OPINIÓN

Por Manuel Tello Zapata

SE ACTUARÁ SIN NINGÚN DISTINGO
El de Ángel Aguirre Rivero es un gobierno que está dispuesto a aplicar la ley, para castigar a quienes de maneras deshonesta, desviaron recursos en el sexenio anterior. Ni el propio Ex gobernador Zeferino Torreblanca Galindo ni el Auditor General del Estado en funciones, Arturo Latabán, están a salvo de ser llamados a cuenta, si se confirma en las auditorías que cometieron delitos contra el erario público.
La declaración es firme y fue hecha ayer por el Contralor General del Estado, Julio César Hernández Serna, durante un encuentro con la sociedad civil representada por conocido grupo capitalino, donde el funcionario fue invitado especial.
El prestigiado académico, autor de veinte libros y que ha ganado premios nacionales por sus trabajos de investigación, es uno de los funcionarios más calificados de la administración aguirrista.
En coordinación con la Secretaría de la Función Pública, la Contraloría General del Estado se encuentra concluyendo las auditorías a diversas dependencias como Salud, Educación, Seguridad Pública, DIF, Desarrollo Social, Desarrollo Rural, Colegio de Bachilleres, diversas paraestatales, etc., y muy pronto habrá resultados concretos.
En dos o tres semanas a lo mucho, diversos ex funcionarios serán llamados a cuenta y no pocos de ellos podrían pagar con cárcel los malos manejos en que incurrieron, durante su paso por las diversas dependencias.
Por el momento, Julio César Hernández Serna se abstuvo de pronunciar nombres de estos; porque indicó que todos tienen el derecho de defenderse y ser escuchados. En el caso del Auditor General del Estado, indicó que no tiene ninguna denuncia concreta en su contra, pero las auditorías practicadas a la Secretaría de Educación, donde Arturo Latabán ocupó la Contraloría, podrían arrojar irregularidades que lo afecten. En ese caso sería requerido por la CGE, pero por el momento no se le ha descubierto ninguna anomalía.
LOS PRIMEROS SEIS MESES
A pocos días de que se cumplan los primeros seis meses del gobierno que encabeza el licenciado Ángel Aguirre Rivero, comienzan a realizarse las evaluaciones sobre lo que se ha hecho y lo que falta por hacer. Como en todas las cosas, en este primer semestre de gobierno estatal se puede ver el vaso medio lleno, o medio vacío, según la perspectiva de cada quien.
Para muchos de los que perdieron la elección, el vaso obviamente, lo ven totalmente vacío y advierten un escenario de crisis desalentador como tratando de decir: “si hubiéramos ganado nosotros, las cosas serían diferentes” ¡Si Chucha!
Lo cierto es que el vaso está medio lleno. El Gobierno estatal lo compone un gabinete abigarrado, pero existe un timonel con mucha experiencia y colmillo retorcido, que sabe llevar el rumbo del barco con mano firme y auténtico liderazgo.
El Gobierno de Aguirre Rivero heredó un clima de inseguridad pública como jamás se había visto en México, no inventó en estos primeros seis meses, dicha violencia se sale de todas las expectativas estatales y es un cáncer nacional. Todos sabemos que el responsable de combatir a la delincuencia organizada es el gobierno federal, que hasta ahora no ha podido terminar con este fenómeno.
Sin embargo, pese a esta severa crisis de inseguridad, en Guerrero la mayor parte de los ciudadanos continúa desarrollando su vida normal y no se ha suspendido el tránsito en todo el territorio guerrerense. La violencia está focalizada en un sector de la población y tomando las debidas precauciones por parte de la ciudadanía, hasta el momento no se han suspendido las garantías individuales.
En el puerto de Acapulco se está dando un movimiento de Maestros que ayer marcharon en un número de tres a cinco mil, a quienes se les sumaron diversas organizaciones disrruptivas. Este fenómeno que tiene como pretexto la inseguridad pública, ha producido nuevos líderes en el magisterio que están rebasando a los grillos de la CETEG y hasta a los del sindicato oficial.
Por otra parte, el gobierno estatal ha logrado la captación de importantes recursos y obras de trascendencai como la nueva escénica de Acapulco, y su metrobús, que ya son una realidad. Ángel Aguirre está cumpliendo la mayoría de sus promesas de campaña y si bien, existen muchos problemas de toda la vida, que no se pueden resolver en seis meses, las cosas tampoco están para llorar.
El pueblo mantiene su confianza en los buenos oficios de su Gobernador, al que eligieron en forma aplastante por sobre el candidato del PRI; es por eso que no se deja “apanicar” ni se desconcierta por los llamados de los agoreros del desastre. Ya tenemos seis años y seis meses viviendo en un clima de severa inseguridad, donde la delincuencia organizada actúa como Pedro por su casa; aunque hay que reconocer que el problema no ha crecido con el cambio de gobierno. Se mantiene en los niveles que dejó el Contador Zeferino Torreblanca Galindo.
Cada quien ve las cosas según el cristal del cual se mira. Los dirigentes priístas sufren su derrota y por eso se desgarran las vestiduras acusando al Gobernador de la inseguridad; ¡Casi casi le echan la responsabilidad de los cientos de muertos, como si los gobiernos emanados de ese partido no sufrieran los embates de la inseguridad en otros estados del país!
Los guerrerenses no se equivocaron al designar gobernador y eso se verá en los próximos cuatro años, cuando ya se le pueda juzgar al mandatario estatal, una vez que pase el tiempo razonable para poder evaluar con la cabeza fría, lo bueno y lo malo de su gobierno. Punto.
manueltello2002@yahoo.com 

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