MEMORÁNDUM

Por Gerardo Ruano Cástulo  


*** Malas señales añorvistas.

El anuncio con bombo y platillo, hecho por la dirigencia estatal del PRI, que encabeza Efrén Leyva Acevedo, informando que se ha iniciado el proceso de expulsión a los representantes populares priístas que han manifestado su apoyo al candidato de la coalición Guerrero nos une, Ángel Aguirre Rivero, parece ser una mala señal para la causa añorvista.
Y lo parece, porque es evidente, que el proceso de expulsión tiene la finalidad de mermar el liderazgo de los “aguirristas”, a efecto de buscar que sus seguidores se desanimen, creyendo que con ello, los bonos de su candidato, Manuel Añorve Baños, habrán de subir, puesto que su barco se está hundiendo.
Lo que pareciera un procedimiento normal y natural en el PRI no lo es. Prueba de ello, es que después de la pomposa jornada de la lealtad, en donde en lugar de ganar algo el candidato del Tricolor, solamente se dio cuenta de la división que se ha generado. Se había anunciado que ese tema, el de las posibles expulsiones, ya se había cerrado y que de ahí para adelante les ocuparía trabajar para la causa de su partido y de Manuel Añorve.
Por eso se entiende que la medida, de hacer un anuncio espectacular, tiene otro trasfondo. Y que no es otro, que el de buscar levantar la campaña de su candidato, intentado dar golpes publicitarios, más que efectivos, porque de entrada, seguramente los indiciados no se habrán de quedar cruzados de brazos. Pero lo peor, para la causa del PRI, es que los convierte en mártires, fortaleciendo el proyecto de Ángel Aguirre Rivero.
La pomposa expulsión, deja en claro que el delegado del PRI, Fernando Moreno Peña, se fue de largo al asegurar que los señalados, ya habían sido expulsados de manera automática. Lo cual demuestra, que todo en el PRI se ha manejado de manera mediática y con muy poca efectividad.
El anuncio de la dirigencia priísta, refleja que el panorama para el PRI es sombrío. Esa decisión envía un mensaje claro de que el candidato de la coalición Guerrero nos une va en franco ascenso y nada lo detiene.
Por donde se vea, el tricolor comienza a mandar malas señales para la causa añorvista. Pero una decisión de esa índole, es total y completamente natural, a sabiendas de que el dirigente estatal es Efrén Leyva Acevedo, quien se caracteriza por trabajar con las vísceras antes que el cerebro.    
Y es que además, el vaquero de San Mateo, parece olvidar que muchos priístas, que hoy apoyan a Ángel Aguirre Rivero, saben que dentro de los seguidores de Manuel Añorve se encuentran un buen número de traidores, que le clavaron un puñal por la espalda a su partido y a su candidato, en las elecciones de 2005. Algunos trabajan hoy cerca de Efrén Leyva.
Por eso la decisión no ayuda en nada a Manuel Añorve. Por el contrario, solamente sirve para reafirmar que su campaña no levanta y que sus bonos van a la baja. Esa es la cuestión.
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