Lo más cómodo es fragmentar y demoler
“En esta pugna de supremacías, la opresión está a la orden del día y vencer pasa a ser sinónimo de destruir, creando un escenario de contiendas, disfrazadas de lenguajes reivindicativos con raciones de espíritu egoísta”.
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Víctor CORCOBA HERRERO/ Escritor
corcoba@telefonica.net
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A poco que nos adentremos en nuestros recuerdos, observaremos que lo más fácil es romper y destruir. Los héroes, como Nelson Mandela, son los que firman la paz y se reafirman por lo armónico. Indudablemente, cada ser humano tiene la lucidez y el compromiso de forjar un mundo más poético, donde predomine la cultura del abrazo sincero y la palabra auténtica. Realmente nos falta corazón y nos sobran intereses mundanos, que todo lo contaminan y corrompen de dominaciones y esclavitudes; mientras la pobreza, el hambre y la desigualdad no hacen sino aumentar cada día. Los países se ven asfixiados por la deuda. Las gentes se sienten ahorcadas por la inhumanidad de los poderosos. Todo se mueve en la injusticia y el desorden; cuestión que debe hacernos repensar, para que se produzca ese ansiado avance benefactor, más allá de la procedencia, nacionalidad, color o religión. Será bueno, por consiguiente, que otros poderes, ya sean de gobierno o económicos, respeten la independencia judicial y se abstengan de quebrantar su autoridad.