MEMORÁNDUM

 *** Mario; con luz propia

Gerardo Ruano Cástulo

Cuando Mario Moreno Arcos fue síndico de Chilpancingo, era evidente la identificación que tenía con habitantes de colonias y comunidades de la capital. Se notaba el aprecio. Se veía la facilidad de contacto. La empatía. Desde aquel entonces, era Mario, el político diferente. El hombre accesible. El que escuchaba y atendía. El que iba al encuentro de la gente. Su prioridad, servir. ¿Cuál era la debilidad política de aquel servidor público; del síndico? No contar con padrinos. Los grupos del PRI eran selectivos. Había, para darse esos lujos.

Y Mario no figuraba entre sus afectos. Así que ha tenido que remar contra corriente. Mostrando que las formas debían cambiar. El futuro no estaba en dedazos e imposiciones, sino en la postulación de candidatos con buena hoja de servicio. Con la aceptación de la gente. Políticos con resultados. Con compromiso social. Por eso, cuando le cerraron el paso, insistió en el poder de las bases. En la voluntad de quienes mejor califican el trabajo de políticos y servidores públicos: el pueblo. No estaba en planes de la cúpula, enviarle como candidato a diputado. Las bases de su partido decidieron el rumbo. Y era sumamente entendible. Querían un diputado de territorio. Un gestor permanente. Un político que los escuchara y atendiera. Eso representaba Mario. Un aliado de la gente. Por eso, el eslogan de la campaña, sería “porque somos la generación del cambio”. Desde aquella ocasión, Mario Moreno definió que su padrino era el pueblo. Aquella, que parecía su debilidad, se convirtió en su mayor fortaleza. Eso lo ha llevado a ganar elecciones. Y en escenarios adversos. Mario es político con pleno conocimiento de su estado. Sabe de las necesidades. Conoce los retos y desafíos. Pero lo más importante, es garantía de trabajo permanente. Tiene experiencia. Mucha calidad y capacidad para las cuestiones de la administración pública. Seguridad de un gobernante de territorio. De un político que escucha y atiende. Accesible. De mucho servicio y compromiso social. Por eso, hoy se perfila para ser candidato de su partido y una alianza, para la Gubernatura. Es, por su hoja de servicio, el hombre del momento. El que tiene las mejores prendas para gobernar. Más allá de los partidos políticos, Mario es el hombre clave, para el momento complicado que vive Guerrero. El que siempre estaría del lado del pueblo, y no para complacer caprichos del centro del país o hacer ocurrencias. Es el hombre que ha despertado las mejores sensaciones en la selección de candidatos. El hombre que tiene luz propia.

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