algo mas aquí en la tierra. Total que la mayoría de los restaurantes tienen un sistema de trabajo del “nabo”, de prestaciones para los empleados ni se diga y lo peor en ocasiones todo repercute en los clientes que tienen que salir “trasquilados” con un servicio malo y un producto no tan bueno como pregonan. En ocasiones esto pasa por que los dueños tienen pugnas familiares o siempre han sido así, no diremos nombres, pero las autoridades que “tienen vela en este entierro” definitivamente deben actuar, poner las cosas en regla, ¿hasta cuándo lo harán? Esa es la cuestión. Pero no es de algún sitio en particular, muchos empleados de la mayoría de los restaurantes viven este viacrucis, un ambiente laboral no muy agradable, las preferencias para unos y las exigencias para otros, cuando debería tasarse de la misma forma a todos. Si le buscamos más a fondo, las instalaciones de seguridad no cumplen con los requisitos y como siempre se rumora sin que se haya comprobado que Protección Civil, “brilla por su ausencia” hasta que no ocurra algún siniestro de proporciones épicas. Para enterarse de estas cosas, no necesitamos ir a los lugares de trabajo, un café, un puesto de aguas, la urvan, el autobús, la taquería, en donde sea escuchamos las quejas y detalles de trabajo, pero al final los únicos responsables de permitir también son los empleados, que por miedo se quedan callados. Sin embargo, lo más terrible es como la inseguridad poco a poco merma la confianza en el destino de playa, en Acapulco parece ser real la cancelación de algunos cruceros, todo por los hechos sangrientos en plena costera. En el caso de los trabajadores hay de todo, algunos que abusan de los patrones con denuncias y exigir jugosas liquidaciones, inventando situaciones y aquellos que por el contrario, abusan del empleado a grado tal de exprimirlos y generar personas sin escrúpulos que tratan mal al cliente y que solo laboran por un horario y nada más; el servicio que salga como sea. Ya existen sistemas en los cuales se puede tomar en cuenta a los trabajadores, estos buscan no solo aumentar las ventas, mejorar la atención al cliente, quien es al final el que cuenta el que recomienda o desacredita un establecimiento. Capacitación es un tema tan recurrente, donde el personal no recibe un curso sobre cómo atender a los clientes, parece tan fácil, pero es todo un arte que pocos conocen y otros menos lo aplican aunque lo sepan. Y decir que hay crisis, es un mero pretexto para no hacer las cosas como se deben, al final serán nuestras mismas acciones las que “den al traste” con las empresas, chicas, medianas o grandes. Pues bien, como ven en ocasiones nos damos tiempo para “andar de pata de perro” y enterarnos de lo que el pueblo está pasando, no todo es malas noticias, debemos aprender a solucionar y no acrecentarlos. Bien amigos míos, se que esperaban algún relajo, pero como que de momento calmare mis ímpetus novilleros y variaremos, no todo es problema, también es verlos, comentarlos y buscar una posible solución.

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