Francisco Valencia Torres
ZIHUATANEJO, Gro., diciembre de 2016.- En toda la República mexicana el mes de diciembre es el más festivo del año, toda vez que está lleno de tradiciones y costumbres que los mexicanos tienen ya muy arraigadas a través de los siglos.
En nuestro país la cultura prehispánica ha hecho que se hagan ritos y costumbres de diversa índole que aún se conservan por los actuales mexicanos.
Asimismo, las costumbres se han ido mezclando con la religión, principalmente la católica que es la que predomina en gran parte del país; además de las costumbres que han surgido con decretos nacionales.
El 1 y 2 de noviembre se festeja a todos los santos y fieles difuntos, y según la creencia, en el lugar donde reposan sus restos se hacen altares y se les dejan ofrendas adornadas con flores, bebida y comida que acostumbraba el finado; en algunos pueblos de México es costumbre llevar música al panteón para que las almas estén más relajadas y se hace fiesta para convivir con ellos, tanto el día como la noche.
El 12 de diciembre se festeja a nuestra señora de Guadalupe, patrona de México y América Latina, y según la historia, hace 400 años en un día como este en el cerro del Tepeyac se le apareció la Virgen de Guadalupe al indio Juan Diego, que fue beatificado en 1990 por el Papa Juan Pablo II.
La Navidad empieza a celebrarse 9 días antes, desde el día 15 al 24 de diciembre, en donde en muchos hogares se celebran pequeñas fiestas navideñas llamadas “posadas”. En México después de pedir posada se rompe una piñata, esta es una olla de barro llena de cacahuates, colasiones y fruta; la piñata representa al Diablo y los 7 pecados capitales y todos se divierten en una fiesta de alegría total.
El día 24 de diciembre es Noche Buena y el día 25 se festeja el nacimiento de nuestro señor Jesucristo; esta fiesta religiosa viene realizándose desde el tiempo de la conquista de los españoles.
Finalmente, cabe hacer mención que el día 28 de diciembre se celebra el “Día de los Inocentes”, día en el que la Biblia hace remembranzas a cuando el Rey Herodes ordenó la ejecución de todos los recién nacidos varones en Belem, con la intención de matar al niño Jesús.
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