Si bien es una realidad que las afectaciones por la pandemia han venido a la baja derivado de la temporada estacional, las proporciones que guardan son por lo menos sospechosas.
Aunque la metodología para calcular el semáforo epidemiológico ha sido clara sobre los factores que toma en cuenta para cada una de las entidades, es por lo menos sospechoso que el avance que ha mostrado en las entidades que tendrán renovación del ejecutivo local sobre las que no, guarden una proporción exacta.
De principio se sabía que al ser el SARS-COV-2 una enfermedad respiratoria, estacional, vendría a la baja justamente a mitad de año, sin embargo, la forma tan exacta en la que ha evolucionado puede plantear dudas si bien no se ha hecho un estudio a profundidad para demostrarlo.
Tomando en cuenta una ponderación de una unidad sobre el avance o retroceso en el color de los semáforos, las entidades donde habrán elecciones para renovar el ejecutivo local tuvieron un avance total de 5 unidades en tanto que, para el resto de entidades, es 15, es decir, exactamente 3 veces más, pese a que se tomaron el cúmulo de valores individuales como globales para cada grupo, es decir, que se contempló que algunas avanzaron y otras retrocedieron.
Otra curiosidad que deja sospechas es que al otorgar valores de forma arbitraria, es decir, de 4 unidades para el verde, de 3 para el amarillo y 2 para el naranja -el rojo no se contempla por no haber una sola entidad con dicho semáforo para el periodo analizado-, la diferencia entre uno y otro semáforo sigue siendo de 20 unidades, exactamente las 20 que se dieron bajo la otra medición.
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