TRAZOS…TIME

 *Soplan nuevos vientos en Morena, es así

Federico Nogueda Berdeja 

‘ Siempre llega un momento en la vida que se tiene que saltar, a lo nuevo, lo otro, eso que causa miedo, pero que late que habrá triunfos.’

La designación vía encuesta del nuevo dirigente nacional de Morena, Mario Delgado, viene a iniciar la segunda etapa política de ese partido, se entrará a lo que será el nuevo aíre, la oxigenación esperada. 

La primera etapa simplemente hay que olvidarla, fue toda una frustración, algo que puedo haber sido y no fue, una utopía,  un surrealismo de una pintura de André Breton, que pintaba para algo, pero no pintó.  

De esa ilusión que parece que es y al final no, de la pintura del árbol que al final se convierte en hacha, para destruirse así mismo, por la gran decepción que se tuvo al no lograr su objetivo.  

Ahora bien, en el caso del nuevo dirigente quien es ya analizado con obsequios de criticas de parte del candidato perdedor y de  algunos que lo rodean, donde los adjetivos son fuertes pero sin ritmo. 

Porque el triunfo de Mario Delgado en su nueva encomienda no va a llegar por lo adjetivos que le cuelgan, ciertos o no, sigue sin utilizarlos para desempeñar su trabajo, si es azul, verde o amarillo, en la Cámara de diputados nunca los uso. 

Simplemente trabajó, sacó las tareas políticas legislativas que algunos morenistas le han negado a la 4 T, o al propio presidente, algo parecido pasó en la dirigencia nacional de Morena con sus dos pasados líderes, le negaron al propio partido la oportunidad de que entrara por ahí la 4T. 

Al partido lo envolvieron de todo, menos de la 4T, a pesar que no fueron calificados de no ser identificados con el viejo régimen, no tuvieron la capacidad de sacar ninguna elección, nada, solo división y desobediencia. 

Tampoco por su puesto el caso Mario Delgado es un plus ultra, o va a descubrir el agua tibia, sino simplemente tiene la voluntad de aplicar, la responsabilidad, la inteligencia, seriedad y conocimiento de la política. 

La de hacer las tareas con una disciplina de estadista, con orden, hacer que su partido vaya en ese crecimiento que pide la sociedad, que encabece los movimientos, siempre ayudando al ciudadano, no al interés personal. 

Se imaginan si hubiese quedado Muñoz Ledo, por su edad y sus achaques, se la iba a pasar todo el día en su silla, maquiavelando que hacer en contra de López Obrador, para voltearle todo en contra, y descarrilar a la 4T, desde las entrañas del nuevo poder y  quedar él como el bueno. 

De eso la trágica política mexicana  ya está hasta el hartazgo, de lo mismo de siempre, las mismas caras, los mismos hábitos, las mismas horas del desinterés, y desaire.

Morena está ante su última llamada, en esta etapa deberá de consolidar a un gran partido con estructura territorial, con sus comités, con el padrón creíble, trabajo activista, como con la creación de nuevos cuadros. 

Solo de esa forma, que sería su segunda etapa de oxigenación, y sacudirse todo lo toxico que entró, con esos filtros de hacer las cosas serias, con experiencia, no improvisar,  no echar a la borda esos 30 millones de votantes que consiguió AMLO.

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