PELIGROSAS DIETAS “MILAGRO”

Diariamente un sinnúmero de personas arriesgan su salud y hasta su vida, con la adopción de disparatadas dietas de reducción de peso, que aparecen en revistas, diarios, libros, volantes e incluso en medios electrónicos de difusión.
Estas dietas en su mayoría están mal conformadas por lo que atentan contra la salud de todos aquellos quienes deseosos de obtener resultados con un mínimo de esfuerzo, con una gran credulidad piensan que de pronto el consumo de un solo alimento o la irracional restricción de varios les va a quitar el exceso de peso.
Sería imposible analizar todas las dietas que denominaremos falaces, pues se basan en razonamientos falsos, en su gran mayoría, han sido importadas –sobre todo de Estados Unidos- por lo que de origen son erróneas, pues resultan completamente ajenas a nuestra cultura alimentaría.
El principio en que se basa la pérdida de peso es simple: Si: el gasto de energía es mayor que el ingreso de energía entonces: se utilizará la energía almacenada, perdiéndose peso corporal.
Por lo tanto, el procedimiento mediante el cual se provocará la pérdida de peso puede seguir cualquier camino, siempre y cuando la ingestión energética sea insuficiente para cubrir las demandas del organismo, pero esto no justifica cualquier estrategia para lograr perder peso.
Sin embargo, la mayoría de las dietas de reducción de peso engañan al público, se apartan de las características reconocidas para una alimentación correcta, no inducen buenos hábitos de alimentación y en ocasiones ponen en peligro la salud, sobre todo cuando son restrictivas del mínimo consumo de nutrientes necesarios y se siguen en periodos prolongados.
Ante una dieta de reducción conviene primero hacerse cinco preguntas. ¿Es efectiva?, ¿es factible?, ¿es sostenible?, ¿es inocua? y ¿puede mantenerse la pérdida de peso después de concluido el periodo de la dieta de reducción?
Aún cuando la mayoría de las dietas se enfocan al aspecto de ser “efectivas” –explica el especialista– probablemente sea la forma menos confiable de juzgar los tratamiento de pérdida de peso.
Así, se podría decir que la dieta más simple y más barata, además de ser la más  “eficaz” en términos de pérdida de peso es el ayuno; sin embargo esta no es una solución realista ni permisible para bajar de peso y tratar de resolver el problemas de la obesidad.
Rabadán García dijo que hay infinidad de dietas fáciles de seguir durante unas cuantas semanas, pero para muy pocos obesos será suficiente este tiempo para alcanzar el peso deseado. Si una determinada dieta “funciona” al principio pero no puede seguirse por un lapso suficiente para alcanzar la reducción de peso deseada, dicha dieta no se puede considerar efectiva.
Es el caso de las dietas rígidas que no permiten sustituciones y por lo general se contraponen a los hábitos y las costumbres de quien las sigue. El ayuno y las dietas ricas en productos de origen animal o a base de licuados o malteadas tan populares en estos tiempos son peligrosas, subrayó.
El especialista dijo que el criterio más importante de una dieta es saber si al concluirse se puede mantener el peso pues es ahí donde la mayoría de las dietas fracasan y viene el conocido “rebote”, recuperación de peso.
Sin embargo, con las dietas y consejos que sedan a los derechohabientes a través de PREVENIMSS, mediante el consejo de especialistas, lo que se pretende es crear la modificación de los hábitos de alimentación que condujeron a la obesidad.
Por ello, dijo,  los programas de reducción de peso deben contemplar la enseñanza y la repetición de aquellas habilidades que identifiquen y que alteren los hábitos que condujeron al sujeto al estado obeso.
Sostuvo que es importante analizar los puntos anteriores cuando uno evalúa la propaganda de una dieta que promete una gran pérdida de peso “sin sufrimiento” en dos o tres semanas. Dichas dietas, rara vez conducen a una pérdida de peso permanente.

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