Las dentelladas | 23.07.09

Usted y yo, camarada, entendemos la razón por la que los candidatos a presidentes municipales, a diputados, a senadores, gobernadores y presidentes de la república, junto con los grupos que los apadrinan, le invierten grandes cantidades de billetes para convencer a los ciudadanos que son los “buenos” para los cargos en disputa.
No faltará quien piense que le echan todos los kilos por que se quieren “carrancear” la lana del pueblo, la lana de nuestros impuestos y de la venta de productos como el petróleo que el gobierno federal recibe y luego distribuye a través de las participaciones federales y los impuestos locales que los gobernantes cobran directamente en los estados y municipios, con lo que, en muchos lugares se forman atractivas bolsas por las que muchos se andan matando. Lo cierto es que esa lana, que cuesta mucho juntar, que es propiedad del pueblo y sólo por ello debería considerarse sagrada, es la única que nadie defiende, aunque existan funcionarios que reciben jugosos sueldos precisamente para cuidarla, como los contralores y auditores, muchos de los cuales se coluden con gobernantes corruptos para hacerle abracadabra al presupuesto. Usted sabe, decenas y centenas de gobernantes en este sufrido país, entran con los pantalones raídos a la presidencia y salen en vehículos de lujo, con lentes oscuros y desconociendo a todo mundo por que salen ricos aunque formalmente ganen 25 mil pesos mensuales. Se sabe que muchos de ellos se van sin justificar la lana que les dieron y de todas formas no se sabe que los hayan mandado al bote por pillos. Ahí andan como si nada.
Eso han de pensar algunos pero otros como usted y yo sabemos que en el alma del político se enciende el fuego de la patria y el pelao que prueba el veneno de la polaca ya no sabe otra cosa que servir al lábaro patrio, a sus tres colores y al águila y el nopal. Su vieja le dice: Oyeme recabronsísimo a ver si ya te poner a chambear, ya llevas seis años rascándote las nachas. –Acuérdate bellaca insensata que yo nací para servir y aunque muchos por ahí dicen que sólo sirvo para chingarme la lana, mi corazón nació para el servicio público. Además estos seis años que he estado en la banca no te han faltado los frijoles sin gorgojos y sigues sobre tu “patas de hule”. No comas ansias, el presidente ya me dijo que en cuanto pueda correr a fulanito me llama como director de la orquesta y sacamos para vivir sin chambear otros 15 años.
Se entiende que la raza se la parta por una presidencia municipal como la de un municipio llamado Zihuacalpán de los Cocos, donde se dice que un presidente puede llevarse sin broncas hasta unos 200 melones en el trienio. Y se entiende que la raza se la parta por ser líder de una colonia irregular o en vías de regularización, por que en un descuidito el dirigente puede invadir alguna zona en contubernio con algún funcionario del fibazi y vender algunos lotecitos para salir de prángana. Se entiende. Lo que de plano no entiendo es la campaña que despliega una de las planillas para disputarse ¡la presidencia de la colonia Centro! ¡Hágame usted el recanijo favor! ¡La presidencia de la colonia centro! Enormes lonas, voceos, distribución de trípticos, lo que cuesta un billete, para encabezar una colonia donde no puede uno invadir ni las banquetas por luego te caen los de reglamentos pidiendo que te pongas a mano para hacerse de la vista gorda.
¿Qué se traerán entre manos? ¿Irán a saltar de ahí a algún puesto donde haya suficiente lodo para atascarse? ¿O será -como dicen- el simple caprichito de un gobierno que no quiere que “el control” quede en manos ajenas a las de sus cuates? Vaya usted a saber. A lo mejor deveras a alguien le andan sobrando unos billetes en estos tiempos de abundancia y los quiere invertir en la lucha cívica…

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