Entre la verdad y la ficción

Por Jorge Falcón*

Que siempre no dijo, lo que se escribió.

El director de seguridad pública en la comarca atoyaquense, Roberto Hernández, señala fúrico en contra de algunos “periodistas” de esta región -desde Atoyac de Álvarez, San Jerónimo y Tecpan de Galeana- que debe “cooperar para el “gremio” con una cantidad que oscila entre los dos mil y dos mil quinientos pesos. Señalando que en breve hará una conferencia de prensa en Acapulco, para exponer ante la opinión pública a estos malandrines.
La queja del abogado, es con justa razón; puesto que co-existe un sindicatito de redactores de la prensa, blanco y con estatuto confuso y ausente ética que se dedica a la extorsión, al chantaje y al soborno. Cuyo mentecato dirigente exigen “cash” por nota -como si esta fuera redactada con lujo gramático y de trascendencia social-periodística- cuando éstos gaznapiros entienden moral, por ¡hola buenos días!; y, ética, por ¡Adiós, buenas noches!
Estos hamponcetes que solo escriben por mandato de su patroncito, quien desvía dinero de la administración municipal, -cuando éste deberá ser utilizado para mejoras de la ciudad- solo para que estos garabateen loas, distorsionen la realidad de la cabecera o manipulen noticias que solo beneficien a quien les paga con dinero atoyaquense.
La lamentación del conocido profesionista y estudiante de la especialidad de ciencias políticas, es una clara demostración de exhibir a estos parásitos que siendo su trabajo de origen otro -los hay albañiles, boleros, maneja cables, mandaderos, matanceros, pepitones, orejas, etc.- confunden el ejercicio del periodismo como una forma de obtener dinero; y, no como un método para ser el vínculo de la demanda entre los poderes facticos y la sociedad. Hoy el periodista es un comunicólogo, es un ser que entiende que los mass media, es la herramienta para abrir conciencias. El periodista es un redactor, académico e instruido. No un cuenta chiles, que denigra a los estudiantes y estudiosos de esta profesión.
La runfla de maleantes siente que colgándose una cámara al hombro, una libreta y una pluma, y un chaquetín de fotógrafo mal pagado se siente con el poder de perjudicar la personalidad de gente de bien. Hoy los desenmascaran, a quienes sus empresas periodísticas no les pagan un salario decoroso, debido a que saben que no son redactores profesionales.
Los sindicatitos de redactores de la prensa, son cuevas de Alí Babá y sus ladrones; independientemente de ser analfabetos y chantajistas. A esta queja también se une parte del cuerpo edilicio y el director de protección civil en esta comarca cafetalera.
¿Qué sindicato de redactores de la prensa, posee convenio laboral con alguna empresa de medios masivos impresos, radio, tv e internet, para ser considerado con ese término de gremio? ¡Ninguno! Luego entonces.
*Catedrático universitario y consultor en administración y mass media. sin.marca@gmail.com

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