La explosiva recuperación económica mexicana

 CIUDAD DE MÉXICO.- Los datos de la economía mexicana en abril y mayo, como lo hemos repetido aquí con insistencia, serán no fuertes, sino explosivos, y sustentan la posibilidad de que el crecimiento del PIB para 2021 sea más fuerte de lo esperado, muy cercano al seis por ciento e inclusive superior si las condiciones son favorables en el segundo semestre del año. Los datos del sector externo para el mes de mayo, que permiten inferir las cifras de producto, muestran un empuje espectacular, si bien son en lo fundamental resultado de su base de comparación.

Dada la intensa integración de la economía mexicana con el mercado global, por cuenta del T-MEC y el conjunto de tratados de libre comercio con varias regiones y países, las cuentas externas de México son un indicador de la evolución de la economía general en el corto plazo. La lógica es simple: México es uno de los mayores exportadores de bienes y servicios del mundo, y para producir esos bienes y servicios requiere de un alto coeficiente de importaciones. Los datos de importación de bienes intermedios entonces, en tanto que insumos para la economía en general, suelen ser un buen indicador adelantado de la producción total nacional.

Y los datos de mayo son, sin exagerar, explosivos, mostrando un incremento de 89.4 por ciento respecto del 2020, sobrepasados incluso por el aumento de 116 por ciento en la importación de bienes de consumo. La importación de bienes de capital, que tiene una dinámica de más largo plazo, se aceleró un menor 43 por ciento respecto del año pasado.

Otra muestra que ilustra ese dinamismo explosivo: en abril 2021 el índice global de la actividad económica (IGAE), el cuál es una aproximación muy precisa del PIB, creció un impresionante 21.4 por ciento, y los datos de la cuenta comercial de mayo permiten inferir una cifra que podría ser incluso superior en la comparación anual.

En la comparativa de abril 2021 contra abril 2020, las importaciones de insumos se dispararon 49 por ciento, un 45 por ciento menor a la tasa de 89 por ciento del mes de mayo 2021 vs mayo 2020. Las variaciones de los datos en la comparativa segundo trimestre 2021 contra el mismo período de 2022 son tan pronunciadas, que difícilmente pueden ser capturadas con precisión por los modelos econométricos estándar, los cuales asumen un comportamiento parsimonioso de las variables para su pronóstico.

Pero dada la fuerte correlación entre las cifras de importación de insumos, el PIB manufacturero y el PIB total, no sería raro ver una cifra de crecimiento del IGAE de mayo cercana al 27-30 por ciento, lo cual, de confirmarse, sería una cifra récord histórico de crecimiento para la economía mexicana.

La estructura de tales cifras explosivas de crecimiento es doble: la primera y más importante obedece al efecto de la base de comparación, pues en el segundo trimestre del año pasado la economía, metida en el confinamiento de la pandemia, se desplomó a un ritmo jamás visto en la historia económica moderna del país.

Como las comparativas de crecimiento más usuales son entre el año corriente y el anterior, la reapertura de la economía y la vacunación, que han normalizado parcialmente nuestras vidas cotidianas, provocan un despegue explosivo en las estadísticas.

Pero si eso fuera todo el efecto, entonces las cifras de abril y mayo 2021 serían muy similares, y todo indica que mayo será incluso más fuerte. Típicamente la semana santa sesga los comparativas en estos meses, pero hace un año las pascuas se pasaron confinados en casa, protegiéndonos del virus, así que es difícil cuantificar el efecto en este año, aunque quizá pese un poco.

Pero una vez que decantamos los efectos estadísticos y de las pascuas, aún nos queda una parte importante de las tasas de crecimiento por explicar, y el argumento más plausible es que la economía no nada más está rebotando, sino que está creciendo.

Impulsada por la fortísima demanda proveniente de los Estados Unidos, y por el consumo interno pospuesto por catorce largos meses de pandemia, la actividad económica mexicana está expandiéndose más allá de un rebote estadístico.

Cierto, la recuperación, si bien explosiva, es frágil y un alza desproporcionada de las tasas de interés, variaciones cambiarias bruscas, o eventos sanitarios adversos, podrían descarrilarla. Pero los datos duros de los próximos seis meses serán muy fuertes.

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