De adicto a ADICTO

Víctimas de un hogar disfuncional 

Por Ernesto Salayandia García
La indiferencia de la sociedad
La decadencia de la sociedad es un problema que no tiene fin, estamos dentro del ojo de huracán, sentados, cruzados de brazos sin hacer nada, mientras los robos a casa habitación, los robos de autos, a negocios, los robos hormiga en escuelas y universidades, los robos de cobre y muchas cosas más, están a la orden del día, sin duda, estamos secuestrados por estos niños y jóvenes adictos, resentidos, ausentes de padre y madre, carentes de valores y educación, estos niños, delincuentes, malhechores, son los futuros y actuales inquilinos de las cárceles, entran y salen de la sombra, no hay un programa real de rehabilitación ni de readaptación, tal parece que los tribunales de menores, como los CERESOS, no son más que una alta escuela, que se gradúan con honores al cometer crímenes de todo tipo, pero nadie ve el origen, nadie quiere entrarle al toro por los cuernos para resolver el problema de forma y de fondo, a pesar de que las consecuencias están a la vista de todos, a pesar de que las víctimas de la delincuencia y del llamado crimen organizado, están a la orden del día, y el tema de prevención, es un tema que brilla por su ausencia.

El mal avanza con paso firme
Infinidad de niños y jóvenes caen fácilmente en las garras de las drogas, niños desde los 8 años ya andan prendidos del spok, que es una bolsa de plástico con pintura, tinta fuerte, Resistol 5 mil, espray para el pelo, thinner, gasolina, acetona y otros químicos sumamente adictivos y placenteros que se inhalan por la boca, el impacto es directo y fuerte, llega al cerebro rápidamente, entre más se meten, más quieren, todos los inhalantes son altamente adictivos. Estos niños, muchos de ellos, abandonados, hijos de madres solteras, al cuidado de la abuela, son vagos, imitan lo que su entorno les da, comienzan a fumar para pertenecer al grupo, a la pandilla, y así comienzan a ingerir cerveza y otro tipo de drogas, pasan horas enteras en las esquinas, sin hacer nada, gastan el poquito dinero que tienen en las maquinitas tragamonedas de juegos electrónicos de las tienditas, que también es una adicción, roban, hacen daño a la sociedad, a fin de satisfacer sus necesidades de droga, por una dosis son capaces de prostituirse, o de hacer cualquier cosa, incluso, hasta llegar a asesinar, lo más lamentable de todo esto, es que las autoridades están enteradas de quien vende drogas en las colonias y no hacen absolutamente nada, o como decimos en mi rancho, se hacen de la vista gorda.
Recetas que no funcionan
Ahora, todo el mundo habla de valores, se gasta una cantidad impresionante en eventos relacionados a la cultura de la legalidad, hay expertos como directores de escuelas o rectores, incluso funcionarios públicos de los tres niveles de gobierno, hablando de algo que no tienen, hombres y mujeres con problemas de matrimonio, infieles, deshonestos, corruptos, ineptos, cuando la verdad de las cosas, son estos niños de la calle y en la calle, los que necesitan de una acción inmediata y no de conferencistas llenos de pompa y poderío pregonando toda una gama de valores que la sociedad no aplica, hablando de legalidad, cuando estos malhechores hacen su propia ley. Son muchos los seres que mueren y cuando matan a alguien, cuando le degüellan la cabeza, solo dicen.- De seguro algo hizo, por eso lo mataron así.- Es decir, ya justificamos la cobardía, lo diabólico y las fechorías de los asesinados.- Se lo ganó.- ¿Y qué nos estamos ganando como sociedad?, ¿ Qué necesitamos para poder reaccionar y hacer algo al respecto?. Sigue reinando la indiferencia y la apatía.
Soy espejo y me reflejo
¿Por qué mi hijo se droga? Muchas madres me han hecho la misma pregunta, también, me cuestionan.- Mi esposo y yo ni siquiera fumamos. Una de las características de un adicto, son sus antecedentes genéticos, abuelos, padres neuróticos, alcohólicos, maniaco depresivos, nacen y se hacen en una casa donde los gritos están a la orden del día, la rivalidad entre los padres, la pugna de poder, los insultos, las contradicciones, los pleitos que se hacen eternos, la pésima comunicación, la falta de respeto, la ausencia de Dios, la poca o nula convivencia, la falta de armonía, alegría y amor, son algunos de los muchos factores que hacen de un niño problema, un niño adicto.- Niños pequeños, pequeños problemas, niños grandes, grandes problemas. La verdadera lucha contra las adicciones debe empezar en la casa, el ejemplo de los padres, es un sólido antídoto para que el niño no sea de grande una persona corrupta e inepta, que no sea un marido infiel, que no sea un borracho, ni un drogadicto, el niño, el joven y el adulto, son el espejo de lo que aprendieron en su casa y difícilmente podrán cambiar sus esquemas de vida y su aprendizaje mediocre, el cuál no les permitirá ser personas exitosas en todos los ámbitos de su vida diaria.
Futuro incierto 
Un niño drogadicto, será una persona disfuncional y no tendrá la fortaleza para dejar de hacerse daño él y dañar a su familia, en el trabajo, un alcohólico o adicto es fácil de detectar por su lenguaje facial y corporal, por sus actitudes.- La mayor parte del tiempo se ve cansado, agotado, es desordenado, habla incoherente, genera desconfianza, camina tambaleante, refleja su inestabilidad emocional, su rostro y voz, reflejan depresión, ansiedad, Irritabilidad, tristeza, tiene la mirada sin expresión, se ausentan mucho de sus labores, no se reportan a trabajar con frecuencia, dicen mentiras, abandonan el área de trabajo más de lo necesario, inventan accidentes, resfriados, dolores de cabeza, etc., con tal de no ir a trabajar. Piden con frecuencia vacaciones sin haber sido programadas, en ocasiones faltan de dos a cuatro días, tienen accidentes dentro de su trabajo y de tránsito, toman riesgos innecesarios, no hacen caso de las prácticas de seguridad donde laboran, son trabajadores problema que se refugian y se protegen en su sindicato para que no los despidan, pero claro, tarde o temprano los tendrán que correr, nadie puede dominar la adicción al alcohol y las drogas, hasta el día de hoy, no he conocido a nadie le gane a las adicciones, llámese de cualquier tipo, alcohol, drogas, ludopatía, vigorexia, sexo adicción, redes sociales, etc. 
Cadena de mediocridad
Estos niños, son los futuros machos típicos mexicanos, golpeadores, autoritarios, celosos, que maltratan y golpean a sus parejas, que le dan un infierno, son neuróticos empedernidos, usan drogas y no aceptan ayuda, se juntan con una y tienen hijos, con otra y repiten la misma historia, son irresponsables les dan la espalda a sus hijos y no se hacen cargo de ellos junto con las madres, que finalmente se quedan solas con toda la responsabilidad, éstas personas hacen de esta sociedad, una verdadera bomba de tiempo, cuyos resultados se reflejan en el alto índice de divorcios, en el alto porcentaje de madres solteras y de niñas madres, la explotación social se palpa en la deserción escolar, en el impresiónate índice de suicidios, en la violencia doméstica, la violencia urbana, se palpa también en el mar de corrupción y de ineptitud de tanto mediocre funcionario público, universitarios enfermos, magistrados soberbios, catedráticos, homosexuales reprimidos, que no son más que esos niños, ahora de adultos, abandonados, desterrados del amor de sus padres, seres resentidos que se llenan de soberbia con un enorme vacío espiritual, son pues estos niños nacidos en los hogares disfuncionales los que activan la decadencia de la sociedad.
El recuento de los daños
Mi nivel de ansiedad era muy alto, recuerdo cómo me atrapó a mí desde muy temprana edad, comencé fumando cigarrillos desde los 12 años de edad y me hice adicto, a los 13 yo ya cargaba mi cajetilla y le daba un buen baje, me acuerdo que me encantaba ir al billar a jugar carambola de tres bandas con mis amigos de aquel entonces, nos pasábamos las tardes en la mesa y nos fumábamos cigarro, tras cigarro, también nos generaba mucha ansiedad cuando jugábamos dominó y cuando nos quedábamos sin cigarros, nos fumábamos las bachitas que encontrábamos, y cuando no tenía cigarros, mi ansiedad aumentaba cuando me ponía unas santas borracheras, el alcohol es un detonador muy agresivo de mi ansiedad y entre más tomo, más quiero, hoy sé, que no puedo controlar mi manera de beber, debido a mi trastorno de ansiedad. Otro ejemplo de lo que es la ansiedad, me lo marcan esas mañanas en que yo recorría toda la ciudad de Chihuahua, andaba de farmacia en farmacia, buscando la morfina sintética, un medicamento controlado que escasea bastante debido a que tiene un alto consumo y una gran demanda entre los adictos a esta droga y a otras. Luego, cuando por fin encontraba la morfina, me hacía de un par de jeringas y buscaba un baño para inyectarme de inmediato. Por las noches, la ansiedad hacia presa fácil de mí, me iba a las tres o cuatro de la mañana, a buscar cocaína a casa del pucher o diller y desesperado le tocaba en su casa, y me iba por la puerta falsa, me sustanciaba en el carro inhalando el polvo por la nariz, angustiado cuando empezaba a inhalar porque pensaba que iba a hacer cuando se me acabara. Sentía una enorme ansiedad en los palenques cuando apostaba, derroché un mundo de dinero, se me fue una fortuna de las manos y sudaba cada vez que cruzaba una apuesta, es un síntoma extraño, repugnante y desagradable.
Un alto a la Saliva del Diablo
No nos quedemos cruzados de brazos, que al mal paso hay que darle prisa, que si vemos las barbas del vecino cortar, hay que poner las nuestras a remojar, que no esperemos a que más niños sigan muriendo, que no esperemos que más niños caigan al pozo para tener que taparlo después, cuando ya sea demasiado tarde, más vale prevenir que lamentar y este es el mejor momento de atacar los hogares disfuncionales y estar consientes de que México tienen que cambiar, mi hogar tiene que cambiar…. Empezando por mí. A grandes males, grandes soluciones, el reto es salvar vidas, proteger a los niños inocentes que no pidieron nacer en un hogar disfuncional. México necesita de acciones concretas como la prevención y se requiere de una enorme obra social con imaginación pero sobre todo con la voluntad de todos y sobre todo de nuestras autoridades, se requiere de una respuesta inmediata, para que no sigan cayendo más niños y jóvenes en las garras de las adicciones, así como también desde el hogar, los padres de familia, tener una mejor y mayor comunicación con sus hijos y poderles dar herramientas para protegerlos de lo que yo llamo la Saliva del Diablo.

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