MEMORÁNDUM

***El mundo miserable de los otros datos.
Gerardo Ruano Cástulo
Quienes hemos tenido la experiencia de atravesar una situación delicada de salud, entendemos qué hay tiempos y momentos. Hubo antes, un periodo de gestación de la enfermedad. No surgió de la casualidad. El padecimiento, de forma hábil fue ganando terreno en nuestro cuerpo. Puede ser, porque los signos y síntomas fueron minimizados. Aunque en el caso propio, fue por ignorancia. El malestar aumenta y hay resistencia a tomar cartas en el asunto.
Hasta que ya no se puede con el dolor. Ahora sí, a la atención de urgencia. Tratamientos agresivos para buscar la estabilidad. Si, lo primera y gran noticia que se espera, es que lo peor ha pasado. Después de estar encamado por una temporada, hace ya algunos años, expreso que soy de los afortunados que recibieron esa noticia. Lo que siguió después, no fue volver a la vida normal. Los especialistas diseñaron una ruta de recuperación. Tratamiento y cambio radical de hábitos. Incluida una cirugía planificada. Todo un peregrinar. Mucha perseverancia. Dos años de disciplina para llegar bien a la cita con el quirófano. Tras el trabajo exitoso de los médicos, a quienes abrazo con todo el afecto, vino otro periodo de recuperación. No bajar la guardia. Todos los días haciendo lo indicado por los especialistas. Hasta que llegó el alta médica. Pero un alta, que traía hojas anexas, con Indicaciones precisas de lo que se puede y no hacer, para evitar regresar al escenario de dolor. A sufrir otro impacto duro en la salud. Con esa idea me fui a casa. Y no olvido, que a pesar de tener estudios en parasitología, bacteriología, inmunología, fisiología; entre otras, ganó en ese episodio, mi ignorancia e irresponsabilidad. Esto, trasladado hoy al ámbito social, me indica, que lo menos que puede pasar, es que gane la ignorancia e irresponsabilidad ante el Covid-19. Me gustaría creer que la pandemia ha sido domada. Me encantaría decir que las cifras son alentadoras. Que fabuloso suena eso de la nueva normalidad, pero hoy alejada de la realidad. No, lo peor que podemos hacer, es sustraernos de esa realidad. Esto no acabará cuando el Presidente López lo diga. Tiene que haber pruebas y sustento para ello, y lo que indican los especialistas, en muchas partes del mundo, es que el virus llegó para quedarse. Se impondría entonces, disciplina. Lamento escribir, que es lo menos, que ha exhibido el pomposo gobierno de la 4T. Se aplaude una gira del Preciso, Justo ahora que la pandemia está en punto álgido. Y la pregunta es, ¿Por qué no fue a un hospital para dar calor y certeza a los que están en la primera línea de combate al coronavirus? No, hoy habla de cuidarse del rebrote, el inquilino del Palacio Nacional, cuando el país está a 39 de temperatura, porque el virus está causando estragos. La dichosa curva no se ha aplanado. Por supuesto, que todos tenemos parte de la responsabilidad. El tema, son los mensajes que se envían, desde el mundo de los otros datos. El mundo miserable de los otros datos. Ese, qué tal vez ve un país, con 37 de temperatura y bajando hacia los 36. Así, el mundo de los otros datos, donde el coronavirus es papita.

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