Rastros de la costa grande, cochineros. Sagarpa, evade responsabilidad

Por Jorge Luis Falcón Arévalo/ Grado Cero Press.

Costa Grande.- Las cabeceras municipales que integran la llamada costa grande suriana, cuentan con rastros de ínfima funcionabilidad, tanto en la forma de la matanza, como el tratamiento en su destazamiento dado al animal sacrificado. Las medidas de higiene no son las adecuadas, lo que puede ocasionar severos daños estomacales y en algunos la muerte.

Los señalamientos dados por la Subsecretaría de Regulación, Control y Fomento Sanitario de la Secretaría de Salud estatal (SS), confirmó que la Delegación estatal de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), cuyo titular lo es Jorge Camacho Peñaloza, evade su responsabilidad.
Precisa la dependencia que “en el problema de la carne de res contaminada con Clembuterol, -animales alimentados con clembuterol, aumentaban la masa muscular y disminuían el tejido graso. Debido a estudios contradictorios respecto a sus efectos a largo plazo y su posible relación con problemas cardíacos, el clembuterol ha sido prohibido para uso humano y restringido a un uso en animales en varios países- la sagarpa es la responsable de verificar estas acciones.
Además señaló que “porque es de su competencia verificar que los animales no sean engordados con esa sustancia antes de ser sacrificados, lo que impediría que a los mercados y centrales de abasto llegue carne contaminada y se venda para el consumo humano, lo que ocurre en casi todos los centros de abasto de la Costa Grande”.
La farmacobióloga, Gema García Ríos, detalló el uso y los efectos del clembuterol: Su propiedad de ganar peso, hace que su empleo sea ilegal en la ganadería. Es decir es anabolizante que hace engordar en forma artificial el ganado. Los residuos de Clembuterol pueden afectar las funciones de pulmones y corazón en seres humanos, que ingieren carne o hígado de animales, a los que les ha sido administrado clembuterol.
Esto debido a que la ingesta de carne contaminada puede fácilmente exceder las dosis médicas habituales para seres humanos, que rondan los 40 o 60 microgramos al día, y que nunca deben exceder de 150 microgramos.

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