Hágase consciente de que Dios le ama a usted, nos ama a todos. Él desea que vayamos a Él, porque en el fondo de nuestra alma somos todos hijos del Reino de Dios y el Reino de Dios es nuestro verdadero e imperecedero Hogar, por toda la eternidad. Jesús dijo que Dios no habita en templos de Piedra, y que el hombre es el templo de Dios, por eso haga la prueba y disponga un lugar tranquilo donde usted pueda rezar. Deje que con una música armoniosa y con la oración, poco a poco éste lugar se transforme en un lugar que ejerza una fuerza de atracción en usted.
Póngase en sintonía con su rincón tranquilo y así usted será atraído una y otra vez por ese lugar, aunque sólo se trate de una esquina tranquila de su habitación. Mantenga ese pequeño ámbito, que ha preparado para recogerse en su interior y meditar, libre de malos pensamientos que son puramente humanos. Retírese a ese rincón, con el que se ha familiarizado, sólo cuando quiera escuchar música y entregarse a la oración. Y cuando rece, hágalo dirigiendo su oración hacia el fondo del alma, es decir, hacia el interior, puesto que usted mismo es el templo de Dios, y Dios vive en usted.
Alguna vez fallecerá nuestro cuerpo, pero Su llamada tiene validez: «Venid a Mí todos los que estáis agobiados y cargados; Yo os quiero aliviar». ¿Adónde tenemos que ir entonces, si el Espíritu de Dios, del Cristo de Dios vive en el fondo de nuestra alma? Pues a Él, que vive en nosotros.
De la Publicación gratuita: “Dios en nosotros”
Vida Universal
Ana Sáez Ramírez
45.271.959 R
www.editorialvidauniversal.org
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