MEMORÁNDUM

Por Gerardo Ruano Cástulo

*** PRD y PRI empatados y con muchas debilidades.

Los últimos resultados de las encuestas señalan que PRD y PRI están prácticamente empatados dentro de la aceptación de la ciudadanía de Guerrero. Eso habla de un escenario político en el que se esperan unas elecciones muy cerradas y competidas en el 2012. Dichos números envían una señal de atención para las dirigencias de ambos partidos, porque evidentemente, podría sacar mejores dividendos quien establezca la estrategia adecuada, comenzado por la designación de sus candidatos, en donde ambos partidos han comenzado a mostrar demasiadas debilidades.  
Así es. Tanto PRD como PRI están por encima de los 30 puntos de aceptación. Es evidente, que el PRD se mantiene en un nivel aceptable a raíz del triunfo electoral del Gobernador Ángel Aguirre Rivero, quien sigue aportando para la causa de su partido, encabezando un gobierno sensible y de puertas abiertas. En tanto, la popularidad del PRI se puede medir desde diferentes aspectos: A) No podemos olvidar que el partido tricolor gobierna en la mayoría de los municipios, incluidos los más grandes e importantes. B) Que no todos los aguirristas se han ido al PRD, porque están en espera de un proceso de reconciliación en el PRI, ya que algunos de ellos tienen la esperanza de ser nominados como candidatos en el próximo proceso electoral; y C) Es innegable que una gran mayoría de guerrerenses confía en que Enrique Peña Nieto será candidato a la presidencia de la república por ese partido y creen que tiene demasiadas posibilidades de llegar a los pinos.
Como quiera que sea, ambos partidos lucen prácticamente empatados. Eso es mucha ganancia para el PRD. Su posicionamiento tiene un antes y un después de la llegada de Ángel Aguirre. El ahora gobernador recibió a un PRD en la lona, con escasos 18 puntos de aceptación, cortesía del Zeferinato. Hoy los mantiene por encima de los 30 puntos. Y los pretendería  incrementar, por eso envió un mensaje muy claro durante su afiliación, en el sentido de conservar la alianza con el Movimiento ciudadano, antes convergencia, y con el Partido del Trabajo.    
Sin embargo, el PRD envía señales opuestas y que reflejan demasiada debilidad. En Acapulco parecen estar dispuestos a poner piedras en el camino Luis Walton Aburto, cuando en la lógica simple, encabezando la alianza podría tener más de medio cuerpo en la alcaldía porteña. En el caso de Chilpancingo, lanzaron la sentencia de que irán con candidato propio, cuando es evidente que sus prospectos necesitan de más tiempo para estar en su mejor momento. Su principal gallo, o sea Alejandro Mendoza Pastrana, actual subdirector de recursos humanos de la secretaría de salud, luce como un excelente aspirante, siempre y cuando lo sepan cuidar y proyectar. Llevarlo al Congreso local como diputado por la vía plurinominal podría ser una opción para sembrarlo en la capital con miras al 2015. Por ahora el PRD necesitaría enfocar sus baterías en un candidato externo o de los llamados aguirristas.
Pero en el PRI también hace aire. Tan solo la inclusión del diputado federal Mario Moreno Arcos, en aquella lista filtrada, en donde lo ubican como posible candidato del PRI a la alcaldía de Chilpancingo, es un síntoma inequívoco de que en ese partido saben que pueden entregar la capital del estado. Y es que, su caballada está demasiada anémica para enfrentar a un posible candidato aguirrista si va por el PRD. En tanto en Acapulco, el que Manuel Añorve esté por dejar otra vez la alcaldía porteña no es una buena señal para su partido. Las veces que ha dejado la alcaldía han sido para perder elecciones.
Y qué decir de algunos nombres que desde ambos partidos se manejan como aspirantes al senado de la república. Rubén Figueroa Smutny es el colmo del cinismo. Celestino Cesareo Guzmán, imberbe diputado que se sacó la lotería. Sebastián de la Rosa Peláez, el que busca mantenerse en la ubre del presupuesto. Claudia Ruiz Massieu, más que el derecho de sangre, el antivalor del oportunismo y la imposición en su máximo esplendor.
Muchas debilidades demuestran ambos partidos políticos. Las condiciones, al estar empatados en posicionamiento, parecen favorables para que políticos que cuenten con el respaldo real de la gente salten a la escena política. La diferencia podría estar, en las elecciones de 2012, en la virtud que tengan los partidos para hacer caso al clamor ciudadano. El PRI no escuchó a la ciudadanía en las elecciones recientes y perdió el 30 de enero. Esa es la cuestión.
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