DE IZQUIERDAS, CENTROS Y DERECHAS

Por Crescenciano Morales Moreno

Durante los últimos meses hemos escuchado reiteradamente el término “izquierda” y seguramente va a continuar hasta el 2012, año de la elección presidencial, porque forma parte del espectro político con que se identifican a las relaciones de los partidos y los efectos de gobiernos surgidos de ellos, con el pueblo.
Mucha gente desconoce el origen de esta posición y la idea más aceptada es que se trata de una estigmatización social porque va en contra del orden, intereses y grupos privilegiados que han prevalecido y dominado por mucho tiempo a costa de las necesidades populares.
Hace dos siglos 21 años, cuando el pueblo francés derribó la monarquía y se constituye en gobierno por medio de una Asamblea nacional predominaban dos grupos: Jacobinos y Girondinos. Los primeros eran ilustrados, no ricos, proclives a crear la República, se sentaban al lado izquierdo con relación a la tribuna.
Los otros, originarios de la provincia de Gironda, eran miembros de la rica burguesía que negociaba con granos y ganado, se consideraban los sustitutos de la nobleza y se sentaban en los estrados del lado derecho. La filosofía de los Jacobinos inspiró las revoluciones de independencia americanas en 1810, los Girondinos sólo quedaron como referencia.
Ya comentamos en este espacio que los términos del espectro político son convencionales, se les ha usado según ha convenido a individuos, grupos, partidos y gobiernos. En su trascendencia los encontramos vestidos de comunismo, capitalismo, nazismo, socialismo, fascismo, corporativismo, comunitarismo, totalitarismo, fundamentalismo, supuestamente como expresiones ideológicas, pero manipulados con tanto abuso que alguien manifestó que las ideologías habían muerto. Cuando la verdad es que están tan vigentes como la propia existencia humana.
En el estado de Guerrero, el pueblo constituido en coalición histórica ha depositado el gobierno de la entidad en un demócrata, Angel Aguirre Rivero, quien para darle identidad a su función ha dicho que lo hará dentro del concepto de una izquierda democrática, moderna y transformadora.
Es importante que los guerrerenses comprendamos lo que esto significa para qué, convencidos, participemos en la transformación de nuestro estado no como gobernados espectadores, sino como actores dinámicos; no hay tarea, ni trinchera pequeña. El gobierno de izquierda es aquel que trabaja codo con codo de las y los ciudadanos.
Hace tiempo que el ahora gobernador ha venido recapitulando las necesidades de los guerrerenses, lo postuló en la campaña electoral, primordialmente el sustento jurídico para desmontar las estructuras arcáicas y obsoletas, una nueva Constitución local, para construir desde ella un nuevo pacto social. Una nueva Carta que propicie la igualdad por medio de los derechos colectivos, frente a los intereses netamente individuales, privados, para desechar la parálisis socioeconómica que es producto de la visión tradicional y estratégica de la derecha.
Nuestro estado ya no es una isla a pesar de la marginación en que lo ha mantenido la Federación, no obstante los vergonzosos niveles educativos y económicos su población está entre las mejores informadas y conocen de los programas sociales que el gobernador Aguirre Rivero contempla llevar a rango constitucional en Guerrero.
Fortalecer el estado laico para que cada individuo use la libertad de creer en lo que quiera, vigorizar un sindicalismo moderno y efectivo, promover el ecologismo, propiciar el pacifismo, respetar y atender los movimientos feminista, los derechos lésbicos, trans y bisexuales, todo esto como esencias de los derechos humanos.
La propuesta económica del gobernador Aguirre Rivero, que debe adquirir también rango constitucional, tiene importante dimensión izquierdista, pues tiende a impulsar el estado de bienestar donde el gobierno garantice a todos, acceso a la salud, educación, fuentes de empleo, retiro y jubilaciones, entre otros, con los mecanismos adecuados para que se cumpla su aplicación como fruto de una democracia participativa y directa.
No puede ser aceptable que haya mujer u hombre guerrerense eludiendo la oportunidad histórica de participar en la transformación de la entidad, incluso a quienes después de las elecciones de enero pasado se les pretende orientar, con visión derechista, hacia una supuesta indispensabilidad para la gobernabilidad, haciéndoles creer que son perdedores y no víctimas de una conjura cuyos únicos beneficiados hubieran sido los dueños tradicionales de los intereses netamente individuales, privados.
Con Angel Aguirre se está recuperando la credibilidad en las instituciones, para consolidarlo tenemos que participar todos sin apercibir la ubicación individual o de grupo en el espectro político, Guerrero y su gente, el futuro, son los que importan.

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