MEMORÁNDUM

*** El toque sensible

Gerardo Ruano Cástulo
Había sido una semana tensa. La obra tenía que estar terminada, en menos de 15 días. Por tanto, le transmitió al equipo, la necesidad de intensificar el ritmo del trabajo.
El equipo se comprometió y puso todo su esfuerzo. Eran largas jornadas de trabajo. El mismo jefe, ponía el ejemplo en esa dinámica. El ritmo fue tan intenso, que a los pocos días, comenzó a ver signos de agotamiento en su equipo. En respuesta a esto, emitió un gran discurso, para motivarles a dar un poco más. El famoso extra o plus. En consecuencia, todos se volvieron a motivar en el trabajo.

Todo marchaba bien, hasta que un día, la obra estaba desierta. Solamente un trabajador cumplía con sus labores. El jefe saludó al que laboraba y un tanto molesto, preguntó por los demás. Aquél indicó hacia un terreno llano, donde sus compañeros se divertían jugando futbol.
El jefe se encaminó al lugar. Su rostro se veía sumamente molesto. Ya en el sitio, vio como los trabajadores se divertían y disfrutaban del juego. El cabo de la obra le vio y le grito: “Jefe, venga a jugar un ratito con nosotros”.
Un tanto, contrariado, por la urgencia de entregar la obra y ver a sus trabajadores jugando, dudo en un principio en aceptar. Sin embargo, pudo más en él otro sentimiento, que lo motivo para llevarle al terreno habilitado como cancha.
Fueron los mejores 15 minutos de los últimos días. Su equipo lucía contento y motivado. Listo para regresar al trabajo. Al volver a la obra, despidió al que se había quedado a cumplir. Al recibir la noticia, éste le preguntó: “¿Por qué me despide, si he estado pegado al trabajo? Esto me parece una injusticia”. El jefe respondió: “Si. Tienes razón. Pero ésta obra, necesita de seres humanos, no de máquinas humanas”. (Del taller de la imaginación de Juan Francisco R.)
Por alguna razón, el ser humano ésta diseñado de una forma especial. Posee algo superior que le distingue de todo lo que existe sobre la tierra. De hecho, la tierra luciría sin luz, si faltara la humanidad.
Si bien, estamos ubicados ahora en una situación de crisis, sabemos que el lado sensible del ser humano ahí está. Y lo vemos en el trabajo de mucha gente. Desde los padres de familia que se levantan temprano para llevar a sus hijos a la escuela e irse al trabajo, hasta quienes realizan labor social a favor de los que menos tienen.
La obra, para recuperar el terreno perdido, requiere de seres humanos, que pongan el corazón en lo que hacen. Porque la bondad es el antídoto contra la maldad. Por tanto, las máquinas humanas no son, ni serán nunca la solución.
En lo personal, creo que en una situación complicada, como la que hoy estamos viviendo, es altamente positivo, que la asistencia social, esté hoy en la mano sensible de la Sra. Mercedes Calvo de Astudillo. Y lo veo así, porque trae una gran dinámica para hacer llegar a la gente, una mayor cantidad de programas y acciones. Lo más importante, siempre con el sello de transparencia, que le ha encargado su esposo, el Gobernador de Guerrero, Héctor Astudillo Flores.
La coordinación, que hoy se registra entre el DIF Estatal y las diferentes dependencias, es de un alto nivel. Se nota en los registros de nacimiento gratuitos. En el programa de alfabetización. En los parques dignos para personas con capacidades diferentes. En los apoyos para combatir la deserción escolar. En la entrega de apoyos directos en las zonas indígenas. En las acciones para detectar a tiempo el cáncer y enfermedades relacionadas con el corazón. Entre otras tantas.
El punto es, que se nota la mano sensible de la Sra. Mercedes Calvo de Astudillo.
ALGUIEN QUE también trabaja de manera sensible, es la diputada local, Isabel Rodríguez Córdoba, quien lejos de adoptar una postura indiferente, ha ido al encuentro de la gente, asumiendo compromisos y cumpliéndolos. 
Viendo como hace su trabajo, creo que la legisladora Isabel Rodríguez, demuestra con hechos, que por una justa y buena razón, hoy se encuentra en esa posición política. Buen trabajo. Esa es la cuestión.

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