Historias de nuestra propia historia
“Si el legado de Mandela, en otro tiempo, ha servido para iluminar como modelo los derechos de los presos del siglo XXI; también la historia del camino de las Jornadas Mundiales de la Juventud, deben servir como sol para cualquier andar por la tierra”.
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Víctor CORCOBA HERRERO/ Escritor
corcoba@telefonica.net
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Cada día es un incesante volver a empezar. Hay que rehacerse y renacerse. Todo es ponerse en camino y caminar. Necesitamos dar respuesta a nuestros andares, ser solidarios y generosos, alentarnos y alimentarnos los unos a los otros, aprender a reprendernos, bucear por nuestra propia biografía que ha de respetar el orden natural del ser, que es donde habita lo armónico de la historia y es nuestra suprema aspiración. Lo importante es allanar sendas y abrazar horizontes celestes, para llevar al mundo la luz y el calor de los labios del alma. A propósito, me viene a la memoria el camino de las jornadas mundiales de la juventud, aquella inolvidable fecha del 15 de abril de 1984, con la clausura del Jubileo de los jóvenes en Roma con motivo del Año santo de la Redención, en la que el Papa entrega la Cruz a los seres en formación. Desde luego, en todas las etapas de la vida hemos de estar en disposición, también en guardia, para dar fundamento a nuestro paso por la tierra.