Cuatro ejecutados en Quechultenango


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Entre la noche del domingo y la mañana de ayer, cuatro personas fueron asesinadas en el municipio de Quechultenango; se trata de dos casos distintos que las autoridades están ya investigando. En el primer caso las víctimas fueron torturadas y asesinadas a tiros, en el segundo los bajaron de una camioneta “pasajera” para “ajusticiarlos”.
Los dos primeros fueron encontrados sobre el tramo carretero Mochitlán-Quechultenango a la altura del punto conocido como “La Quebradora”; los otros dos en Teocuitlapa. Los cuatro ya están plenamente identificados, fueron reclamados por sus respectivos familiares.
Fue la mañana de ayer alrededor de las 08:30 horas, cuando el agente del ministerio Público del Fuero Común en turno recibió el reporte de que en los linderos de Mochitlán y Quechultenango se encontraban cuatro personas privadas de la vida por arma de fuego.
El primer caso:
En el primer caso, se trata de los mecánicos  Jorge Moraz Rendón de 32 años de edad, avecindado en la calle Cuauhtémoc de la colonia Centro, en Quechultenango y J. Guadalupe Rendón Alcocer, con domicilio en la entrada de esa misma población, en un taller mecánico de su propiedad.
Sobre los hechos se logró saber que el pasado domingo por la noche alrededor de las 20:20 Susano Moraz Calles, sobrino de uno de los ahora occisos se presentó a la comandancia de la Policía Ministerial, en Quechultenango, a reportar la desaparición de las dos personas mencionadas, quienes presumiblemente fueron sacados del taller mecánico antes citado…
El día de ayer, un campesino que realizaba sus labores cotidianas, reportó que junto a la carretera, entre Mochitlán y Quechultenango, en el punto conocido como “La Quebradora”, yacían dos personas privadas de la vida.
Los policías acudieron a verificar el reporte y confirmaron que ahí estaban dos muertos, y que a ambos se les observaban múltiples orificios de proyectil de arma de fuego y huellas de tortura.
Al lugar arribó Susano Moraz, quien, sin dudarlo, identificó a los ahora occisos, por tal motivo hasta el citado lugar se presentó el agente auxiliar del Ministerio Público del Fuero Común a realizar las diligencias correspondientes.
El segundo hallazgo:
El Ministerio Público estaba dando fe del doble asesinato ocurrido en “La Quebradora” cuando fue informado por el comisario municipal de Teocuitlapa, municipio (también) de Quechultenango Heron Castro Nava, que en dicha localidad habían sido asesinadas dos personas más, una en el crucero de Teocuitlapa y Tlanipatitlan, y la segunda en el centro de la población.
El primer es quien en vida respondió al nombre de Noe Reyes Zacatitlán de 32 años de edad, originario y vecino de Teocuitlapa; el segundo fue identificado como Neofés Laureano Márquez, de 72 años de edad.
El agente del Ministerio Público se trasladó a Teocuitlapa y estaba dando fe del primer cadáver, el de Noé Reyes, cuando se hizo presente ahí la esposa, ahora viuda de este y le pidió que el cadáver no fuera trasladado al SEMEFO capitalino, pues ellos  son personas de escasos recursos económicos y no podrían pagar que una funeraria se los trasladara luego a su tierra natal.
Al cadáver de Noé se le observaron al menos 20 orificios causados por proyectil de impactos de arma de fuego; sobre lo ocurrido sus familiares dijeron que Noé Reyes salió de su domicilio alrededor de las 5:00 horas, para dirigirse a su centro de trabajo donde se desempeña como albañil.
Y saben que fue en el centro de la localidad  cuando abordaba una camioneta “pasajera” esta fue interceptada y él bajado  del vehículo por hombres armados, que se lo llevaron para asesinarlo.
En cuanto al campesino Neofés Laureano Márquez de 72 años de edad, este fue abatido a balazos en pleno centro de Teocuitlapa cuando recién había salido de su vivienda y abordaba la misma camioneta que Noé.
En los cuatro casos el agente del Ministerio Público accedió a que los cadáveres no fueran trasladados a esta capital para ser sometidos a la autopsia  en el Servicio Médico Forense, por lo que una vez que un médico legista dio fe de las lesiones que externamente se les apreciaban, los cuerpos fueron entregados a sus familiares, en el mismo lugar donde fueron hallados sin vida, respectivamente.

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