SIN FIN DE HISTORIAS

(Por: Ramiro Arturo Barrera Moreno) 
“Nuestro Ingenio Popular”
“Hablas por la herida, dizque eras asesor de Gustavo, mejor regrésate a Chilpancingo”; “Felicitaciones Barrera, me gusta como escribes”; “Sigue escribiendo verdades, les va a doler pero a ver si así les da vergüenza hacer fregaderas”, son algunos de los mensajes que he recibido por tener el atrevimiento de escribir distintas historias en esta columna y a todos les agradezco perder su valioso tiempo para leerme y para escribirme, aunque sea recordatorios del 10 de mayo.
Una de las historias la titulé “El Acapulco de los setentas”, basada en vivencias reales de mi juventud cuando radiqué en ese hermoso puerto de 1977 a 1982 y algunos me tachan de lépero. Debo decir que en efecto  mis escritos conllevan a veces un lenguaje rasposo, pero en descargo de mi conciencia, debemos reconocer que esas palabras, para algunos altisonantes o “vulgares y corrientes” son parte de nuestra vida cotidiana y el estudio de esas palabras y su significado ha merecido la atención de hombres como Octavio Paz. Basta con leer su obra “El Laberinto de la Soledad”, particularmente el capítulo dos, donde analiza brillantemente el poder real de la palabra en la conducta de nosotros los mexicanos, sobre todo en la existencia del “albur”, o sea la forma de decir las cosas en doble sentido, con una connotación sexual muy fuerte y lleno de palabras que algunos consideran disparates.
Yo no tengo duda de que la forma de hablar de nosotros los mexicanos, también forma parte de nuestra cultura y ese lenguaje para algunos inapropiado está y estará presente en los libros, las revistas y los diarios de nuestro país, en forma de reflexiones, epigramas, poemas o simples razonamientos filosóficos. Como muestra de ellos tenemos a sus autores como Francisco Liguori, Nikito Nipongo, José Emilio Pacheco, Carlos Monsivais, Renato Leduc, Ramón Durón (El Filósofo de Guemez) y otros más.
Para no cansarlos les daré a conocer algunos ingeniosos pensamientos que han quedado para la historia y para el regocijo popular:
“El gorrión de Aurora”
(Atribuido a Francisco Liguiri)
Aurora tenía un gorrión
Y de él se quejaba tanto,
Que casi derrama el llanto
Si lo sacan al balcón.
Si lo meten, su aflicción 
Es muy desconsoladora, 
Pues con su pájaro Aurora
Diariamente nos irrita.
Pues si se lo meten grita
Y si se lo sacan llora,
Un poema dedicado a Enrique Peña Nieto:
Es Peña un afortunado
(Luis flores romero)
Es Peña un afortunado
Pues según lo que yo supe
la Rosa de Guadalupe
lo convirtió en licenciado.
Con esto se ha demostrado
que mandar es imprudente
cuando el mandatario miente,
pisa, roba, oculta, plagia
y aun así, como por magia,
sigue siendo presidente.
El país se desbarata
con sus problemas extremos,
mientras en pantalla vemos
un presidente pirata.
Es una copia barata
además de incompetente,
eso lo sabe la gente
y nos provoca terror
mirar cómo un plagiador
se convirtió en presidente.

Y que me dicen de este pensamiento de José Emilio Pacheco premio Cervantes 2010, respecto a la situación de nuestra pobre nación:
La luna sale parada
Sobre la noche mojada
Siento mi dama acongojada
¡Todo está de la chingada!
Y esta rima ¿Qué les parece?
Si tienes varias mujeres
Y todas son disolutas,
Estas pobre porque quieres
¡Pon una casa de… modas!
Para finalizar cuatro pensamientos muy breves pero sustanciosos;
“El cambio que prometió, el pueblo lo ve muy lejos, ni a los ladrones corrió y puso a puros pendejos”
“Educar a los ricos es inútil, educar a los pobres es peligroso”
“En México nos han quitado todo… menos lo pendejos.
Finalmente unos versos del poema al político corrupto:

Simpático galán,
de fácil habla
sonrisa eterna
y gracia innata.
Cautivador de masas,
con estrategia plena.
Cazador de intenciones,
con falsas promesas.
Defensor a ultranza de derechos propios,
defensor a ultranza de la gran democracia.
Pacta con el diablo y con el ángel,
con el vivo y con el muerto.
Pero con quien verdaderamente pacta,
es con el dinero.
Sus intereses prevalecen,
su cargo innegociable,
su honor nunca en duda.
Un truhan con sonrisa,
lleno de intenciones
falso en sus convicciones.
Un buen guiso de votos de cordero,
para poder llenar el puchero,
para él mismo,
y nada para el pobre pueblo. 

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