UN MINUTO

 RELOJ

Una persona amiga me hizo el favor de llevar a darle “servicio” a mi reloj en la ciudad de México y ayer fui a recogerlo…

De veras que los “chilangos” están bien “amoscados” con las cuestiones de seguridad pues dicen que el miedo no anda en burro…

El edificio donde está la relojería no tiene puertas de entrada, la única forma de acceder a su interior es en auto, por el estacionamiento…

Ahí, un guardia armado “checa” el objeto de la visita. La autoriza y hay que llevar el auto al estacionamiento, donde otro guardia lo recoge y le indica ir a otra oficina…

Ahí debe depositar una identificación vigente oficial con fotografía y se recibe un gafete. Le indican el camino a seguir para llegar al lugar que usted visita. Ya ahí lo está esperando otro guardia que lo hace pasar por una puerta de acero que primero se cierra y luego se abre la de enfrente…

Ahí ya está otra persona que le solicita sus datos y los coteja por radio con el acceso inicial y le hace firmar un registro que se compara por televisión con el del acceso…

Siempre vigilado por una serie de cámaras le solicitan la nota o recibo y se van. Regresan, le indican donde pagar lo que solo se puede hacer con tarjeta de crédito pues no reciben efectivo…

Total que ya cuando tuve en mis manos mi reloj, salí del lugar. De aquí en adelante, compraré mis relojes en la fayuca, hay hasta de 100 pesos y si se descompone, nomás lo tiro y compro otro sin más “cuetes”...

Es todo.               héctor garcía alvarez

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