APUNTES DE UN VIEJO LÉPERO

Por Jeremías Marquines

Zeferino: avance cero en la cultura

No fueron suficientes seis años de gobierno a Zeferino Torreblanca para lograr cambiar en un mínimo las condiciones de atraso y marginación artística y cultural que padece el estado de Guerrero. De acuerdo al análisis de la Encuesta de Prácticas y Hábitos Culturales de Guerrero 2010, tomo promovido  por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, el nivel de lectura y acceso al libro de las y los guerrerenses sigue siendo igual a como han estado siempre, es decir 0, lo mismo el disfrute de espacios, espectáculos y centros  culturales donde los principales factores para no asistir son la falta de información, el tiempo, la distancia y la marginación.
De acuerdo a esta encuesta, los periódicos y revistas son los materiales impresos que más leen los guerrerenses, y de éstos, los que más consumen son las revistas de espectáculos televisivos (74.4%);  seguidos de los materiales para la escuela (68.1%). Del mismo modo, casi la mitad de la población entrevistada (48.3%) manifiesta no haber comprado ningún libro en un año, pero además, se destaca que los únicos libros que compra la población son aquellos relacionados con las materias  escolares y la autoayuda.
Asimismo, la encuesta indica que casi el 40% de la población no ha leído un libro en un año y que  el 97.7% acostumbra ver televisión y los programas que prefiere son las telenovelas en rangos de edad que van desde los 15 hasta los 34 años; y por nivel de escolaridad, son los universitarios quienes más consumen estos programas, seguido de los noticieros. Se destaca en este rubro que la marginación no es un factor preponderante para no ver televisión, pues en la misma intensidad lo hacen los sectores marginados que los no marginados. Sin embargo, de manera contradictoria el 56.9% los guerrerenses piensan que ver televisión es malo para los hábitos de la lectura.
En lo que respecta al uso del tiempo libre, las y los guerrerenses piensan que la mejor actividad es ir a caminar (19.7%), seguido de reuniones con amigos (19.1%), ir a la iglesia (13.2%), pero en lo relacionado con asistir a alguna actividad cultural como el teatro, la danza o exposiciones sólo el (0.5%) lo considera importante.
De siete actividades artísticas evaluadas, las y los guerrerenses señalan que la actividad que consideran como muy importante de realizar es escribir, por poco más de siete de cada diez entrevistados (76.5%); seguida de leer (45%), y danza o baile tradicional (35.1%); tocar un instrumento (27.5%) y cantar y pintar con el (26.7%); lo que indica que existe disposición de la población por practicar algún tipo de disciplina artística pero argumentan que no lo hacen por la marginación, es decir por no tener acceso fácil a estas actividades.
No obstante, sobre la práctica de alguna actividad artística o cultural, la encuesta aporta que poco más de siete de cada diez guerrerenses no lo hace (73.4%), por sexo (13.4%) de los hombres y (13.3%) de las mujeres entrevistados no lo hacen ninguna actividad cultural o artística. El factor que inhibe esta práctica sigue siendo el de la marginalidad, seguido de no tener tiempo y porque no le gusta, y en último lugar, porque no encuentra talleres que le interesen.
Respecto a la opinión de las y los guerrerenses sobre la utilidad de las costumbres y tradiciones, se obtuvo que seis de cada diez responde que para no se pierda la tradición (63.3%), para convivir mejor (9.2%); para divertirse (8.4%), para lograr identidad (5.0%) y para tener un buen trabajo (0.2%).
En cuanto al conocimiento y evaluación que tienen los guerrerenses del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), se indica que cinco de cada diez, no han escuchado hablar de esta institución (no se expresa si es el mismo número para el IGC), en cuanto al conocimiento que tienen del INAH, seis de cada diez, dice no haber escuchado nada.
Un dato muy importante que se menciona en esta encuesta, se refiere a la identidad histórica de las y los guerrerenses, en la pregunta de qué héroe de la independencia de México se le ubica como el más importante en la entidad; el 49.6% respondió que Miguel Hidalgo, cuando la respuesta que cualquiera esperaría sería Vicente Guerrero por el simple hecho de que el estado lleva el apellido del prócer de Tixtla. Sin embargo, sólo el 20% lo menciona, de los demás, incluyendo a otro gran héroe relacionado con el estado de Guerrero como Morelos, los porcentajes son ínfimos. Este simple hecho, refiere la abrumadora deficiencia en la formación escolar básica que existe en el estado y, sobre todo, deja ver la falta de identidad histórica y cultural existente en las y los guerrerenses.
En fin, la mencionada encuesta da para mucho más, pero casi todo arroja saldos negativos para la formación educativa, y la gestión arte y cultura que se ha hecho en el estado. Aun cuando la muestra tiene deficiencias porque las preguntas son demasiado subjetivas, pues se refiere sólo a las impresiones que tienen las y los guerrerenses con respecto a cada uno de los temas evaluados, los resultados son bastante desalentadores y expresan la mediocridad y la improvisación con la que se han atendido las políticas culturales en el estado.
Esta encuesta indica que la población de Guerrero sigue sumida en el más amplio y vergonzoso atraso cultural debido a que se ha priorizado como política estatal, la difusión del folclor y las festividades  pueblerinas y se ha abandonado la formación artística integral y la difusión de los valores cívicos y éticos que generan identidad. Esta aberrante deficiencia en la formación humana  de las y los guerrerenses, tiene su correlativo en la falta de interés de los gobernantes que han colocado como encargados de la gestión artística cultural del estado a gentes que por el simple hecho de ser amigos o parientes de los gobernadores o de sus allegados, son promovidos al frente de esta institución. Otros son impulsados por ser profesores, académicos o antropólogos o amigos de los amigos, pero la mayoría con una visión nostálgica del pasado, y por lo tanto, desligados por completo de la realidad y de los modernos procesos que exige la gestión cultural en estos días.
Este es el caso de los últimos encargados de los asuntos culturales del estado. En el periodo de René Juárez estuvo un sátrapa como Hubert de la Vega, quien hizo todo lo posible para evitar que el estado accediera a los programas federales de Conaculta. El mismo calificativo se merece la vetusta crotalista Sonia Amelio, quien usó el cargo para promocionar por el país su decadente espectáculo. A esta lista infame se le suman las dos encargadas del IGC en los seis años de gobierno de Zeferino Torreblanca: Laura Olivia Lópezvictoria y Nora Elisa Méndez González, ambas puestas por su cercanía con el gobernador pero alejadas de las comunidades artísticas y culturales del estado. Guerrero arrastra desde los tiempos de José Francisco Ruiz Massieu una visión retrógrada de la gestión artística y cultural. Una visión antropológica centrada en el ruralismo y la promoción del folclor y las tradiciones, y no en la formación de públicos con características urbanas y la especialización del quehacer artístico estatal; esta falta de especialización y profesionalización de la actividad artística y cultural  ha hecho que Guerrero sea el estado que menos creadores artísticos posee con respecto a sus pares de la misma región del Pacífico y el que menos producción tiene.
La encuesta de prácticas y hábitos culturales de Guerrero es un indicador de la gravedad en que la que se encuentra el desarrollo humano del estado con respecto al acceso, goce y disfrute de los servicios artísticos y culturales a que está obligado el estado para con la población. El nuevo gobierno del estado, tiene ante sí el reto de cambiar esta realidad y para hacerlo, no tiene seis años como los tuvo Zeferino y no cumplió porque priorizó el amiguismo y la mediocridad. Y por último, la encuesta de prácticas y hábitos culturales de Guerrero no la hizo pública el Instituto de Cultura de Guerrero porque demuestra que no hubo ningún avance en los seis años de gobierno de Zeferino.
LA CONTRA
Al todavía gobernador de Guerrero, Zeferino Torreblanca no le cae el veinte de que ya concluyó su periodo al frente de la administración pública estatal, y en lugar de procurar un traspaso de poderes mesurado y terso, insiste en la imprudencia de querer rayarle la libreta a su sucesor, el gobernador electo Ángel Aguirre Rivero. 
A menos de 30 días para que entregue el mando, de pronto Zeferino se acordó de que tenía muchas cosas qué hacer al frente de la administración pública estatal y que en seis años nunca hizo, como por ejemplo, depurar los cuerpos policiacos. Resulta que de pronto se acordó que tenía una obligación con la seguridad pública de los guerrerenses, y ahora, a menos de un mes para que concluya su periodo, mandó al Congreso local, una iniciativa para crear la llamada policía ministerial científica, con el claro fin de fastidiar el comienzo de la administración aguirrista… De igual manera ha lanzado una fuerte campaña de medios donde se está gastando una millonada para venderse como el paladín del progreso en el estado, cuando de todos es sabido que uno de sus mejores logros fue construir cuarteles de policía por todas partes, y rentar a costos carísimo equipo de cómputo a su amigo Bajos y muebles a Fernando Donoso.

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