CONTEXTO POLÍTICO

La ruta del PRI hacia el 2021
Por Efraín Flores Iglesias
Han transcurrido más de seis meses en que el PRI fue castigado en las urnas y 41 días en que dejó de gobernar al país. Desde luego que para sus dirigentes y militantes han sido días de intensa reflexión y lamentación.

Y no es para menos, nunca en su historia habían perdido tanto como el pasado 1 de julio, sobre todo, ante un partido de reciente creación (Morena) y ante candidatos que prácticamente eran desconocidos por la ciudadanía.
Haber perdido la Presidencia de la República, el Congreso de la Unión, 9 Gubernaturas, la mayoría de los Congresos Estatales y varios municipios, le pegó emocionalmente a los priistas, quienes durante varias décadas se acostumbraron a ganar elecciones con la mano en la cintura.
La palabra derrota no estaba en su vocabulario. Lo suyo era estar en el poder, no en la oposición. 
En 1997 perdieron por primera vez la mayoría en la Cámara de Diputados y en el año 2000 fueron sacados por primera vez de Los Pinos por la “ola del cambio” que encabezó Vicente Fox Quesada.
En febrero de 2005 perdieron la gubernatura en el estado de Guerrero ante el PRD. Un año después intentaron recuperar la Presidencia de la República con Roberto Madrazo Pintado y nuevamente fueron derrotados por el PAN. Ni el segundo lugar pudieron ubicarse.
Luego de que Felipe Calderón Hinojosa emprendiera una guerra contra el narcotráfico, el PRI aprovechó el repudio ciudadano hacia el entonces presidente de la República y diseñó una estrategia para posicionar a uno de sus mejores cuadros. 
A mediados de 2011 ya tenían como su mejor gallo para Los Pinos a Enrique Peña Nieto, gobernador del Estado de México y representante del Grupo Atlacomulco, a quien las encuestas ubicaban como el favorito para ganar la elección. Y así fue. El 1 de julio de 2012 en el cual, conforme al cómputo final emitido por el Instituto Federal Electoral (IFE), participó un 63.14% de los ciudadanos inscritos en el padrón electoral, equivalente a 50,143,616 votos emitidos. Dicha votación, en lo que respecta a la elección presidencial, estuvo distribuida de la siguiente manera: Peña Nieto, 19,158,592 votos (38.15%); Andrés Manuel López Obrador, 15,848,827 votos (31.64%); Josefina Vázquez Mota, 12,732,630 votos (25.40%) y Gabriel Quadri de la Torre, 1,146,085 (2.30%).
Como presidente de la República fue ampliamente cuestionado en la prensa y en las redes sociales por los errores que cometieron, tanto él como sus colaboradores y algunos gobernadores de su partido.
Sus opositores -particularmente, López Obrador- capitalizaron el hartazgo ciudadano expresado en las “benditas” redes sociales. 
El PRI cometió el error de avalarle todo a Peña Nieto. Y el precio fue muy caro.
Hoy por hoy, López Obrador detenta el poder, pero tal parece que sigue en campaña, ya que le divierte seguir dividiendo a los mexicanos. Gracias a él hay dos clases de mexicanos: chairos y fifís. Y cada vez que comete un error le echa la culpa al anterior régimen. 
De acuerdo a Claudia Ruiz Massieu, el PRI está preparado para ganar las elecciones que se llevarán a cabo este año en algunos estados y en 2021. 
Y en Guerrero, se percibe un priismo unido en torno al gobernador Héctor Astudillo Flores, quien se ha convertido en su líder natural, ya que gracias a él recuperaron la Gubernatura en 2015 y siguen vigentes en el escenario político.
Para Esteban Albarrán Mendoza, quien hace un mes asumió la dirigencia del PRI en Guerrero, ha señalado que encabeza un partido fuerte y que ganará en el 2021, año en que habrá de elegirse al sucesor de Héctor Astudillo, presidentes municipales y diputados locales y federales.
Apenas el 3 de enero, llamó a los priistas a “sacarse la espina” del proceso electoral pasado, para trabajar con una gran unidad, fortaleza y compromiso para ganar las próximas elecciones.
En una entrevista radiofónica este jueves afirmó que el 2019 será un año para que los priistas se reconcilien y, si es necesario, si hubiera alguna diferencia por ahí, “vayamos dejando muy claras las cosas, de que tenemos que trabajar en unidad, para posteriormente ir buscando también esos liderazgos que necesita el partido, de quién podría representarnos para el año 2021 en los diferentes cargos de elección popular”.
La ruta del PRI es más que clara: retener la Gubernatura y recuperar presidencias municipales, la mayoría del Congreso local y los distritos electorales federales.
La competencia en dos años se pondrá interesante y ganará el partido que más alianzas establezca y conserve la unidad, porque partido que se divide, pierde.
Morena tuvo éxito como partido opositor al atacar al gobierno, pero ahora son gobierno a nivel federal y en Guerrero también son corresponsables en varios rubros. Por lo tanto, el discurso radical ya no le funcionará tanto a sus promotores y dirigentes.
Aunque, hay que decirlo, varios actores políticos de Morena no han asimilado ni en dónde están parados y, peor aún, se sienten intocables. 
El gran reto que tiene Esteban Albarrán es ser un dirigente cercano a sus bases y que unifique a los grupos políticos que convergen al interior de su partido. ¿Podrá? Veremos.

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