UN MINUTO

BUEN CUENTO

Había un tipo ateo rabioso. Negaba la existencia de Dios. Para él todo era obra de reacciones químicas, físicas y la evolución…

Va caminando por el bosque viendo los enormes árboles y dice: excelentes obras de la evolución…

Y así sigue adentrándose en el bosque, maravillado de lo cristalina del agua de los ríos, de las caídas de agua, de los valles y lagunas y para todo sacaba a cuento la evolución…

De repente “siente” que alguien lo está mirando. Desconfiado apura el paso y vigila volteando. No transcurre mucho tiempo para que descubra a un enorme oso que en ese momento corre hacia él…

Pega la carrera, pero cada vez el oso está más cerca. En una barranquita, el hombre resbala y rodando va a dar al fondo, seguido ágilmente por el oso que al fin lo alcanza y poniéndole una pata en el pecho, se dispone a matarlo con la otra… y el sujeto exclama: “¡..ayúdame Dios mío...!”

Se inmoviliza el oso, se detiene el volar de las aves, inclusive el río y se oye una voz que dice:

“…¿Por qué me invocas si siempre me has negado y enseñaste a muchos a darme la espalda…? Tienes razón Dios, sería un hipócrita si en este momento te dijera que he cambiado, pero, ¿no puedes convertir en creyente al oso…?

Acto seguido, el río vuelve a correr, las aves a volar y a cantar. El oso, uniendo sus patas delanteras, se posa sobre las traseras, agacha la cabeza y murmura:

--"Señor, bendice el alimento que ahorita voy a comer… amén…”

Es todo.        héctor garcía alvarez


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