APUNTES DE UN VIEJO LÉPERO

La pollada está caliente

Jeremías Marquines

Durante cinco años Andrés Manuel López Obrador ha recorrido el país promoviendo un movimiento de regeneración nacional. Lo ha hecho todos los días como ha sido siempre su costumbre. Comenzó primero como un movimiento de indignación por el desaseo electoral del 2006 que le arrebató la presidencia del país, luego creó una presidencia legítima que no cuajó y, finalmente, lo reorientó para construir, desde temprano, una estructura electoral paralela al PRD, marcando su raya con las cúpulas, pero manteniendo la lealtad de los mismos militantes y simpatizantes de ese partido, del Partido del Trabajo y de lo que hasta hace unos días fue Convergencia, a los que mantiene ocupados y movilizados.
En términos generales, Obrador evitó que su apoyo partidista se dispersara, por eso ahora sigue siendo el aspirante mejor posicionado en las encuestas entre militantes y simpatizantes del PRD con el 75%, mientras Marcelo Ebrard sólo alcanza el 18%, según la última medición hecha por diario Reforma.
No hay ninguna duda que si la encuesta para elegir candidato presidencial sólo fuera entre simpatizante y militantes de los tres partidos, Obrador sería el próximo candidato de las cursimente llamadas “izquierdas”. Sin embargo, la medición estadística no se hará sólo entre las fuerzas partidistas; la medición será abierta y en ese campo AMLO corre el riesgo de perder, pues sólo un punto porcentual lo separa de Marcelo Ebrard que tiene 35% de aceptación en la población abierta con margen de crecimiento, mientras Obrador mantiene un 36% y parece que ha llegado a su pico más alto.
Sin embargo, pese a todo, y de acuerdo a esta encuesta, de nada serviría si Obrador o Ebrard fueran candidatos, de todos modos el 58% de la población general quiere que el PRI regrese a Los Pinos y esto se debe, principalmente, a la falta de unidad, a una “izquierda” obsoleta que no termina de definirse si es dura o negociadora y, por lo tanto, no representa una opción convincente para el electorado del país.
A la pregunta de: ¿si hoy fueran las elecciones por qué partido votaría?, los encuestados le dan 33% al PRI, 22% al PAN y 12% al PRD; 3% al PT, y 1% a Convergencia. En total, según esto, las “izquierdas” tendrían sólo 18% de la elección presidencial. En términos prácticos, sólo juntando los votos del PAN y de las “izquierdas” podría evitarse que el PRI volviera, pero esto se ve como un abismo infranqueable.
En consecuencia, lo que hoy debería preocupar más a los grupos de “izquierda”, no es si Obrador o Ebrard serán candidatos y desgastarse en una lucha fratricida, sino buscar la forma de construir un gran acuerdo nacional para evitar que la maquinaria de corrupción del PRI vuelva a controlar al país. Lo cierto es que ni en las “izquierdas” ni en la derecha se ve que quieran salvar al país. Obrador está obcecado en ser candidato, lo entiende como destino manifiesto. Cree equivocadamente que sólo él y su grupo son los salvadores de la patria y así se comportan. Es cierto que ha trabajado mucho por volver a ser candidato, pero también es cierto que ha cometido errores como el de la soberbia y la ilusión de autosuficiencia. No obstante, es posible que se salga con la suya y sea candidato, pero dudo mucho que llegue a ser presidente. El país necesita de verdaderos salvadores que construyan grandes acuerdos donde lo que ganen sean los ciudadanos y no las viejas y nuevas mafias partidistas y políticas.
A otra cosa. En Guerrero el gallinero está caliente. Muchos gallitos se están anotando para los distintos cargos de elección popular que se disputarán el próximo año. A diferencia del escenario que se percibe para la elección presidencial, para la coalición de partidos PRD, PT y ex Convergencia, en Guerrero casi todo es gana, gana; por eso la desesperación de muchos cuadros militantes por quedar finalistas.
Este escenario triunfalista va a generar más adelante varios problemas y encontronazos que podrían concluir en rupturas y diferencias serias entre el actual gobernador Ángel Aguirre y el PRD, partido al que recién se afilió. El próximo año, por estas fechas, los que hoy están en el gobierno de Aguirre ya no estarán o estarán confrontados.
El problema consiste en que los priístas recién llegados al PRD ya se sienten con derecho de disputar las candidaturas a los viejos cuadros partidistas. Este derecho, según argumentan, se los da el hecho de ser amigos y compadres del gobernador y pretenden cobrar la factura del apoyo que le dieron en la pasada contienda electoral.
Entre estos anotados sin derecho a candidatura, de acuerdo a los estatutos del PRD que exige como mínimo un año de militancia y servicios al partido, a no ser que los inviten como externos, se encuentra el pariente del secretario de Finanzas del estado y del secretario general de Gobierno, Jorge Salgado Parra. Un insolente diputado local que se siente con derechos absolutos para disputar la alcaldía de Chilpancingo bajo las siglas del PRD. Le sigue Ricardo Moreno Arcos, actual contralor de la Secretaría de Educación de Guerrero con pretensiones de una diputación federal.
Para la alcaldía de Iguala se anota también la secretaria de Educación Silvia Romero Suárez, y para la senaduría, por el lado de los príistas renegados, se mencionan los nombres del junior del gobernador, Ángel Aguirre Herrera, y del secretario de Agricultura Sofio Ramírez. Incluso, algunos aventados consideran también que el maromero secretario de Gobierno, Humberto Salgado, quiera también pero para ser realistas su relación simbiótica con el gobernador se lo impide.
Todos estos aspirantes consideran erróneamente que por pertenecer a la cuadra del gobernador tienen ventaja pero no es así. Primero, desconocen que en el PRD “ser del gobernador” es ser repudiado, los ataques son más duros y además, algunos tienen el estigma de ser funcionarios que ni siquiera han dado resultados reales en sus cargos públicos. Y por último, son muchos los priístas que aspiran a ser candidatos del los tres partidos en cargos de alto nivel, y la verdad, no alcanza para todos porque por el lado del PRD, del PT y ex Convergencia hay una larga lista que desde hace años espera su oportunidad.
Para la senaduría, la lista del PRD la encabeza el diputado local Celestino Cesáreo Guzmán como delfín de uno de los grupos políticos más fuertes del PRD local; le sigue Armando Río Piter, que de diputado federal busca saltar a una senaduría apoyado por el grupo de Marcelo Ebrard y los chuchos; sin embargo, su estrategia es curvilínea: amaga con anotarse como aspirante a la alcaldía de Acapulco para forzar una negociación. También y sin ninguna posibilidad, se anota el chuchista huérfano Sebastián de la Rosa, a quien el diputado local Evodio Velásquez y Ríos Piter lo dejaron en la calle, pues le arrebataron el control de su corriente política en Guerrero. Sebastián sabe que no cuenta con la fuerza suficiente para disputar ese cargo pero va a insistir con el fin de lograr una diputación federal pluri porque uni no la ganaría nunca, pero para hacerlo necesita aliarse con otros grupos más fuertes.
Se cree que en la próxima elección los dos espacios de las senadurías las gane el PRD como actualmente ocurre. Para eso se prevé que el partido se quede con uno de los espacio y el otro lo ceda al gobernador para que lo asigne al que quiera. Por eso es que muchos dicen que el bateador emergente será su hijo para ir a la par con Rubén Figueroa que también hará senador a su junior. Por el PRD, la disputa de ese espacio se dará a nivel cupular y de fuerza y negociación de corrientes. En este escenario sólo dos pueden competir, Celestino Cesáreo y Ríos Piter.
Para la alcaldía de Acapulco no todo está para Luis Walton Aburto. El cambio de siglas que acaba de hacer su partido no le favorece pues la gente ya se había acostumbrado a la naranjada. Pero más allá de ese simple hecho, lo que pasa con Walton es que arrastra una horrible racha perdedora. A nivel de competencia no basta con decir que puede ser el candidato de los tres partidos, aun no hay nada. Para que eso ocurra necesitará construir sus alianzas y evitar la soberbia que tantos problemas políticos le genera. Dice El Chapulín Colorado que del plato a la boca se cae la sopa.
Este novelón apenas comienza. En el PRI por otra parte, también ya hay acelerados. Para la alcaldía de Acapulco se anotan varios: pero de los que tienen más oportunidad y más apoyo popular destaca el diputado federal Fermín Alvarado Arroyo, un legislador que ha trabajado y gestionado muchas obras para los acapulqueños y probablemente eso se note a nivel de encuestas. Le sigue, un tal Alejandro Carabias, otro diputado federal que ha crecido bajo el sombrero de Manuel Añorve, actual y triste alcalde porteño. A diferencia de Alvarado Arroyo que es priísta de cepa, Carabias es un fugado del Partido Verde que quiere pasar por priísta según le conviene. Se suma también el que fuera alcalde por unos meses José Luis Ávila, y no se descarta al contralor municipal Armando Terrazas, un cuadro discreto y capaz que bien podría equilibrar la disputa.
Para la senaduría se perfilan Claudia Ruiz Salinas, la hija del ex gobernador José Francisco Ruiz Massieu, Manuel Añorve Baños y el hijo de Rubén Figueroa, Rubén Figueroa Smutny. Para el 2012 en Guerrero la caballada está gordita.
LA CONTRA.
Lo seguiremos repitiendo, el problema del nuevo gobierno de Guerrero es su opacidad en el manejo de los dineros público. A cuatro meses de gobierno, por ninguna parte hay informes de cuánto se está gastando el gobernador Ángel Aguirre en publicidad, los convenios con los medios de comunicación siguen ocultos. Nadie sabe la cantidad exacta de lo que se invierte en los nuevos programas sociales, nadie sabe a qué empresas le está comprando el gobierno, la Secretaría de Finanzas sigue reteniendo el dinero a las secretarías, las cuentas de los nuevos programas siguen vacías y a la gente se le sigue haciendo pendeja. Pero mientras todas estas fallas persisten, hay algunos secretarios y directores que tienen manga ancha para contratar y pagar servicios por 22 millones como lo acaba de hacer la insolente secretaria de Turismo, Graciela Báez a una empresa que presentó un proyecto de promoción turística patito… ¿Qué pasa don Ángel Aguirre? No que le quiere copiar los programas al jefe de Gobierno del DF, Marcelo Ebrard, pues debería comenzar por copiarle los mecanismos de transparencia y rendición de cuentas.… El Fondo de Apoyo a los periodistas del Estado de Guerrero, es una invención que ha traído más problemas que beneficios a los “periodistas” del estado que se pelean por el control de esa cosa. Esta fue una ocurrencia del ex gobernador José Francisco Ruiz Massieu que más que ayudar a los periodistas ocasionó que las empresas que controlan los diarios y los noticiarios de radio y televisión de Guerrero abandonaran la responsabilidad de velar por su bienestar, su preparación y su equipamiento. Según la página del gobierno del estado, los beneficiarios de este Fondo tienen derecho a gastos médicos por $5,000.00; gastos funerarios por $5,000.00; préstamos para la adquisición de equipo y material de trabajo por $10,000.00; apoyos para gastos de maternidad por $6,000.00; seguro de vida hasta por $330,000.00. Todos estos son beneficios que los reporteros deberían recibir de las empresas para las que trabajan y no de los dineros públicos que sirven para el combate a la pobreza. El periodismo es un trabajo profesional y exige ser remunerado como tal. Lo que el gobierno de Ángel Aguirre debería hacer es exigir a esas empresas que reciben dinero y convenios del gobierno para que se hagan responsable de sus trabajadores: esta debiera ser una condición para que puedan acceder a los convenios de publicidad gubernamental. La ley que dio origen al fondo debe reformarse porque de entrada es excluyente y se ha pervertido, pues sólo algunos grupos lo monopolizan. Pero lo más sensato es desaparecer ese fondo. No es responsabilidad del gobierno solapar la irresponsabilidad de los dueños de los medios de comunicación local, ni ser pilmama de supuesto periodistas que son incapaces de exigir a sus empresas el cumplimiento de sus obligaciones. Si así fuera, entonces hay que crear el fondo de apoyo a meseros, cantineros, taxistas, y demás trabajadores que también están en la desprotección de sus patrones y no tienen seguro de vida ni prestaciones. No se vale, es inmoral que quienes tienen un salario profesional más el chayo que exigen a los funcionarios, todavía se chinguen los dineros públicos con el pretexto ruin de pasar como periodistas.....
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