TRAZOS…TIME

*Lozoya, y los desmarques de su grupo y familia 
Federico Nogueda Berdeja
La visita del expresidente español Zapatero, fue un claro mensaje que independientemente, que algunos proyectos de nación no salgan de todo bien al presidente López Obrador, sigue siendo bien visto por la comunidad internacional.

La detención de Emilio Lozoya Austin, desembocó en unas series de desmarques personales y de partido, el dirigente nacional del PRI, dijo que Lozoya Austin no pertenecía a las filas del PRI, era solo parte del gabinete ampliado del pasado sexenio.
Pero quizás lo que expresó el dirigente nacional del PRI, pudo importarle menos, de lo que pronunció su señor padre, don Emilio Lozoya Thalmann, quien también se deslindó de su primogénito, a sabiendas que ya estaba involucrada su esposa, su hija, sobre cantidades de dinero depositadas.
La familia Lozoya, pertenecen a esa familia revolucionaria distinguida, con un gran prestigio de su abuelo, don Jesús Lozoya Solís, quien fue General Brigadier, médico militar, con reconocimientos en su ramo de la pediatría, y gobernador del estado de Chihuahua.
Su padre, en tiempos de Carlos Salinas de Gortari, fue secretario de Energía Minas e Industria Paraestatal, también director General del ISSSTE, además de poseer maestrías, en el extranjero, por la Columbia y Harvard.
Aunque Lozoya Thalmann, de acuerdo a fuentes extra oficiales, describe las mismas circunstancias de lo que el abogado de Lozoya Austin, Javier Coello Trejo siempre ha declarado, que el ex director de Pemex, todo lo que ejecutaba en la paraestatal, siempre fue con aprobación presidencial o hacendaria, es decir no se mandaba sólo.
Aunque en estos momentos, el ex director de Pemex, está echando abajo, todo ese prestigio posrevolucionario de la familia Lozoya Solís y Thalmann, aunque reza por ahí un dicho popular: ‘los pecados son individuales’, no son compartidos, pero ya ha dejado un precedente para sus nuevas generaciones, porque cortó con esa tradición, la ambición le ganó al prestigio de su apellido.
Desde la caída del PRI en el año 2 mil, al perder la presidencia de la República, la familia posrevolucionaria priista, ha sufrido cientos de cuarteaduras, en todas las hegemonías que logró instaurar en las regiones del país, los Lozoya, sólo son una más de ese gran engranaje, que fue ese sistema político instaurado por el PRI, desde 1929.
Hoy ese sistema sólo se está transformando, en lo que hoy se llama la cuarta Transformación, algunos dicen que no, que la 4T, es otra cosa, y sino pregúntenle a la actual dirigente cuestionada de Morena, Yeidckol Polevnsky, quien esta reclutando a priistas para algunos puestos de elección popular, entre ellas la gubernatura de Nuevo León.
El caso Lozoya Austin, solo está exhibiendo, ese rompimiento que se dio con el expresidente, Enrique Peña Nieto, con la mayoría de su ex gabinete legal y ampliado, el caso de Rosario Robles, es otro, aunque menos trascendental, porque doña Rosario no pertenece a esa familia posrevolucionaria, pero en su momento amenazó de hablar, aunque después reculó.
Pero no deja de ser, una observación más al desmoronamiento de ese grupo de poder que consolidó el ex presidente Enrique Peña Nieto, porque doña Rosario Robles fue secretaría de estado, sabía del teje y maneje del sistema.
El fenómeno del ataque a la corrupción por parte del actual gobierno de Andrés Manuel López Obrador, aunque algunos observan que lo hace para distraer al ciudadano, por lo problemas económicos, va enserio, porque el caso Lozoya, no fue nada fácil, ya que tenía un peso histórico que lo dejó de sostener.

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