ZONA CERO

*Antes que Mochila segura, urge revisar la mochila emocional que cargan los niños
*Unir esfuerzos para mejorar el presente y el futuro de la niñez 
Roberto Santos
Después de los trágicos hechos sucedidos en Coahuila, donde un menor de edad atacara con una pistola a su maestra y dejara heridos a 5 más, antes de suicidarse con la misma arma, deja en clara la necesidad de que autoridades, sociedad y padres de familia debemos unirnos para poner más atención al desarrollo armónico y sano de nuestros hijos.

Antes de aplicar el programa de Mochilas Seguras hay que revisar la mochila emocional que cada niño carga en su fuero interno, porque eso es en gran parte lo que modela su conducta.
Lo que permite la conformación de un niño sano es la atención afectiva y amorosa que los padres y familiares le prodigan todos los días.
En el caso de México de hoy, la falta de afecto, de cariño, de abandono, y de vínculos sanos de los niños con sus padres, es una de las carencias principales.
Ya sabemos que las agresiones físicas y verbales dirigidas hacia los menores de edad tienen el poder de desestabilizarlos emocionalmente, de alterar sus mecanismos neurológicos, de confundir y de modificar sus recuerdos, así como de transmitir una idea distorsionada del mundo y de las relaciones humanas. 
También sabemos que algunos déficits en los niños, trastornos del pensamiento y emocionales, así como algunas dificultades en el aprendizaje y en la sociabilidad, no dependen de sus vivencias internas o de factores biológicos, sino de la exposición a relaciones insanas con adultos y con padres que lastiman su confianza y sus capacidades psicológicas. 

Cuando desaparecen las figuras de apego sanas como sería con el padre y la madre, y las instituciones no le dan la importancia necesaria para ocuparse de esos niños traumatizados,  éstos tendrán escasas oportunidades de desarrollo sano, pues su mundo desaparece cuando la familia se desvanece y con ella los vínculos parentales, tan necesarios para una vida armoniosa y sana. 

También sabemos que es alto el porcentaje de adultos que descuidan, maltratan o abusan de sus hijos, por lo que es necesario conocer los dolorosos efectos de las relaciones traumáticas sobre el desarrollo de la persona, lo que debe ir acompañado de una mayor atención a las condiciones, a las motivaciones personales y a las dinámicas relacionales que inducen a los adultos y a los padres a cometer acciones tan dañinas en contra de sus vástagos. 

Las estructuras rotas de las familias que no tienen los roles bien definidos, la falta de normas educativas, los conflictos entre los padres, la insatisfacción personal y familiar, la presencia de adicción al consumo de drogas y alcohol, problemas psiquiátricos en un progenitor o en ambos, incluso las desigualdades sociales y culturales o experiencias violentas sufridas por estos padres en sus respectivas infancias, representan esos otros factores que predisponen o condicionan problemáticas cuya asociación con los comportamientos abusivos o violentos ha complicado el desarrollo sano de la infancia en México. 
Ante esto, es necesario conocer las dinámicas familiares, fomentando el contexto prescriptivo y de tutela del niño mediante la aplicación de normas de intervención psicológica y terapéuticas, donde también los padres sean evaluados mediante la intervención de las instituciones públicas y valorar sus capacidades y competencias para acompañar un desarrollo sano y armónico de sus hijos.

Los niños y niñas necesitan vivir una infancia sana y feliz, porque es cuando se adquirirán aprendizajes básicos de su desarrollo personal, afectivo, emocional, motor, cognitivo y social, que les permitirá desarrollar habilidades para enfrentar su futuro. Esto les permitirá ser adultos sanos con capacidades para desarrollar sus metas futuras.
De acuerdo a psicólogos especializados, los niños deben tener afecto, atención, alegría, y contar con guías que les faciliten los aprendizajes.

1. También deben crecer sin miedos, con seguridad y confianza en sí mismos; así como un cuadro de normas y valores, y coherencia en los mismos; deben ser respetados en su manera de ser y del tiempo que necesiten para desarrollarse y aprender nuevas habilidades. 

2. Deben ser estimulados en su imaginación que les ayudará a desarrollar su creatividad, así como desarrollar el juego, como vehículo que le potenciará su desarrollo. 

3. Si queremos tener una niñez sana, alegre y armoniosa, es momento de que todos unamos esfuerzos para cambiar el presente y el futuro de la niñez y del país.

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