APUNTES DE UN VIEJO LÉPERO

Jeremías Marquines

Historias de Manuelito

Había una vez un niño que se llamaba Manuel y era muy mentiroso. Toda la gente de su pueblo sabía que no podía hablar sin decir mentiras. Si alguien le decía algo, cualquier cosa, él siempre contestaba con una mentira.

Todos sabían que Manuel era muy mentiroso pero sólo Manuel y sus amiguitos no se daban cuenta. Estaban tan acostumbrados a decirse mentiras entre ellos que ya todo les parecía muy normal, pero a la gente del pueblo no le gustaba que los engañaran y le decían: “oye ya no sigas mintiendo, sabemos que eres mentiroso no somos tontos, además cada vez que dices una mentira se te caen los pocos pelitos que aún tienes, te pones más calvo y te haces más chiquito”.
Pero Manuel y sus amigos no hacían caso a nadie, era egoísta y testarudo. Se sentía merecedor de muchas cosas; se creía que cuando hablaba, por medio de él hablaban los dioses; se sentía con más pantalones que cualquier otro niño; miraba a la gente con fingida bondad y menosprecio. Sólo veía a las personas como cosas de utilidad, como medios para hacerse de más cosas para él y sus amigos.
En resumen, Manuel sólo veía por él mismo sin tomar en cuenta los sentimientos ni las necesidades de los demás. Es lo que unos llaman centralización del ego, una superabundacia de ego-ísmo. Este ego-ísmo es el componente esencial de la angustia y de la depresión en la existencia. Es el síndrome de Pinocho que quiere mil cosas, entre ellas, incluso, sanar de su enfermedad, y cuando el hada le entrega la medicina, la rechaza pues piensa solamente en su mal sabor, pero reclama vigorosamente el ser sanado.
Así era manuelito, había crecido muy malcriado y egoísta porque su papá, Rubén Guepetto, lo alentaba a seguir su ejemplo. Este era un viejito ruin que se había hecho inmensamente rico porque siempre hacía negocios con los virreyes que gobernaban y explotaban salvajemente a su propia gente, pero ahora las cosas ya no le estaban saliendo bien y culpaba a manuelito.
En fin, las campañas electorales para elegir al próximo gobernador del estado de Guerrero ya tomaron su propia dinámica y, como nunca antes había ocurrido, los indecisos y poco informados, son ahora los primeros que decidieron de manera temprana a quién darle su voto. Es indudable que el candidato de la coalición Guerrero nos Une, Ángel Aguirre ha consolidado la aceptación de la mayor parte del electorado de ambiguos o indecisos, de la también llamada sociedad civil. Un segmento que regularmente se decide al último momento y es el que inclina la balanza, pero en esta ocasión, su activismo inédito sirvió a la vez para convencer a los militantes de las coaliciones partidistas de que apoyar a Ángel Aguirre fue la mejor decisión.
Más allá del propio candidato Aguirre y de las coaliciones, la sociedad de Guerrero en general ha hecho suya no una imagen, ni un eslogan de campaña, ha hecho suya una posibilidad, una idea de que siempre es posible estar mejor y han depositado esa confianza en un individuo al que consideran con mayor capacidad y seriedad para sacar adelante esta empresa. Sin embargo, Aguirre no debe perder de vista, ni pecar de soberbio contra el apoyo de los partidos de la coalición como de pronto parece hacerlo al decir que “no tiene compromiso con nadie”, lo cual puede traducirse como ingratitud que es algo de lo que le acusan en el PRI. El voto duro es resentido y aún no hay nada decidido. La sociedad civil no es confiable porque no tiene ideología; decía Nietzsche que la plebe es ingrata, ojo.
Han visto en Aguirre Rivero al individuo que puede, con la ayuda de gente adecuada, sacar del atraso histórico a Guerrero. La expectativa que su candidatura ha creado es superior a la que en su momento creó el malagradecido zeferino torreblanca, actual y fallido gobernador. Tiene ante sí un compromiso mayor y menos tiempo para cumplir. El reto es interesante y es la mejor forma de probar que es un hombre capaz, si falla o si le gana la ambición o la flojera, Guerrero nunca se lo perdonará.
Hasta ahora, se han visto algunas correcciones en la campaña de la Coalición Guerrero nos une, se nota mejor disposición y aunque siguen fallando en el manejo de medios y la forma de comunicar las actividades del candidato, lo cierto es que la gente ya decidió y Aguirre va a ganar a pesar de él mismo, de sus errores discursivos y de un equipo de campaña sin creatividad y con evidentes deficiencias y que si se siguen confiando pueden meter en un problema y comprometer seriamente la candidatura.
En la parte del mensaje, se agradece de Aguirre que ya no siga hablando como hipócrita al decir que el suyo será un gobierno de “rostro humano”. Al parecer ya corrigió esa expresión y ahora afirma que su gobierno será humano, sólo le falta que sea solidario para hacerlo distinto y más cercano al de Marcelo Ebrart.
También es interesante que haya matizado algunas otras desviaciones y errores garrafales como la propuesta de hacer obra pública con dinero público para entregarla a la inversión privada. Una iniciativa que ha sido rechazada porque sólo sirve para empobrecer más al Estado y hacer más ricos a los ricos. Quizá alguien, algún economista desinformado le hizo esta propuesta y el candidato la pescó para mal. El mejor ejemplo de este tipo de negocios es la autopista del sol donde se mezclaron dinero público y privado y los afectados son los usuarios porque es una de las autopistas más caras y malas del país.
El otro error fue el de no ser definido con el asunto de La Parota. De manera taimada y ambigua, dejó entrever que quiere que se construya una mega presa que desde hace años están prohibidas en otros países porque ayudan a la generación del efecto invernadero y al calentamiento global, además que destruyen los ecosistemas y provocan migraciones internas y pobreza. Más allá de que el proyecto genere empleos y otras cosas mágicas y pasajeras, lo que se tiene que evaluar es el irreversible y eterno daño ambiental que se generará. Hay que cambiar la mentalidad depredadora de los inversionistas aventureros, eso que hoy tienen a Acapulco sumido en el caos absoluto y sin posibilidades de cambiar porque esos “los empresarios” y los gobiernos gandallas vendieron y compraron hasta los poquitos pedazos de playa que existían, ahora están presionando por La Parota.
En fin, a pesar de él mismo, Ángel Aguirre va. Lo que preocupa son sus declaraciones porque ni los presidentes de los partidos de la coalición ni el consejo superior de su campaña le dicen las cosas como son. Hay errores muy graves señores que deben subsanarse a tiempo. Uno de estos errores es el pasado, nada del pasado de Guerrero es mejor porque si así hubiera sido, no estaríamos hoy como estamos. Las campañas electorales venden futuro, venden esperanza, no venden pasado, no rebuscan en la bacinica de los gobiernos anteriores a ver qué programa sirvió para volverlo a usar, como recién hizo Aguirre al decir que piensa revivir el insultante festival Acafest Acapulco. Una cosa es que los políticos tengan mal gusto y otra cosa es que sólo quieran heredarle a los guerrerenses el folclorismo que los hace ver como curiosidad de feria y la mierda mental de televisa.
Por el lado de Manuel Añorve, pues no hay mucho que decir, los priístas ya saben, sienten que van a perder porque don Manuel no deja de decir mentiras. Ya muchos priístas están hasta el gorro con las patrañas de manuelito y sigilosamente están abandonando la nave verde. Como lo escribí hace unas semanas, Manuel equivocó la estrategia y marcó una dinámica de golpeteo y mentira que se le ha revertido.
Como no tiene nada qué vender, no tiene logros, Añorve trata de exprimir al máximo la ubre del ayuntamiento de Acapulco. El grueso de su campaña está conformada por trabajadores de la comuna porteña que cobran en la lista de raya y regidores que no tienen clara la comprobación de los 120 mil pesos mensuales que reciben para gestoría y que se lo quedan como propio. Sería bueno que de pronto se le prendieran los sesos a los diputados aguirristas y aliados que son mayoría, y exigieran a la Auditoría General del Estado una revisión exhaustiva de las finanzas de gobierno municipal de Acapulco de los últimos cinco meses y de la lista de raya. Bueno sólo es una idea, a ver qué pasa. Ahí queda eso.
LA CONTRA:
El problema que tiene el señor Añorve no es que sea mentiroso, sino que además es cínico. Ahora acusa a los gobiernos del PRD de dejar sin agua a Acapulco. A don Manuel se le olvida que los pocos meses que fue alcalde interino de Acapulco dejó desmantelado al ayuntamiento. Cuando el PRD asumió el gobierno no había ni una computadora, y las máquinas de escribir no servían, no había sistema, ni había cartografía digital, los carros se los habían robado, el hermano de Ramiro Solorio, el ahora regidor Jorge Hernández Almazán, de ahí inició su negocio de maquinaria, y Capama fue bolseada por el propio Añorve. Aún está fresca aquella denuncia que le tenía preparada Zeferino por rata. En fin hay que ser verdaderamente cínico para mentir de esa manera y la gente tiene que ser suficientemente pendeja para creerle… Añorve recibió un ayuntamiento sin deuda, con finanzas sanas, con una nómina controlada, sin la abultada lista de raya que ahora tiene, con certificación para endeudarse, con sistemas computarizados modernos. El hecho que ni López Rosas ni Félix Salgado quieran defender sus administraciones es otra cosa, pero fueron ellos quienes crearon el programa de apoyo a los adultos mayores, las becas escolares y demás prestaciones que hoy tienen los trabajadores del ayuntamiento que antes, en los tiempos de Añorve y su PRI no existía y que ahora en 18 meses de mala administración han destruido completamente.
jeremarki.blogspot.com