MEMORÁNDUM

***Comprometido a servir
Gerardo Ruano Cástulo
Fue por el año de 1997, cuando en la capital de Guerrero, se hablaba de un político talentoso y joven. De un político que tenía las condiciones para pensar en la Gubernatura. En aquél tiempo, era Presidente Municipal. Un alcalde muy querido por la gente.
Respetado por su visión y trabajo responsable. Su lema, en aquella buena gestión, era comprometidos a servir. Y el compromiso se veía todos los días. Desde aquel momento, se declaraba como un apasionado de la política. Concentrado en el servicio público. En atender y escuchar; pero sobretodo, en resolver. Cambió la imagen de la investidura de alcalde. A su antecesor de déspota no le bajaban. Ese ex alcalde pagó en las urnas su extravío. En tanto, al joven talentoso, ya lo proyectaban hacia un reto de mayor proporción. Se venía una elección de alto voltaje. Por la Gubernatura en 1999. Por ende, su partido requería de sangre fresca. Un reto de gran exigencia que supo llevar a buen puerto. En las condiciones más complicadas ganaron las elecciones. Sus bonos crecieron como la espuma. Ganó después su acceso al Senado. El momento más duro de su carrera política, vino en 2005. Se perdió aquella batalla por la Gubernatura. Pero, como decía su maestro Ruiz Massieu, lo que hoy es fuerte mañana será débil, y lo que hoy es débil mañana será fuerte. Las derrotas no son para siempre. Creció más como persona. Su regreso a la alcaldía de Chilpancingo fue el reencuentro con el camino. Político paciente. Su experiencia lo puso en la vía rápida del regreso a la primera línea. No fue casualidad que lo hayan nombrado coordinador de la campaña de Peña Nieto en Guerrero. Sus prendas de político responsable y transparente pesaron en aquella ocasión. Sin duda, su calidad y capacidad como operador político. De ahí, volvió a la cámara de diputados local; donde lo nombraron coordinador. Las diferencias con el hijo del ex gobernador Figueroa, no lo mermaron. Manejó con habilidad la situación. Recuerdo aquella charla en su oficina del Congreso, cuando el Aguirrismo estaba en su apogeo. Con giras donde llevaba gran cantidad de apoyos. Parecía sombrío el panorama para su partido, en la ruta del 2015. Pero, recordamos aquella máxima, de que en política nada está escrito. Y vaya que nadie se imaginaría el paso de las tormentas. Mucho menos lo de los 43. La salida del poder de Aguirre. Y el gris paso de Ortega por la Gubernatura. A pesar de eso, el escenario era complicado. Se demandaba la aparición de un líder, no solo capaz de ganar las elecciones; sino de regresar la estabilidad política y social al estado. El regreso pues, de la vida institucional. El respeto a la investidura de Gobernador. Y no hubo error. Su designación era acompañada de atributos dignos de respeto. Experiencia, calidad y capacidad. Visión y tacto político. Hombre de proyecto. Líder nato. Con saldo de trabajo responsable y transparente. Garantía de servicio permanente. De compromiso con los resultados. Y por supuesto, calidad humana. Hombre accesible. Atento a las necesidades y situaciones. Por eso ganó la Gubernatura en 2015. Hoy, va dejando un estado mucho mejor al que recibió. Su huella se nota en los diferentes ámbitos de la administración. Hoy, en los sondeos se habla de la buena aceptación que tiene su trabajo. Su liderazgo se ve desde el primer día de su gobierno. Se manifiesta hoy en la crisis por el Covid-19. Es el Gobernador de Guerrero, Héctor Astudillo Flores.

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