MEMORÁNDUM

*** Una gran historia de vida

Gerardo Ruano Cástulo.
Escribí hace poco, que la gran mayoría conocemos o sabemos de gente que padece de cáncer o fallecido a causa de éste. En aquella ocasión, hable de la vecina de la infancia, con una edad aproximada de 44 años, quien fue abatida por cáncer en el hígado.

Dos años atrás, la hermana de una cuñada falleció a causa del mismo padecimiento. Ella en el páncreas.
Las estadísticas ubican al cáncer, dentro de las tres principales causas de muerte en México. El año reciente, supe de un ex funcionario municipal, que también falleció por ésta enfermedad. Y hace menos de 6 años, un gran amigo, quien fuera sindico de la capital, se nos adelantó por la misma causa.
En medio de esa realidad escalofriante, me alegra enormemente saber de experiencias exitosas, de quienes han logrado ganar la batalla más importante de sus vidas. Un tema más relevante, que la morbosa renuncia del titular de un poder, cuya seriedad yacía como reptil en el piso.
Es de mayor alegría, cuando se trata de un amigo. De alguien que se ha desempeñado con eficiencia en el servicio público y que como ser humano es una persona de otro nivel.
Le conocí por allá de 1996. Lo entrevisté en diferentes ocasiones, en su calidad de director de salud municipal. Siempre accesible. Con buen manejo de la oficina a su cargo. Un personaje conocedor de sus tareas y responsabilidades.
Por esas mismas razones, más tarde sería Director de la Clínica del ISSSTE y regidor de la Capital; por citar otros cargos públicos.  
Una experiencia, que no olvido, es cuando él, en su consultorio, al ver mi condición de salud, hace seis años, me recomendó buscar a un amigo gastro. Fue una gran sugerencia, que trajo consigo el tratamiento y la cirugía que requería mi situación.
Con asombro, el año reciente me enteré, de manera indirecta, que al parecer tenía una enfermedad muy delicada. Intenté conversar con el amigo. No fue posible en aquél entonces. Nunca le dije que había escuchado, de la lucha que libraba contra el cáncer.
Entendí la concentración que puso en su salud. En trabajar para que los tratamientos y cirugías fueran exitosas. Lo menos que se quiere en esos casos, es estar relatando los pormenores de la enfermedad. Bien se dice, que las aspiraciones y sueños grandiosos no se andan platicando, sino que se trabajan.
Después de un tiempo sin verle. Me dio un gusto gigantesco, saber de él, por medio de la imagen que nos regala la fotografía, en una reunión de trabajo. Le saludé por el WhatsApp. Y fue sorprendente su invitación para desayunar al día siguiente.
Ahí estuvimos con él. Se ve increíblemente bien. Una experiencia de vida fuera de serie. Una actitud de otro nivel.
Charlamos de diferentes temas. Porque le agrada la política. Y también hubo espacio para comentarios propios de la amistad, como aquél de que Peter D. Adamo tiene razón, al señalar que las personas del Grupo Sanguíneo B, somos las mejor equipadas para enfrentar los procesos de enfermedades más duras, y con la más alta probabilidad de salir adelante.    
Admiro su actitud y gran fortaleza. Vencer al cáncer, no es curarse de una simple gripe. La vida humana es lo más valioso que existe en éste grandioso planeta. Una inmensa alegría, verte en acción de nuevo, amigo Tomás. Esa es la cuestión.

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