MEMORIA COSTEÑA


Nazario Radilla  Garcia
“El Amigo del Viento”

El encuentro fue en la Unidad Deportiva de Zihuatanejo, el nido deportivo que lo vio nacer, entrenar, soñar, fortalecerse y triunfar en el deporte del atletismo, su gran ilusión, que lo fue forjando poco a poco, como se hacen los campeones que cursan el firmamento del deporte nacional, y que lo alimentó espiritualmente en su crecimiento físico y mental.
 Eligió ser corredor; la más noble de las disciplinas deportivas que hay en nuestro planeta, puesto que lo único que hay que tener son las ganas para correr, los deseos para triunfar y los sueños para desafiar al dios del viento. Y en la mansedumbre de ambos, muchas veces, Nazario fue el vencedor. 
  “Tayo”, es una gran persona, virtud inmediatamente visible y contagiante en las familias triunfadoras, aunque materialmente modestas: humilde de carácter, paciente en su andar  y atento en el trato con la gente; sus triunfos deportivos no le han cambiado su sencillez innata que le heredaron sus padres.
  Llegó hace un puño de años a las tierras azuetenses, sus padres: Roberto Radilla Valderrama y Blanca Estela García emigraron de los lares acapulqueños para buscarle a la vida, y aquí encontraron la estabilidad básica para ver  crecer a sus hijos, y más tarde,  disfrutar los triunfos de “Tayo”, que hasta la actualidad no han sido pocos.
 El ejemplo y la influencia deportiva de su padre determinó su elección; don Roberto también probó las mieles del triunfo cuando era corredor de fondo: surcaba las pistas a través de la media maratón y maratón, bajo un cuerpo delgado pero una gran ilusión y preparación; físicamente Nazario es una nítida y fiel repetición de la figura de su papá, que fue el que lo llevó a iniciarse en el atletismo, y a partir de ahí la vida cambió de color  y de sabor en los tonos de la miel... 
 Los entrenamientos los inició con el gran corredor local Tamakún, aunque al paso del tiempo el ciclo se cerró, como cada tarde se cierra el cielo entre sus nubes de colores. El tiempo lo llevó a reconocer a otro entrenador ya consagrado y con una visión más amplia dentro del mundo deportivo, y David Ocampo Maldonado se convirtió en su alma gemela… y con él tuvo el acercamiento ideal, según cuenta la historia, para soñar en escenas mejores y triunfos más sonados, ya a nivel nacional e internacional.
 David observó sus cualidades y fortalezas, y basado en sus conocimientos magisteriales sobre la Educación Física decidió que por su juventud, fuerza, velocidad y deseos, el destino atlético de Nazario debería ser en los 400 y 800 metros planos, las pruebas del atletismo que requieren, potencia, velocidad e inteligencia… y no se equivocó; hizo y forjó del “Tayo” un gran corredor, pero sobre todo, un campeón.
 Iniciaron corrigiendo los errores técnicos, en los microciclos que tuvieron pasaban al período preparatorio para adquirir fuerza y velocidad en sus movimientos, para terminar haciendo las “repeticiones” de cómo va a ser la competencia, ese mágico ejercicio de realizar una y mil veces la carrera, hasta conocer los vericuetos  de la prueba y reconocer las reacciones del cuerpo para lograr la especialización.
 Adolescente aún, se gana las representaciones en los niveles locales, regionales, estatales y nacionales, hasta que en su etapa juvenil representa a México en  los Juegos Centroamericanos Juveniles en las Islas Canarias; los jamaicanos y trinitarios siempre han sido excelentes corredores, y de forma bizarra y rompiendo la marca mexicana, Nazario logra para su país un honroso cuarto lugar, que comparado a la cultura deportiva y a los logros en el Estado de Guerrero se dimensiona a grandes alturas.
 Más tarde lo vemos desarrollar una competencia en Acapulco, el equipo de Zihuatanejo llevaba la única representación de Guerrero en el concurso nacional: en la primera prueba de 400 metros planos, el reto no era vencer a los demás corredores,  todos sabíamos que el sería el ganador,  sino compitiendo con el Dios Cronos; Nazario llegó a la meta con una ventaja de 50 metros aproximadamente, pero más preocupado por parar el reloj lo más rápidamente posible... y lo logró; minutos después, deciden probar en los relevos 4 X 400, el “Tayo” era el cuarto relevo; el entrenador le había indicado que si se veía con mucha desventaja sólo sobrellevara la carrera... y efectivamente...  llegó el tercer relevo con una desventaja como de 40 metros, Nazario recibió la luz verde de su manejador, se puso las alas en los pies y voló y voló... hasta remontarse al ¡primer lugar¡, ante la algarabía de todos los presentes guerrerenses y fuereños.
  Meses más tarde, Canadá también fue testigo de sus triunfos, en su competencia internacional para efectos olímpicos, ante adversarios gringos y locales, su esfuerzo lo llevó a conquistar las alturas norteamericanas.
 Asimismo, en otra justa deportiva en la ciudad de México se encontraban los mejores 16 equipos del país; la prueba era nuevamente el relevo 4 X 400, a Nazario le entregan la estafeta con una desventaja de 25 metros, su mirada se centra en la meta, su pensamiento  se concentra  en los corredores que le anteceden... desde el sexto puesto se desplaza al 2º. lugar, para satisfacción de los suyos.
 Por todos estos logros, en los años 90’s, las autoridades deportivas locales, valorando sus éxitos, le otorgan el Premio Estatal del Deporte de Guerrero, que hace extensivo a su entrenador, como consecuencia lógica.
 Actualmente Nazario está en paz con la vida, ya que con Tania Patricia García Rumbo han procreado a Nazario Jael, que se perfila como su sucesor, a los pocos años de edad que tiene; a Dios le agradece la presencia de sus padres y haber impuesto el récord nacional juvenil y ahora campeón y representante de México en el triatlón del circuito nacional, además de la salud  de su familia que siempre lo ha apoyado y amado.
 Nazario sigue entrenando con el alma en la mano, de lo que va desprendiendo grandes y sonados triunfos; coordina los trabajos atléticos en el Colegio Euro y en el CET del Mar, mantiene su club de corredores de todas las edades y de ambos sexos, destacándose como un gran amigo y fiel compañero. Siempre se acompaña de sus tenis, su casco y bicicleta. Todos los días lo vemos en la motocicleta, en las pistas o en sus aulas y canchas.
   Entre sus amigos lo conocen como “El Canario Veloz”, por su uniforme amarillo, a pesar de que saben que se ha comportado como una águila supersónica y como un verdadero rayo costeño. La gratitud en su mirada y la amabilidad de su sonrisa fue la despedida grata. Y sólo deseamos lo mejor de la vida para “el amigo del viento”: Nazario Radilla García.
P.D. El día sábado 27 de agosto, en la Unidad Deportiva de Zihuatanejo, se rendirá un merecido homenaje por su larga y exitosa trayectoria a Nazario Radilla García “El amigo del viento”.

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