UN MINUTO

 NO TE METAS EN MI VIDA

Cuántas veces un padre y una madre, con horror han escuchado de labios de su hijo o hija la terrible exigencia de: “¡No te metas en mi vida…!”

Un sacerdote, por Internet, me regala algunas consideraciones sobre ese momento que llegamos a vivir los padres cuando el hijo o la hija están en la juventud y exclaman: “¡No te metas en mi vida…!”

Me señala el sacerdote que hay que contestarle de inmediato que los padres no se meten en la vida del hijo. Es el hijo o hija quien se ha metido en la vida de ellos, la ha ocupado por completo…

Es el producto del amor y se metió en su vida desde el mismo instante en que la madre lo concibió y aumentó ese sentir la primera vez que escuchó latir su corazón…

Ahí se metió en su vida. Ahí la cambió para siempre. Desde entonces ella comenzó a dejar de pensar en sí, para velar por él y cuando padre y madre lo tuvieron por fin en sus brazos nada más lejos de su mente que algún día les dijera ese hijo o hija que: “¡No te metas en mi vida…!”

Y ese hijo se mete más en la vida de sus padres cuando se le tiene que dar biberón cada tres horas, como relojito o cuando lloran porque les duele algo y los padres lloran con ellos al no saber cómo ayudarlos, presas de la desesperación y la impotencia…

Y conforme van creciendo los hijos, más se meten en la vida de los padres que sufren al ver que ya es de madrugada y el chamaco no llega de la fiesta o la disco y descansan perdonando todo, por el simple hecho de verlo entrar a casa sano y salvo…

Los padres, jamás se arrepentirán de que su hijo “se haya metido en su vida”  y ese hijo debía dar gracias a Dios a todas horas por tener a ellos metiéndose en la suya…

     Es todo.               héctor garcía alvarez

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