¿Reconocerá la Cumbre de Cancún que ya no hay marcha atrás?

La Agencia de noticias Europa Press adelantaba el pasado 29 de Noviembre, la falta de esperanza que los expertos en la lucha contra el cambio climático albergan sobre el éxito de la cumbre de Cancún tras el fracaso en Copenhague, entre otras cosas por los datos revelados por la Organización Mundial de Meteorología, que avisa que los niveles de gases causantes del efecto invernadero han alcanzado ya su nivel más alto desde el inicio de la Revolución Industrial.
No obstante Naciones Unidas espera que la cumbre de Cancún consiga al menos dar el suficiente impulso, porque “de lo contrario la gente va a perder la fe en el sistema”, según ha afirmado el director del Panel de la ONU sobre Cambio Climático, Rajendra Prachauri.
Quien esté atento a las noticias oye hablar una y otra vez de catástrofes aisladas que tienen lugar sobre la Tierra. Sin embargo mucho de lo que sucede es sólo nombrado brevemente a pesar del estado amenazador de este mundo, en el que las catástrofes aumentan y se van incrementando, siendo cada vez es más difícil quedar ocultas para un contemporáneo despierto.
Más de un lector seguramente se preguntará: “¿Cómo puede permitir Dios las catástrofes, los trastornos de la tierra y las muertes? ¿Por qué no interviene?” Pero Dios no envía ninguna catástrofe a los hombres, todo lo contrario, El advirtió oportunamente.
En todos los tiempos Dios habló a través de hombres y mujeres justos, a través de Sus profetas. Dios envió a esta tierra incluso a Su Hijo, Cristo. El hizo presente, advirtió y mostró el camino de vuelta hacia su origen divino. En nuestro tiempo Dios ha vuelto a enviar a un gran profeta a los hombres, se trata de Gabriele, la profeta y mensajera de Dios, a través de la cual El anunció y sigue anunciando Su mensaje y sus advertencias a la humanidad de una manera que ya nadie las puede desoír. Sin embargo, la mayoría de los hombres, encabezados por la casta sacerdotal, que estuvo en todas las épocas en contra de los profetas de Dios, ni hizo caso ni escucha actualmente Su palabra.
Como en todos los tiempos, el Espíritu de Dios lo intentó advirtiendo a los hombres sobre las causas que creaban, las cuales les alcanzarían en forma de efecto si no cambiaban a tiempo. Sin embargo los teólogos se comportaron como siempre lo han hecho y como las hogueras hoy en día ya no se acomodan a la época y con ello ya no es posible anular a un profeta asesinándolo, ellos intentaron hacer callar a la profeta de Dios difamándola y ridiculizándola. Al que creía en la palabra de Dios se le denominó “apóstol de los tiempos finales”.
Con el correr de los años se ha ido haciendo cada vez más evidente que el Espíritu de Dios no había provocado de ninguna manera pánico, sino que únicamente había advertido oportuna y cariñosamente a los seres humanos, para preservarles de la desgracia. Hoy en día ya no se oye más el reír de los teólogos, pues ahora también los científicos confirman aquello que el Espíritu de Dios ya había manifestado hace muchos años por boca profética. Hoy día la ciencia no puede ocultar las transformaciones que tienen lugar sobre la Tierra, pues los efectos no sólo son visibles para muchos, sino que también se pueden sentir. Ya ha comenzado el tiempo de los grandes cambios hacia la nueva era.
Basado en la publicación gratuita: “Catástrofes, cataclismos y muerte”. Solicítelo


Maite Valderrama Texeira
24823003 T
Vida Universal
www.editorialvidauniversal.com

No hay comentarios.:

Publicar un comentario