MEMORÁNDUM

*** El inventario (Reflexiones de un pasajero más).

Gerardo Ruano Cástulo.
Siempre es sano hacer un inventario. Hacer el recuento. Solamente se puede mejorar, lo que se ha medido. No es casual, que todo proceso administrativo tenga un espacio para la evaluación.

Tampoco es una ocurrencia, que los grandes maestros del crecimiento humano, hayan dedicado mucho tiempo a la meditación. Ese dialogo interno, que lleva a la persona a conocerse más y mejor.
No se trata de establecer aquí una lista de culpables o presuntos responsables. El inventario es frío, si hablamos de los últimos acontecimientos de violencia que se han registrado en la entidad. Y efectivamente, habrá quienes traten de suavizarlos o magnificarlos. El punto es, que siempre será más fácil erigirse como juez, y no como parte del problema.
Existe una coincidencia entre la gran mayoría. Queremos que existan mejores condiciones de seguridad. Decimos basta a la violencia. Aspiramos a la tranquilidad y vida armónica. El gran problema, es que pensemos, que la situación pasa solamente por los equipos de seguridad. Porque al final del inventario, se sabe que uno de los grandes temas de los últimos años, ha sido contar con policías confiables. Y ese es el punto. Más allá de uniformes, equipo y capacitación, hay crisis de honestidad y responsabilidad.
Pero el inventario es más crudo, cuando revisamos con objetividad y sinceridad, que la irresponsabilidad y deshonestidad tienen a nuestra sociedad en metástasis. Pasarse con la luz amarilla es lo común. Dar mordida al agente o policía es cotidiano. Arreglar las cosas para saltarse los reglamentos, es parte de nuestro mundo de la normalidad.
Dejar a nuestros adolescentes que hagan con su vida lo que quieran, es el nuevo catecismo de los padres modernos. El cigarro mata y se consume. Hablamos de la importancia de hacer ejercicio, desde la comodidad de un sofá. Tomar las cervezas hijos y padres juntos, es parte de la paternidad democrática de hoy.
Todo esto, también es parte del inventario. Y no solamente, aquello que tiene que ver con las estrategias gubernamentales en materia de seguridad. Y es que, por muchos operativos que haya y más presencia policial, nada habrá de pasar, si sigue imperando la deshonestidad e irresponsabilidad.
En medio de todo éste inventario, surge la pregunta: ¿Con tanta irresponsabilidad y deshonestidad, cómo es posible que sigamos existiendo como humanidad? Esa parte se llama bondad. Sí. Hay personas, que lejos de andar buscando culpables, han decidido ceder el paso antes que competir. Vivir con menos para compartir con otros. Separarse de los vicios para dar testimonio de que se puede vivir mejor.
Es posible, dejar de meter el diente al otro. Es posible dejar de buscar tomar ventajas sobre los demás. Es posible dar lo justo siempre. Es posible respetar y ver al otro no solo como un hermano, sino como una súper persona. Y ante esto, la pregunta es simple: ¿De qué lado estamos? Esa es la cuestión.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario