ROGELIO ENCARNACIÓN ROBLEDO EL MAESTRO INOLVIDABLE


Hoy es un día luminoso, para esta columna periodística, ya que se da a conocer la vida, la obra y el cúmulo de afectos que el Maestro Rogelio ha logrado anidar y fortalecer, durante el tiempo que le corresponde vivir.

La búsqueda fue intensa y gratificante, puesto que por motivos laborales el profesor no permanece en un mismo lugar y, además, mantiene un carácter inquieto y progresivo, así que bajo estas razones siempre lo encontraremos en una constante actividad física, mental y espiritual; por fin pudo hacer un espacio temporal entre sus múltiples actividades, y nos metimos a un lugar que en apariencia se eligió por su tranquilidad, pero que a final de cuentas resultó con mucho bullicio, situación que no evitó el disfrute de esta plática la cual dejamos en los recuerdos y las vivencias del maestro Rogelio: un maestro inolvidable.

“Entre mis recuerdos de niño, me acuerdo que mis padres se trasladaron a Yautepec Morelos para poner una fábrica de mezcal, pero por diversas razones no tuvieron éxito, por lo que decidieron regresar a Tixtla, que es el rinconcito guerrerense de donde somos y que nos vio crecer durante nuestra infancia a Ramiro, Eloy, Armando, Mario, Sara, Paty y a un servidor, siempre bajo el cuidado de nuestros padres Eloy Encarnación Valle y Sara Robledo Alarcón.

Ahí, mis padres se dedicaban a las labores del campo, que a pesar de que son mal remuneradas, nos daba para irla pasando; por situaciones de la vida los cuatro primeros hermanos estudiamos la primaria en el internado No. 21 de Tixtla, donde éramos conocidos como “Los chivos”, ya que durante los fines de semana salíamos a las tierras de labor, y ahí, entre que nos regalaban o tomábamos por nuestra cuenta el fruto de la tierra, llegábamos a probar y disfrutar jícamas, cañas, lechugas, rábanos y lo que hubiera, por lo que los campesinossiempre decían: 

-¡Ahí vienen los “chivos!

Cuando egresamos, sólo pasamos a la pre-vocacional “Baltasar Leyva Mancilla” a continuar nuestros estudios, donde estábamos organizados de acuerdo al calendario escolar B, de aquel tiempo, que se trabajaba de febrero a noviembre, teniendo las vacaciones entre diciembre y enero, donde tuvimos por compañeros a Marino Catalán y a su hermano, a Francisco García Ayala, a Leodegario mejor conocido por el “Ferrocarril”, puesto que su papá trabajó para esa institución, entre otros. 

Una de las anécdotas más memorable de ese tiempo, fue que se gestaba el derrocamiento de Raúl Caballero Aburto en nuestra entidad, y se organizó una marcha y un mitin desde Ayotzinapa a Tixtla, y al escuchar los tambores yo me salté por la ventana de la cocina y me integré a la manifestación; en el estrado correspondía al estudiante Lucio Cabañas Barrientos, en ese momento secretario general de los estudiantes de la escuela normal y de la Federación Campesina Socialista de México, cuando un soldado quiso ir a quitarle el micrófono, pero los asistentes no lo dejaron, yo me encontraba en el fragor de la disputa y don Hermenegildo Hernández, ex presidente de mi tierra, me dijo: 

-¡Ay hijito! ¿Aquí estás? ¡Estás muy chiquito, vete para allá porque a lo mejor va haber muertos!

Después de la masacre de Chilpancingo cayó el gobierno caballerista, quedando al frente del gobierno estatal una comisión en las que fueron integrados Jesús Araujo, secretario general de la Universidad de Guerrero y Genaro Vázquez Rojas, a la postre, luchador social de la Asociación Nacional Cívica Guerrerense.

También, cuando el “Tara” arrasó a la población de Nuxco, y a los alumnos que eran de allí no se les permitió regresar, más, los que quedaron desprotegidos por sus familias, entonces les consiguieron trabajos sencillos para que se fueran manteniendo.

Una vez que egresamos, inmediatamente me fui a presentar examen de admisión a la Normal Rural de San Diego Zocoyucan Tlaxcala, ya que yo sentía que nuestra familia estaba limitada económicamente para sostenernos, y así fue como me ausenté por algunos años de mi tierra, haciéndome el firme propósito de no regresar vacío ni del cuerpo ni del alma.

Allá llegamos con nuestros papelitos en las manos; en la noche dormimos en unos colchones viejos, yal otro día el director voceó:

-¡Si hay jóvenes que quieran presentar el examen todavía se puede, suban con la secretaria para que les de su ficha y luego se vienen.

En ese momento, Gerardo Moctezuma Cienfuegos y yo, ambos provenientes de Tixtla, corrimos a anotarnos, y por la tarde del siguiente día nuestro anhelo se vio cumplido, Gerardo era el quinto lugar de la lista y su servidor el  séptimo, donde se cumplía el primer propósito de vida, pues ya estábamos matriculados.

Al paso del tiempo tuve que cambiarme a la normal“Mactumactzá” en Tuxtla Gutiérrez Chiapas, siendo el primer guerrerense egresado de ese centro educativo. Fui tesorero de la generación graduada y el gobernador del estado nos había dado $11, 400 pesos para los trajes color verde olivo, pero como yo no tenía para dar el adelanto al sastre pues no lo mandé a hacer; nos habían dado tres pases, uno se lo di al Técnico de Ganadería que conocíamos como “El Sobuca”, otro lo vendí en cinco pesos y el tercero fue para mí;  el día de la clausura por la mañana había estado jugando básquetbol y por la tarde fui a Tuxtla, así que llegué un poco tarde al acto de clausura, por lo que rápidamente me puse mis mejores ropas y salí de entre el público para recibir mis papeles de acreditación de estudios, y al mismo lugar regresé una vez que los recibí; al terminar el protocolo inmediatamente preparé mi maleta, puesto que mis planes eran irme a la casa de mi hermano, entregué mi locker y las llaves del dormitorio al contralor: Víctor Mancilla, y cuando salía de la institución que me formó académica y magisterialmente, observé que del carro de una maestra también se despedía junto con su esposo; me acerqué y les pedí que me llevaran, siendo mi sorpresa que me informaron que venían hasta Puebla, mientras en el comedor la banda de música entonaba “La Perla del Soconusco” y “La Poli de Tuxtla Gutiérrez”, melodías legendariasy emotivas en tierras chiapanecas; los maestros me dejaronen Puebla, y con los cinco pesos de la venta del pase llegué por autovía al estado de Hidalgo,encaminándome a Ciudad Sahagún donde vivía mi hermano; días más tarde, recibí un telegrama donde se me comunicaba mi adscripción laboral al estado de Guerrero. 

Una vez que pasé a México por las órdenes, me fui a Chilpancingo para que me asignaran el lugar de la plaza magisterial. Ahí llegué a la antigua terminal, la que estaba por el centro, y al ir caminando hacia la Dirección de Educación escuché un silbido conocido que me hizo volver a la realidad, y que me recordó que en la casa me daban por perdido; al voltear me encuentrosorpresivamente con la cara seria de mi padre, que me saludó de forma muy adusta, por lo que después lo invité a que me acompañara a mi destino. Al llegar el director educativo era el Profesor Maza Borgueti, originario de Chiapas; dentro de la misma oficina había también una comisión de padres de familia de Corral Falso, por lo que rápidamente me preguntó:

-¡Paisano! Yo había pensado mandarlo a Zacualpan, pero aquí hay una comisión que necesita un maestro en Corral Falso ¿Se quiere ir usted? 

A lo que yo le contesté:

-¡Maestro, no conozco la geografía de mi estado, mándeme adónde usted considere conveniente, vengo a donde se requieran mis servicios!

Al salir, mi papá estaba aún más serio y me espetó:

-¡Bueno, aquí vienen los maestros! ¿Tú qué haces aquí?

Y repuesto de ir de sorpresa en sorpresa le extendí la carpeta con los papeles y las órdenes, por lo cual después de emocionarse nos dimos un abrazo y solicitó a los padres que me esperaran un momento, para comprarme unas ropas nuevas en el mercado.

Era el año de 1969, pasé por Corral Falso, y por situaciones escalafonarias y sindicales me remitieron a San Francisco del Tibor, en el corazón de la sierra de Atoyac, donde tenía una galera como salón; con la euforia de la juventud en conjunción con la preparación magisterial tuve que decidirme a dar clases también por la tarde, y lo que hace un maestro de tiempo completo: enseñar, jugar, participar con la comunidad, preparar los actos cívicos y culturales, y sobre todo, sembrar la semilla del humanismo en las almas infantiles”.

Hasta aquí termina el relato del Maestro Rogelio, lo siguiente es la observancia que se ha tenido en él desde que estuvo en las oficinas centrales de la Secretaría de Educación Pública hasta nuestros días, que versan sobre las vivencias escolares y comunitarias que ha compartido con cientos de profesores de la región costeña:

El Maestro Encarnación Robledo llega a fundar la escuela secundaria de Vallecitos de Zaragoza, teniendo por varios años un desenvolvimiento no nada más admirable, sino lleno de logros y alcances, tanto para los alumnos como para la comunidad en general, logrando el respeto y la estimación de sus pobladores; posteriormente es cambiado a la Escuela Secundaria 106 “España” del Coacoyul, donde brilla con luz propia y va dejando una hermosa estela de vocación y servicio, ya que a través de la motivación, la participación y sobre todo el ejemplo personal hacia sus compañeros, logra ubicar año tras año en los primeros lugares de aprovechamiento a los alumnos, en los eventos académicos y culturales de la región y del estado, haciendo a este centro de estudios una garantía de unidad, trabajo y decoro; deja como herencia un comedor bueno, barato y funcional, dándole un perfil cooperativista, dónde toda la comunidad escolar es partícipe en la preparación y expendio de los alimentos que nutren auténticamente a los alumnos; una vez que pone un ejemplo de dignidad, pasión y resultados, en concordancia con su familia; así mismo, junto con su querido hermano Armando, director por decenios de la Escuela Primaria “Redención Tropical” en Barrio Viejo, demuestran que son experimentados y finos jugadores de volibol, el deporte de la elegancia; y en las últimas fechas de maestro activo dio muestras de inteligencia, pulcritud y dignidad, defendiéndose brillantemente de los embates amafiados y premeditados de los líderes sindicales, hasta darles una verdadera lección de humanismo y aplicación de la normatividad laboral.

Hoy, el maestro Rogelio Encarnación Robledo, hombre de enorme valor civil, es un profesor jubilado y participa en la gestión gubernamental municipal, regulando las políticas educativas, y a él recurrimos varios seres humanos cuando nos aprieta y se dificulta la vida, sabiendo a ciencia cierta que encontraremos o su hombro para consolarnos y la palabra amiga, el consejo experimentado y la actitud decidida y desinteresada, llenándonos de orgullo y admiración de contarnos entre sus amigos.

 Rogelio el hijo, el hermano, el padre, el maestro de maestros.

P.D. Cada vez que la existencia nos permitía encontrarnos, la alegría y la algarabía reían con nosotros, y en las dos y tres horas que charlábamos vaciábamos el alma, mientras el cielo se vestía de colores… desafortunadamente este día acabamos de recibir la triste noticia de su deceso, lo que entristece nuestro corazón, pero sabemos que su entrada al cielo será entre cantos y poesías, con la que le rendimos un homenaje póstumo…

MAESTRO ROGELIO

Fuiste artesano de las letras,

humilde precursor del alfabeto,

juglar que cantó sus poesías

entre el cielo, las montañas y los vientos.

Te hiciste obrero de las aulas

y arquitecto de grandes alegrías,

que colmaron de risas las mañanas

y tu corazón de hermosas sinfonías.

Escalaste las nubes del saber,

te sumergiste en la belleza de los mares,

enseñaste la paz del corazón

y de la historia todos sus cantares.

Caminaste al lado de los ángeles

y esculpiste las almas infantiles,

iluminaste el universo de colores

y tallaste las miradas con marfiles.

Fuiste guía de titanes y gigantes

eterno admirador de las princesas,

incansable sembrador de joyería

queataviaste de oro, plata y pedrería.

Las estrellas y la magia terrenal

te llamaron forjador de fantasías,

viandante de fábulas y cuentos

soñador de leyendas y florerías.

Maestro, fuiste la brújula del tiempo,

música de hermosas caracolas

ave que venció tempestades

y barco incesante entre las olas.


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