APUNTES DE UN VIEJO LÉPERO

Por Jeremías Marquines  

Fobaproa para deudores del Infonavit

En el cuento de Juan Rulfo, Nos han dado la tierra,  un grupo de campesinos que dejaron de ser revolucionarios a cambio de recibir del gobierno federal unas cuantas hectáreas de tierra sin agua, se quejan con un enviado del gobierno porque en las tierras que les dieron no hay agua; en respuesta, el funcionario, en lugar de entender la necesidad, les reprocha a los campesinos su mala fe porque a pesar de que el gobierno les dio las tierras todavía se quejan de que no tienen agua.
Los campesinos ante la impotencia y la velada amenaza dicen: “espérenos usted señor delegado. Nosotros no hemos dicho nada contra el Centro. Todo es contra el llano... No se puede contra lo que no se puede. Eso es lo que hemos dicho... Espérenos usted para explicarle. Mire, vamos a comenzar por donde íbamos...”
Desde el poder siempre se ha visto a la pobreza como falta de motivación, poca mentalidad y escasa habilidad para producir riqueza. Además de eso, la religión presenta a la pobreza como un requisito para la salvación, la moral destaca la pobreza como una virtud estoica, que la estética hace hermosa y la política útil. Siempre ha habido empresarios que operan sus empresas en tiempos de pobreza.
Es una coincidencia o un chiste cruel, pero parece que ahora cuando peor le va a los trabajadores y los empleos tienen salarios misérrimos, el Infonavit y los bancos, abren sus brazos generosos para dar créditos de vivienda a cualquiera que teniendo algún ingreso lo solicite.
Hoy ya no es tan necesario llenar torres y torres de papeles para obtener un crédito de vivienda; basta con tener un trabajo fijo con ingresos superiores a los cinco mil pesos mensuales y seguridad social, eso es todo. El negocio es hacer que cada mexicano esté endeudado. Hay una política empresarial que dice: “mexicano sin deuda es mal mexicano”; de allí la aparente facilidad conque la gente es “beneficiada” con falsos créditos en las tiendas de los abonos chiquitos.
El trabajador, luego de recibir su crédito se va contento y hace fiesta porque ahora sí tiene una vivienda propia; una vivienda que tardará algo así como 20 años en pagar, y lo más seguro –a como están los tiempos de violentos– es que nunca tenga en sus manos la escritura de esa casa pero eso no importa, ya cumplió parte de su sueño. No obstante apenas comienza su pesadilla.
Pero resulta que el trabajador al año de recibir su crédito se queda sin trabajo y se encuentra en dificultades para seguir pagando al Infonavit. El trabajador, ahora lanzado a la calle y quizá al comercio informal, como puede intenta pagar al organismo, un mes si, otro no, pero no es suficiente y entonces comienza el acoso ilegal y anticonstitucional para obligar al ex trabajador a pagar. Es en este momento cuando el Infonavit pasa de organismo público a usurero vil.
El Infonavit es un organismo del gobierno federal, se crea en tiempos del presidente Luis Echeverría como parte de esa su política con tintes socialista que buscaba compensar a los trabajadores y fortalecer también el corporativismo de las centrales obreras. En esos tiempos como ahora, era imposible que los trabajadores aspiraran a tener casa propia algún día. El único mecanismo para que un obrero adquiriera una propiedad era entrarle a los créditos porque en ese tiempo como ahora, como siempre, los bancos no prestan a los pobres.     
El Infonavit es pues, desde su origen, un organismo de utilidad pública del Estado mexicano con un fin estrictamente social. No es una empresa pública cuyo fin es el lucro o la obtención de ganancias. Su creación se corresponde con lo que señala el artículo 4 constitucional, párrafo 6: “Toda familia tiene derecho a disfrutar de vivienda digna y decorosa. La ley establecerá los instrumentos y apoyos necesarios a fin de alcanzar tal objetivo”.
Justificados en una ley del Infonavit hecha por usureros, pues su ganancia se fundamenta en los groseros intereses que cobra a una clase trabajadora ya de por sí bolseada. Los encargados de esa institución se amafian con desarrolladores de vivienda, constructoras, bufetes de abogados y compañías de bienes y raíces para hacer negocios a expensas de la clase trabajadora que se pasa media vida pagando intereses por su vivienda para que el día menos pensado, estos rufianes se la arrebaten y luego la subasten a otros rufianes de la misma mafia.
En lugar de manejarse como un organismo del Estado mexicano de carácter inminentemente social, el Infonavit se comporta como una empresa privada de bienes y raíces o como un banco que judicializa los cobros y expolia de su patrimonio a los trabajadores.
Es cierto que la institución tiene que recuperar lo que invierte en cada crédito y también es cierto que no es una beneficencia; sin embargo, también es cierto que no es una empresa privada y por lo tanto los mecanismo que usa para la recuperación de la inversión no deben ser los mismos que emplean las empresas usureras para cobrarle a sus clientes, sobre todo cuando la mayoría de los clientes del Infonavit son trabajadores que están expuestos a la pérdida de su empleo por la pésima política laboral del país y por las condiciones miserables en que el actual gobierno deja al país.
En Guerrero más de dos mil trabajadores presentan considerable atraso en sus pagos, derivado de la pérdida de empleos, sin embargo,  el Infonavit y sus bufetes de abogados trinqueteros los hostigan y amenazan con despojarlos de sus viviendas por medio de un programa seudojudicial para forzarlos a firmar contratos perversos y reestructuraciones de deuda donde el que pierde es el trabajador. Los trabajadores son acosados de forma parajudicial por empresas como el llamado Grupo de Administración de Bienes y Servicios S.A de C.V., GABSA que con métodos invasivos y usando calcomanías del Infonavit advierten a los deudores de severas sanciones judiciales por atrasarse algunos meses en sus pagos. De manera impune estos bufetes de cobranza del Infonavit tratan a los trabajadores como si se fueran delincuentes que quisieran robar a esa institución.
Es labor de los diputados federales analizar si el programa de cobranza judicial que aplica el Infonavit a sus deudores corresponde a la función que todo organismo público de función social debe tener. Ni modo que la Sagarpa o Desarrollo Social le exijan con abogados de por medio a los campesinos que paguen el crédito que se les dio, cuando todos saben que el campo mexicano está en ruinas. Sin embargo, no es que los trabajadores se nieguen a pagar, lo que pasa es que algunos no tienen con qué pagar y es allí donde se requieren políticas más flexibles de compensación.
También, es labor del Congreso solicitar al Infonavit información sobre las empresas de cobranza que a nombre de esa institución acosan y amenazan telefónicamente a los trabajadores morosos. Y también es su función investigar por qué el Infonavit permite a empresas privadas de cobranza usar la información privada de sus clientes que se encuentran en la base de datos de la institución para que estas compañías, muchas veces fantasmas presionen a los trabajadores y les cobren cantidades que van de mil 500 a dos mil pesos por el trámite de firmar un convenio.
El artículo 123 constitucional, párrafo XXVIII especifica que: “las leyes determinarán los bienes que constituyan el patrimonio de la familia, bienes que serán inalienables, no podrán sujetarse a gravámenes reales ni embargos y serán transmisibles a título de herencia”. Esto incluye por supuesto las casas de los trabajadores adquiridas por medio de créditos al propio Infonavit. Por eso resulta grotesco que esta institución haya interpuesto  en Guerrero más de 2 mil demandas contra trabajadores que no han podido cumplir con el pago de los créditos y, como resultado, están en riesgo de perder ese patrimonio familiar.
México es un país de deudores. Es tiempo que los diputados federales vayan pensando en la posibilidad de crear un fondo para la recuperación de los deudores del Infonavit, si ya antes se creó un Fobaproa para beneficiar a las mafias empresariales, es bueno que también ahora por única vez se piense en apoyar a los trabajadores mexicanos que tienen deuda con ese instituto.
Ahora, para que se entienda de qué se trató este artículo, por favor, recuerde usted el nombre del cuento de Juan Rulfo que cité al principio y sólo cambie tierra por casa.

1 comentario:

  1. EAsi es el Sistema de Los negocios, no solo aqui sino en todo el orbe, Que es lo que hace la diferencia?? La educacion de los de abajo...Mientras el Mexicano no cambie su actitud hacia la educacion, Los Principios y Valores no puede exigir Justicia, Respeto y Derechos, simplemente por que no los sabe reconocer y no sabe que hacer con ellos...( Las perlas simplemente no se hicieron para los Cerdos)

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