LAS DENTELLADAS

Por El Tiburon

En lo que coinciden los dos bandos

Pues sí, camaradas, tal como se esperaba, los “maistros” de la CETEG hicieron pedazos el corazón turístico de Acapulco con su marcha. Según dicen las notas de los diarios, la manifestación afectó seriamente la circulación de los vehículos y con ello la libertad de tránsito de los turistas y habitantes acapulqueños que tuvieron la mala suerte de andar por el rumbo de la costera a la mera hora de la protesta de los cetegistas. Le pegaron a los que ponen la lana para que les paguen su salario en el último día del puente largo.
Anotan los reporteros que cubrieron este evento que la marcha provocó molestias y retrasos en los movimientos del turismo. Los que se tenían que ir no pudieron salir y los que tenían que llegar no aparecían.
Sin embargo los turisteros acapulqueños consideran que las consecuencias más notables se van a dejar sentir en la temporada vacacional de diciembre. Suponen que el temor de que en sus vacaciones los paseantes se encuentren con manifestaciones y protestas (y chingo de muertos) inhibirá la llegada de muchos visitantes a Acapulco.
Hay que reconocer que resolver el problema no es fácil y que no hay quien lo quiera resolver. Son muchos años de corrupción, de componendas, de solapamiento, de engaños, de truhanerías, de manipulación política. Ya vimos, que lo que los maestros quieren es dictar las reglas del juego y seguir engañando al pueblo y engañándose ellos mismos; quieren que las condiciones de atraso y desorden prevalezcan en el estado mientras ellos siguen disfrutando sus privilegios.
El gobierno del estado y las autoridades educativas, tampoco quieren broncas y no tienen ninguna prisa por componer todo lo malo que hay en el terreno educativo. Tampoco se les ve mucho compromiso y a lo único que aspiran es a que no cambién las condiciones y que ellos puedan seguir arriba del carro del poder.
Prefieren nuestras autoridades ir cediendo a las pretensiones absurdas de los maestros justificándose por la presión que ejercen sobre ellas. Y es que, hablando en plata, no es fácil resolver el problema pero aquí además se ve que las autoridades no tienen ninguna prisa. No hay compromiso ni decisión para emprender el camino de salida.
También sabe el gobierno que, si no resuelve el pliego de peticiones, los “maistros” radicalizarán sus protestas y entonces tendrán que aplicar la ley para garantizar que no se violen derechos de terceros.
Si el gobierno aplica la ley, habrá violencia; dos o tres macaneados y, si los líderes del movimiento tienen suerte hasta habrá algún muerto y entonces las autoridades (incluido el gobernador) estarán con un pie fuera del poder y ellos más fortalecidos políticamente. Y eso no lo van a permitir, primero les dan a los “maistros” todo lo que piden.
Y mientras unos y otros hacen y deshacen contra los intereses del pueblo, la raza, la gran mayoría del pueblo, el verdadero dueño de las escuelas, sólo es espectador de este proceso que cada vez nos hunde más.
Y fíjese usted que nadie, ni los “maistros” ni las autoridades de ocupan de llamar al pueblo para que intervenga y ayude a resolver el conflicto. Los profesores exigen que los padres de familia no se metan en sus problemas laborales (y políticos, faltaría decir), en tanto que las autoridades hacen lo propio manteniendo al margen a la comunidad.
Dicen por ahí que sólo con la participación activa del pueblo se va a resolver el problema, sin embargo, ni unos ni otros quieren meter a la raza en el conflicto, por que ¿y si luego que hayan metido en cintura a maestros y autoridades educativas se les mete en la cabeza que quieren poner orden en toda la casa? Mejor que no se metan. En eso coinciden ambos bandos.