RECUERDOS
Un mensaje me hace reflexionar sobre los recuerdos de la niñez. Siempre son agradables pues nos inclinamos a traer a la mente solamente lo bonito…
Aquellos
juegos de futbol a media calle, cuando era rarísimo que pasara un auto y había calles
donde jamás se veía uno, por lo accidentadas…
Las
niñas se reunían afuera de la casa de alguna de ellas a jugar matatenas, o bien
dibujaban un avión en el piso y con una “teja” hecha con papel remojado se
pasaban una tarde inolvidable…
Nuestros
problemas con el sexo opuesto se reducían a que no nos aceptaban a jugar “a la
comidita” o a ellas se les prohibía acercarse a grupitos de niños, así nomás,
sin explicación…
Precisamente
eran los tiempos en que los padres ordenaban y el chamaco obedecía sin la menor
duda. Atreverse a no obedecer era tener ganas de una “chinga” bien puesta…
Los
que tenían más de 16 años se sentían “muy-muy” porque los hombres se sentaban
en las esquinas para ver pasar a las chamacas y las niñas hacían “rueditas” de
chismorreo hablando siempre de algún muchacho “guapo”…
Ir al
cine era una aventura que se celebraba en grande, pero no había dinero para ir
cada ocho días…
Ya
pasó mucho tiempo de eso, es verdad, pero al recordarlo llega uno a la
conclusión de que había en aquel entonces lo que hoy ya no tienen los chamacos:
imaginación para ser feliz con un soldadito de plomo o con una muñeca de trapo…
Los
que vivimos eso, en verdad que vivimos…
Es
todo. héctor garcía alvarez
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